domingo, 28 de diciembre de 2008

La vela que arderá en Nochevieja




Un centro navideño creado con objetos de lugares diferentes:
Holanda, Segovia, Madrid, México.
Navidad en todas partes.

martes, 23 de diciembre de 2008

Yo quiero ser una niña de San Ildefonso


Si, yo quiero ser una niña de San Ildefonso.
He visto sus caritas graves y concentradas, sus afanes por realizar un trabajo bien hecho, sin mácula; por mostrar delante de la pantalla lo aprendido en varios dias de ensayo.
He visto sus sonrisas nerviosas cuando fallaban, sus gargantas secas, y por último, la explosión de alegría al cantar un premio, el tercero, el segundo, el primero, qué mas dá. Esas facciones sin maquillaje y esos dedos inocentes tienen un algo que admiro y deseo.
Qué fastidio dá llegar tarde a muchas cosas. Cuando yo era pequeña, los niños de San Ildefonso eran eso, niños, con pantalón y flequillo cortado a la taza. No había muchachitas al lado del bombo, así que ese coto vedado a mi imaginación no daba pié a envidia alguna. Seguramente si me me hubieran preguntado por esas fechas si quería ir a cantar el Gordo hubiera respondido un NO rotundo, porque mi timidez y vergüenza me impidieron muchas cosas por aquel entonces. Qué pava era, para qué engañarnos.
Y ahora, que soy menos tímida y que ya admiten niñas con falda y coletas, resulta que me lo impide la edad, total, una minucia de nada. Si quieren voy sin pintar, me pongo trenzas y horquillas, y pongo la voz cambiante de pre-adolescente.
Sólo quiero ponerme al lado del bombo, no importa que sea el de los números o el de los premios. Por rebajar mis pretensiones, me conformo con ser una de las manitas que dan a la manivela por detrás, una de esas niñas a las que nadie presta mayor atención y, con mirada atenta, observa otra mano que coge bola a bola del cuenco de cristal, con ritmo alegre y semblante sereno.
Sólo quiero sacar dientes (como decía la Pantoja a su Julián) cuando se anuncie xxxx miiil euuurooooos. Ese momento de felicidad es supremo y sublime, y extraño, pues con unas simples palabras estás dando felicidad a los mayores, a esos que van a cobrar su premio y llevan soñando semanas con quitarse hipotecas o comprarse otro coche.
Los niños que cantan el dia 22 poco entienden de esas cuitas, ni bendita falta que les hace. Millones de euros que caen en Soria o en Villlaverde, bah, qué me importaría a mí si he cantado una tabla entera y con suerte, no me he equivocado.
Yo quiero ser una niña de San Ildefonso. Por favor.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Un rapto de melancolía


Sucede que en el mes de diciembre a Madrid le gusta cubrirse con nieblas blancas. Sucede que la niebla me seduce con su manto desde que tengo uso de razón, de lo que se deduce que somos amantes antiguas, y que de este amor nadie sabe. Quizás porque es una pasión femenina y mis pasiones nunca se decantaron por esos derroteros, quizás porque el asombro de este amor lésbico me sella la boca.

Sea como fuere, sucede que la niebla me arrastra con su melancolía y me vuelve los recuerdos contra reembolso.
Una simple imagen en televisión me ha raptado las mientes a otra época. Tardes de vacaciones de Navidad, a las 4, tumbada en un sofá de la casa materna, la que aún sigo llamando "mi casa". Mis padres dormitando en sus sillones mientras yo veía en la tele un cuento de Navidad, una historia de Dickens, tristes historias de nieve y buenas intenciones. Sin saber que era feliz, porque sucede que mientras lo eres, no lo sabes, ni nadie te avisa. Y era feliz porque ellos estaban allí, a mi lado, todavía fuertes en su papel de protectores. O yo creía que lo eran, aunque en su fuero interno se sintieran tan desvalidos ante la vida como todo hijo de vecino.
Escenas que no volverán ni en sueños, pues los sueños a veces se contaminan de otras realidades.
Basta un poco de niebla y dos imágenes de Navidad para que la vida y yo tengamos mas que palabras.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Comercios sorprendentes ( II )


Otro escaparate de la C/ Mayor de Madrid.
Encantador ¿verdad?

jueves, 11 de diciembre de 2008

Comercios sorprendentes ( I )


Me alegro de llevar encima mi cámara de fotos. Esta noche he encontrado este comercio en pleno centro de Madrid; obsérvese el anuncio de su escaparate luminoso: Fajas Ruíz. Bañadores Lencería Prótesis.
¿Qué oscura relación habrá encontrado el dueño en estas tres mercancías?
Los cauces del reclamo son inexcrutables...

jueves, 4 de diciembre de 2008

Pura Salceda


Anoche asistí a la presentación del nuevo poemario de Pura Salceda que lleva por título M@res online.
Lo prologa Luis Alberto de Cuenca y allí nos ofreció en palabras el porqué de su adhesión al don de la palabra de Pura. Creo que todos los allí presentes, público y ponentes, entendimos en cofradía que lo que mas admiramos de Pura es su estética del y para el amor. Un amor que no empalaga, maduro en desconsuelos y cercanías. Como muestra dejo aquí sus versos:


Llévate mis uñas,
mis fauces,
mis dientes.
Llévate la furia de los días,
la silueta de mis soledades.
Te cedo todo mi pasado,
todos los besos que fueron sólo míos,
todas las rutinas que tu nunca viste.
Renuncio a mirar atrás.
No existe ya
un solo pensamiento que me aparte de tu boca.
Lejos quedan
las manos atrapando imposibles olas,
las horas inciertas habitando esperas.
Es tiempo ya
de saborear nuestra patria perdida,
y de jugar
con todas las cartas y el amor sobre la mesa.


Pura tiene, además, un blog repleto de su obra y sus entrañas. http://sintagmainblue.blogspot.com/

lunes, 1 de diciembre de 2008

El peso de las cosas (segunda parte)



Si el último dia concluí , por las palabras de Don Andrés Ibáñez, que no me merecía la pena ponerme a régimen, esta noche seré fiel a su columna íntegra y dejaré escritas sus otras meditaciones, ya que mis propias meditaciones no dejaron hueco para ello.
Ya se sabe que cada cual arrima el ascua a su fuego, y a mí cualquier cosita me convence de que es bueno meterme entre pecho y espalda un bocadillo de esto y un postre de lo otro.
Pero vayamos al señor Ibáñez, que si no quién sabe de lo que acabaría yo hablándoles a ustedes.


" Amor y abrigo. Sucede lo mismo con los libros. Nos agradan los libros pesados, que adivinamos llenos de zumos, savias, sustancias y materias y nos desagradan profundamente, incluso con un estertor de asco, esos volúmenes que parecen construídos de plumón o de polvo, y que al levantarlos en la mano parecen, literalmente, vacíos. Las cosas pesadas tienen amor, las cosas pesadas alimentan.
¿Qué es el peso, qué es la gravedad más que un deseo de descender, de ser humilde, de bajar hasta el suelo, de inclinarse? La superficie del planeta es una gigantesca esfera de cosas que pesan y se quedan pegadas a sus contornos, rocas, glaciares, elefantes, los muebles de mi casa, la lámpara de mi mesa. La fuerza de la gravedad es el deseo de las cosas de encontrarse unas a otras. Todas las cosas de la Tierra desean caer y caer y seguir cayendo hasta alcanzar el centro de la Tierra para unirse todas entre sí. Fuerza de la gravedad, llamada del centro, fuerza que irradia desde el corazón. Las cosas que pesan tienen corazón y buscan por eso el corazón del centro del mundo ".


Yo no sé ustedes, pero tengo la sensación de que este hombre ha escrito su columna del ABC sólo-sólo-sólo para mis ojos. Andrés, querido, he captado tu mensaje.