domingo, 31 de mayo de 2009

...Y yo me lo como

Receta para un cocktail explosivo y un trozo de tarta.


Se coge una semana y se la parte en dos.
Con el primer trozo hacemos una mezcla de varias reuniones inconexas entre la Administración y alguna oficina privada. Nótese que en todas ellas los lugares son distintos y las personas también y, aún así, los elementos quedan conjugados en una perfectísima imbricación.

Una vez comprobado que todos estos elementos tan discordantes en origen forman una masa uniforme de sinvergüenzas, prosigamos con el arte culinario.

En las horas libres vaya y venga como un zascandil y asómbrese de que las obras iniciadas cinco meses atrás no acaban de asentarse. No se encuentra la lógica de ello, pero asúmalo y prosiga con los ingredientes anteriormente citados, ya que la masa de sinvergüenzas sigue tomando cuerpo con levadura propia. Vea que el horno parece apagado y cómo ellos se autoalimentan y engordan y engordan en progresión geométrica. Es increíble.

Vuelva a reunirse con una empresa cántabra para intentar darle otra forma al pastel que anda cuajando a su antojo. Pruebe una cucharada y note que el regustillo le recuerda un mucho a la masa anterior, aunque no se conocen. Sospeche que sí se conocen o que fueron criados con la misma leche.

Importante: no pierda de vista de qué manera su propia mala leche va en aumento, pero apártela.


Con la segunda parte de la semana, prepare una copa bien larga con hielo y ascuas a partes iguales. Añada un chorrito de limpieza y cambio de armarios, agujetas, mal estómago y pensamienos reiterativos hacia la primera parte de la semana.
Entre medias, reciba varias llamadas simplonas y conteste como si fueran de vital importancia. En este punto no olvide seguir guardando la mala leche que parece querer desbordarse dentro de sí. Intente olvidar la masa de sinvergüenzas que ha quedado en suspense hasta el lunes. Lo que no pueda olvidar, échelo a la cubitera de hielo a ver si cuela. Es probable que no cuele, así que proceda a verterlo en la cocktelera de modo que la mezcla de ingredientes disimule su mal sabor.

Agítese con fuerza ciclópea todo-todo-todo, de lado, boca arriba, boca abajo y después échese la siesta para paliar la jaqueca que le producen los vapores de la receta. Tenga paciencia y deje actuar al tiempo.

Amigos, este cocktail me lo quedo para mí solita. Comprenderéis que no deba invitar a nadie.

viernes, 29 de mayo de 2009

Compartir una alondra

Hace pocos días hablé de las "Cuatro últimas canciones" de Richard Strauss, copiando en castellano alguno de los bellísimos poemas de Hermann Hesse que ponían letra a las Lieder.
Pero no me quedaba conforme al no incluir el vídeo de esta tercera entrega, titulada "Al acostarse". Lo escucho una y otra vez y me dejo seducir por la voz de la soprano, que calla en el minuto 1´54 para que hable el violín, como una alondra en vuelo sereno.

Deseo que disfrutéis de ella.

lunes, 25 de mayo de 2009

La consulta en un libro


He leído que Unamuno arrastró en su corazón, durante toda la vida, un hecho ocurrido durante su primera juventud. Volvía de comulgar un día y se le ocurrió abrir la Biblia al azar, para ver qué mensaje le aguardaba en esas páginas sabias. Su dedo había señalado :"Id por el mundo a predicar el Evangelio".
La señal era clara para él, que entendió que debería hacerse sacerdote. Como no le convencía la idea volvió a consultar en otra página, también fruto del azar, y para su consternación posó sus ojos en un versículo de San Juan: "Ya os lo he dicho y no habéis atendido. ¿Por qué queréis oirlo otra vez?"
Don Miguel se lamenta: "durante mucho tiempo la sentencia repercutió en mi interior y el recuerdo de esas palabras me ha seguido para siempre".
De hecho sus pensamientos mas profundos sobre el ser humano y la moral llevan ese tinte de cristiano místico desencantado con la Iglesia y con el comportamiento de la sociedad y solía ejercer de director espiritual con algunos de sus amigos descarriados de toda creencia religiosa.
Pues bien, hago esta pequeña introducción para contar algo de lo que he sido testigo hace pocos días. Una amiga me contaba por enésima vez sus dudas ante una elección difícil que debería hacer en breve y yo me sentía incapaz de guiarla (no seré yo quien teja destinos ajenos).
Le propuse algo que a veces hago cuando soy un mar de dudas: abrir cualquier libro que tenga a mano, al modo unamuniano, e interpretar lo que me dice el párrafo señalado. Así lo hizo y por dos veces el dedo apuntaba papel en blanco.
Consultó dos veces mas, intranquila y molesta por el hermetismo de aquella consulta baldía y el corazón se me salía del pecho cuando me leyó "que no era momento para pensar en nada, porque la muerte andaba rondando". La segunda frase se refería a un cojo.
Ambas nos callamos, sin querer nombrar siquiera lo que estallaba en nuestra cabeza, y es que su novio tiene un tumor en el hígado y hace meses se rompió una cadera.
Y que no me digan que son cosas del azar, que no, que no.

sábado, 23 de mayo de 2009

La lluvia y los sentidos


Anoche cayó un aguacero considerable sobre Madrid.
Inmediatamente subieron de la tierra olores nuevos, limpios; barridos el polvo y la paja de las calles, cedieron su sitio a quien lo reclamaba a golpe de gorgoritos.
En esas ocasiones hay que dejar actuar a la naturaleza, ella que convence con sus razones e invade cuanto sale a su paso. Al tiempo que se refrescaban las calles pensaba yo en un imposible: que ojalá la cabeza del ser humano tuviera un resorte para abrir y cerrar a su antojo. Yo me hubiera subido a la terraza a airear mis tribulaciones y limpiarlas con el efecto purificador del chaparrón. No pudo ser.
Esta mañana he ído a la floristería de siempre, a charlar con la señora que me llama "la chica de los tulipanes" mientras elegimos juntas la flor del día.
Tiene la manía de responder a mis preguntas con el nombre científico de la flor, así que nunca me entero de lo que me llevo a casa. Hoy me he traído alegremente este bonito ramo de la foto, formado al azar por mis propias manos. Se me resisten sus nombres hasta en castellano. Creo que la madre naturaleza, una vez mas, me dá lecciones magistrales y quiere que disfrute de ella con los sentidos, y no con conceptos demasiado humanos.

viernes, 22 de mayo de 2009

Cuatro últimas canciones (tercera parte)


En la tercera de las Vier letzte Lieder, Richard Strauss vuelve a recurrir a un poema de Hermann Hesse. La voz de la soprano (preferiblemente la de Elisabeth Swcharzkof) se arropa sensible y poderosamente por la orquesta, destacando algún sólo de violín que hace las delicias del mas exquisito oído.

He aquí el poema, titulado "Al irse a dormir"

Puesto que el día me ha fatigado,
mi ardiente deseo debe
acoger amistosamente la noche estrellada
como un niño agotado lo haría.

Manos, cesad toda acción.
Mente, olvida todo pensamiento.
Todos mis sentidos
quieren ahora sumirse en el sueño.

Y el alma, sin custodia,
quiere remontarse con libres alas
para, en el círculo mágico de la noche,
vivir profundamente y de mil maneras.

Algo en esta letra habla de mí. Su música le pone alas al alma.

lunes, 18 de mayo de 2009

Paisaje de un lago


Los tres dias por tierras de Sanabria han dejado sus huellas, como el haber tocado las aguas que en el año 1959 arrasaron un pueblo y 144 vidas, de madrugada.
No voy a contar detalles infinitos, pero sí tengo ganas de escribir lo que se me ocurrió mirando esos preciosos campos de retama, brezos y castaños. Lo dejo tal cual creció en mi mente, sin retocar ni un punto ni una coma.
La tarde estaba preñada de brezo
y tus ojos no tenían fondo.
Mano a mano desgranábamos palabras, verbos, idiomas.
Tu asignatura y mi asignatura.
Tu ventaja y mis miedos.
Me hablabas de un mundo de tierra firme
mientras mi corazón daba brincos.
Traspasaste mis fronteras,
sin ejércitos ni aduanas,
sin besos, sólo con miel en la voz.
Me sentí mas tuya que mía.
Pero fuiste fuego
cuando yo era aire
y tus diecisiete años y mis quince,
al final, no se avinieron.

viernes, 15 de mayo de 2009

Por San Isidro


Salgo por tres días fuera de Madrid y quiero dejar esta casa abierta y bien perfumada.
Qué mejor que estas rosas contra el cielo para deciros que hasta pronto, si Dios quiere.
Son mis rosas, si es que las flores pertenecen a alguien.

miércoles, 13 de mayo de 2009

La letra entre los números


Hace unos dias estuve en una reunión laboral disfrazada de comida informal. Gente de mi trabajo mezclada con otros despachos interrelacionados, es decir, personas conocidas codeándose con extraños, presentaciones, saludos cordiales y besos, miradas huidizas, apretones de manos forzados, algún diente afilado y la lengua, esa poderosa dama sonrosada, presta a hablar continuamente de.....¡ la crisis !

A la media hora ya estaba yo hartita -o jartita del tó- de escuchar diferentes versiones del momento económico, de lo que afecta a la oficinas o a la vivienda libre, del porcentaje -maldita palabra masculina- de pérdidas, en euros y en pesetas, de lo que opinan las Consultoras y el sector extranjero. La Banca, el euribor y la madre que lo parió.

A media reunión- ya digo que disfrazada de comida informal- el azar o los dioses me pusieron frente a Miguel, un abogado de una importante Consultora, al que ya conocía desde un par de años atrás. Como siempre va acompañado de otro Miguel, economista y mas dicharachero, el abogado suele pasar desapercibido; pero esta vez no. Algo en su mirada me hizo pensar que la crisis le estaba ahogando la garganta (no el vino que teníamos en las manos) y le pregunté algo sobre sus gustos personales. Así comenzamos una inesperada charla ajena al tema común del resto; así nos intercambiamos recomendaciones literarias. Me habló de una biografía de John Lennon que lee mientras va en tren cada mañana al trabajo. Le hablé de otra biografía, la de Nietzsche, que me parece grandiosa. Descubrimos que nos gusta la Física Cuántica aunque no entendamos ni jota porque ambos somos de letras. Y lo que tienen en común los caminos de la Astronomía y la Filosofía.

Olvidamos, por unos minutos, que alrededor se fraguaban varios conatos de derrocar al sistema económico mundial.
No me cabe duda de que Miguel se marchó muy agradecido de haberme contado estas pequeñas cosas. Y yo le agradezco mucho haberlas oído.

Nos rescatamos mutuamente.

lunes, 11 de mayo de 2009

Cuatro últimas canciones (segunda parte)



Segundo poema de Hermann Hesse para la segunda canción de Richard Strauss.


Septiembre

El jardín se entristece,
fría cae sobre las flores la lluvia.
El verano asiste
silenciosamente a la llegada de su fin.

Una tras otra van cayendo
las doradas hojas de la alta acacia.
El verano sonríe, entre sorprendido y fatigado,
en el moribundo sueño del jardín.

Largo tiempo permanece él todavía
junto a las rosas,
quieto, anhelando el reposo;
lentamente va cerrando
sus ojos fatigados.

sábado, 9 de mayo de 2009

Cuatro últimas canciones (primera parte)


Comenté en mi anterior entrada sobre el concierto de Richard Strauss, que el compositor había musicado tres poemas de Hermann Hesse y uno de Eichendorff complementando así sus Vier letzte Lieder. La voz de la soprano hace los honores, pero a falta de ella, quiero ir dejando aquí los versos escritos.


Primavera (primer Canto)

En el interior de oscuras grutas
soñé por largo tiempo
con tus árboles y tus cielos azules,
con tu fragancia y el canto de tus pájaros.

Ahora apareces desplegada con espléndido ornato,
inundada de luz
como un milagro ante mí.

Tu me conoces,
me abrazas tiernamente.
Percibo a través del temblor de todos mis miembros
tu sagrada presencia.

jueves, 7 de mayo de 2009

Jóvenes orquestas, lindas sorpresas


El domingo pasado asistí a un concierto dentro del ciclo de Jóvenes Orquestas, organizado por el Auditorio Nacional de Música.
La sorpresa fué mayúscula ante el poderío, la pasión y la grandilocuencia con que la Joven Orquesta Nacional de Cataluña interpretó a Richard Strauss y Mahler. Casi adolescentes de entre 18 y 25 años (algunos tenían cara de no pasar de los 15) manejando sus instrumentos con la maestría de muchos veteranos. Lo que de verdad me gusta de estos músicos jóvenes es la gracia con la que abordan la partitura, las miradas y sonrisas cómplices entre sus miembros, el pataleo tenue con que aplauden al solista, siguiendo indicaciones del director. Y, tras dos horas de agitada vehemencia, reciben los aplausos y se abrazan y felicitan unos a otros, radiantes por el trabajo bien hecho.
Después de presenciar un espectáculo humano y artístico de este percal, una tiene la sensación de que la vida es bella, sin remedio.
El dia 13 vuelvo a escuchar a otra joven orquesta. Seguro que tampoco salgo defraudada.
P.S.: las Cuatro últimas canciones de R. Strauss llevan exquisitos textos de Herman Hesse y Eichendorff . El próximo día pondré algunos, porque, como ya he dicho antes, la vida resulta maravillosa con estas bellezas.

viernes, 1 de mayo de 2009

Cancioncilla de mayo


Se ha despertado mayo
a manos llenas,
deshoja y cuenta las lunas
con azucenas.

Con luces tiñe la noche
y en su cinto,
repican las campanillas
y los jacintos.

Al aire presta sabores,
besa las frentes.
Con tibio rumor de arrullo
bajan las fuentes.

Con mayo voy de la mano,
gozo el camino.
Prometo acercarte el cielo
si vas conmigo.