miércoles, 29 de diciembre de 2010

Para ir acabando el año


No se trata de hacer propósitos de Año Nuevo, que no, que nunca me he visto inclinada a tales pretensiones. Son frases que me hubiera gustado escribir a mí y que otros, mas inteligentes que una servidora, lanzaron al vuelo de la posteridad. Verbigracia:
Periandro: "Evita, por encima de cualquier circunstancia, la tristeza: que tu alegría no sea fruto de las circunstancias favorables, sino fruto de ti mismo".
G.Ungaretti: "La meta es partir"
Pascal: " Esforzarse en pensar bien: he aquí el principio de la moral"
Balzac: "El pudor es una virtud relativa, según se tengan veinte, treinta o cuarenta y cinco años".
Orson Wells: "Muchas personas están demasiado educadas para hablar con la boca llena, pero no les preocupa hacerlo con la cabeza hueca" (Éste me encanta).
D.W. Jerrold: "La religión está en el corazón, no en las rodillas".
Publilio Sirio: "No acuses al mar de tu segundo naufragio".
Proverbio inglés: "Demasiado al Este es Oeste"
Por hoy ya basta, me dirán ustedes. Y yo, obediente, pongo punto en boca y me voy a la cama.

martes, 21 de diciembre de 2010

Raphael


Se equivoca quien piense que no está para muchos trotes o que es un descarado atreviéndose con todo.
Se equivoca quien tilda de afeminado su ir y venir ligero por el escenario.
Se equivoca quien lo cree pasto de sesentonas ávidas de aquella juventud perdida.

Sus recientes conciertos en el Teatro Compac de Madrid, a razón de dos horas y media/dieciocho días seguidos sin descanso son quizás la punta del iceberg de una naturaleza a prueba de bomba. Y, mas que eso, por encima de todo, son la consigna de lo que un ARTISTA debe ser. Porque en las cosas del Arte, no deberiámos conformarnos con medianías ni bagatelas.

El domingo abandoné mi encierro domiciliario y cambié estos virus míos por las canciones de Raphael.
Comenzó con una aviso a capella de que "puedo decirlo mas alto pero no mas claro" hasta que la orquesta se le unió en un crescendo maravilloso. Continuó con varios éxitos pasados, lo que él -y todos- consideramos "las joyas de la corona" como "Mi gran noche". Tangos-boleros-rancheras-de su nuevo disco intercalados con unas cuantas perlitas mas, que con frecuencia y con mucha gracia nos recordaba: "yo vuelvo a lo mío" y se arrancaba, con ese chorro de voz, cantando "En carne viva".

Y vuelta al derroche de orquesta y potencia: Hablemos del Amor y Digan lo que Digan y, como estamos en Navidad, el remate de un villancico a pleno pulmón.

El público estallaba jubiloso entre canción y canción, nadie quedaba templado y, si bien las maduritas le gritaban GUAPOOOOO con mucho de añoranza del pasado, había allí no pocos jóvenes varones tan pletóricos y exaltados como las jovencitas que marcaban con palmas las indicaciones del artista. Porque hay que ver el encanto con que él nos agradecía cada aplauso, cada estribillo robado a su voz. Raphael te lanza una sonrisa y ya es dueño del escenario y lo recorre a pasitos, callado, dejando sonar el violín y la trompeta. O suelta unas estrofas a ritmo de rap como si hubiera nacido para ello.

Luego abre los brazos y sabes que tu lo eres todo para él igual que tu estás entregado en cuerpo y alma a su quehacer. Raphael hace lo que quiere sobre las tablas porque las pisa firme y seguro y al final resulta que todo está bien hecho.
Yo era muy pequeña cuando mi madre ponía la radio y en la casa entera la voz de Raphael reinaba por derecho.
Por derecho y por revés, el de Linares es un Artista.
A mi me encanta - se me nota ¿no?-.



miércoles, 15 de diciembre de 2010

La fiebre y un poema


Como hoy tengo fiebre, paso la mañana de la cama al sofá, del ordenador a la tele, del teléfono a una revista.
No tengo ganas de leer algo serio (¿y qué es serio, me pregunto, puesto que lo he escrito con tanta seguridad?) No tengo intención de adivinarlo por ahora.
Ha muerto Enrique Morente y su familia va a denunciar al hospital por negligencia; Genoveva Casanova cuenta sus impresiones de Estocolmo tras asistir a la entrega del Premio Nobel de su casi suegro, Vargas Llosa; en Telecinco el programa Hombres y Mujeres sigue tan burdo como lo recordaba hace un año-o dos-; Cayetana de Alba pisa con amor y con su amor esas tierras que para mí fueron un maná: Jordania y Siria. Sólo falta Israel.

Por suerte entro a dejar mi tarjeta de visita en unos cuantos blogs que sí son serios y alegres e instructivos. En uno de ellos leo un poema de Carlos Edmundo de Ory.
Tiene algo que ver con mi entrada La Excelencia.
Gracias, Antonio González, por dejarlo escrito en tu página Certe Patet.

NUNCA

Nunca me creo culpable
Nunca siento vergüenza
Nunca busco protección
Nunca llevo corbata
Nunca bajo los ojos
Nunca cierro la puerta
Nunca tengo reloj
Nunca negocio vida
Nunca trabajo mucho
Nunca amo torcido
Nunca sueño barato.

C.E. de Ory



sábado, 11 de diciembre de 2010

De música y palabras


Ayer, por tercera vez en este año, volé en busca de la Novena de Beethoven en el Auditorio Nacional de Madrid.

De las tres representaciones he sacado distinta percepción lo que me resulta sorprendente en una persona poco instruída musicalmente como soy yo. La Orquesta de la Universidad Autónoma de Madrid sonó ayer inconexa en ciertos puntos del primer y segundo movimiento; para el adagio molto e cantabile ya había decidido no ser tiquismiquis y pasar por alto sus despistes de entrada. Y en el finale presto, todo mi oído y atención se centró en los cinco coros reunidos para el Himno de la Alegría. Es tan conmovedora la Novena que siempre arranca ovación y aplausos, lleve quien lleve la batuta.

Me quedo sin dudarlo con la Novena bajo la dirección absoluta de Ramón Torrelledó, de la que ya hablé en mi entrada del 5 de junio pasado.

Como no sólo de música vive el hombre (aunque Nietzsche pensara casi lo contrario), leo en estos días "La impaciencia del corazón" de Stefan Zweig y mezclo mis momentos de melancolía con su introducción:

"Hay dos clases de piedad. Una, débil y sentimental, que en realidad sólo es impaciencia del corazón para liberarse lo antes posible de la penosa emoción ante una desgracia ajena, es una compasión que no es exactamente compasión, sino una defensa instintiva del alma frente al dolor ajeno. Y la otra, la única que cuenta, es la compasión desprovista de lo sentimental, pero creativa, que sabe lo que quiere y está dispuesta a aguantar con paciencia y resignación hasta sus últimas fuerzas e incluso mas allá".

Y, de Schiller, un párrafo de su Oda a la Alegría, gloriosamente musicada por Beethoven:

"¡ Volad alegres como los astros
a través del inmenso espacio celestial !
¡ Seguid, hermanos, vuestra órbita,
alegres como un héroe en pos de la victoria!"

jueves, 2 de diciembre de 2010

La excelencia


Hoy quiero escribir sobre algo que me ronda la cabeza muy a menudo; algo que intento recordar siempre que la pereza, no otra cosa, me lleva por mal camino. Y desearía que se me entendiera como un deseo de conducta de vida al márgen de lo que nos rodea, de los demás, incluso de esta crisis espantosa que ha vuelto nuestras vidas patas arriba.
Hablo de la excelencia en nuestras acciones, tanto cuando atañen al terreno laboral, como familiar, sentimental...aquéllo que es humano al fin y al cabo.
Todo se revuelve en mí cada vez que escucho a alguien lamentarse: para lo que me pagan, no pienso esforzarme lo mas mínimo. Para lo que me reconocen en casa mi dedicación, conmigo que no cuenten...Etc, etc.

Y todo se revuelve en mí y contra mí cuando caigo en la falta que reprocho a otros. Mea culpa eterna.
Si, me rebelo contra esa desidia de ánimo y de corazón, esa protesta infructuosa, esa insatisfacción muy común entre gente de poca iniciativa y empuje. Si no estás conforme, vete de allí, protesta, reclama derechos, pero mientras tanto, cumple con tu deber; cumple con tu gente, actúa con excelencia dando lo mejor de tí.
¿A qué esas medias tintas y tanta queja?

Hay que hacer lo que se deba y hacerlo lo mejor posible.
Otros ya lo han dicho con sabias palabras:

"Si un hombre está llamado a barrer las calles, debería barrerlas igual que pintaba Miguel Angel, componía Beethoven o escribía Shakespeare. Debería limpiar las calles tan perfectamente que los moradores del cielo y de la tierra se detuvieran para decir: aquí vivió un barrendero que hizo bien su trabajo."
M.Luther King

domingo, 28 de noviembre de 2010

Abu Nuwás


"El agua, los jardines, y el vino y un rostro bello".

A estos versos del poeta árabe Abu Nuwás (745-815) yo le añadiría, -permítaseme la licencia-:

El agua, los jardines
y el vino y un rostro bello.
Los ojos que dan luz al día,
y la palabra certera.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La mano


Esta mano cargada de años y experiencia es la mano que adoro, la que he amado siempre sin saberlo.
Ella acariciaba mi cabeza bajo su vientre cuando aún no conocía mi sexo ni mis facciones y yo crecía, reclamando mas espacio a codazos en la noche.
Esta mano repasaba mi mejilla mientras bebía de su pecho rebosante; probablemente yo la mirara y ella me mirara, y bastaran cuatro ojos femeninos y un ombligo que seguiría uniéndonos sin fecha.
Ella marcó el terreno en mis primeros pasos, ella amansó las caídas que hirieron mi primer orgullo.
Es la mano que todo lo dirige, la que gobierna el mundo sin violencia; la que da calor, consuelo, fuerza y empujones, la omnipotente y humilde maestra.
Una mano en la que nadie piensa cuando parece ausente.
Una mano invisible y presente, calmada, firme y confidente, tumba de secretos y flaquezas. Mano que aplaude en cada fiesta, que ahorra dramas, y se esconde cuando intuye que molesta.
Esta mano encierra mi vida en cada década, a ella me aferro mientras la tengo.
Mas aún cuando no la tenga.

viernes, 19 de noviembre de 2010

De copas con un Maestro


Ayer los dioses fueron generosos conmigo y me regalaron una de las mejores tardes que podía imaginar.
En el Auditorio de Madrid, un concierto francés cien por cien, con obras de G. Fauré, Saint-Saëns y Bizet.
Para mí una revelación el Pelleas y Melisande de Fauré, a la que sitúo desde ahora entre mis bien amadas composiciones.
De Saint-Saëns, el Concierto para violoncello y orquesta, con arreglos para viola, exquisito, de la mano del ucraniano Maxim Rysanov. Este hombre toca la viola con una pasión serena, si es que ello es posible, que deja enfebrecida al alma mas cauta.
La segunda parte estuvo toda dedicada a Bizet, del que destaco sus suites de L´Arlesienne.
Carmen, de siempre, me ha gustado un poco menos.
Al acabar el concierto pasamos a saludar al director (en la fotografía) pues una de mis amigas lo conocía personalmente, además de un par de violinistas.
Después, hicimos volar la noche con ellos por el centro de Madrid, tomando vino blanco y ostras en el Mercado de San Miguel. Hoy volvían a París, mon amour...
Viva la música y viva la vida.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Frivolidades femeninas


Hoy, mientras los cielos de Madrid nos regalaban un bonito chaparrón y viento fresco, acudía yo a la llamada de la coquetería femenina, es decir, a hacerme una limpieza de cutis a un centro de estética.
Durante el proceso en sí todo íba bien, la conversación amena y frívola, propia de los asuntos de belleza y las novedades del mercado cosmético: depilaciones, productos estrella, mesoterapia, cavitación y un sinfín de sacacuartos, con los que tanto pecamos las mujeres en nuestra vanidad.

Al terminar he acudido con mi cara radiante a la sección de pagos y ¡ay, amiga! ahí ha comenzado un imprevisto ataque a mi fachada en pleno. Para mi que me han visto cara de gili o, como era mi primera visita al centro, han querido asegurarse una clienta integral; sin misericordia he sido informada de que mis cejas no son las correctas y están pasadas de moda por llevarlas al natural, con lo cual mi mirada pierde encanto y se me echan los años encima mas rápido de lo deseable. También mi cutis necesita un tratamiento urgente con ácido glicólico y no sé qué mas, porque está apagado y tristón; me han dicho que tampoco me vendría mal un pequeño retoque de perfilador labial permanente que defina esta boca que va perdiendo nitidez...

Yo a todo respondía con evasivas o con un claro "eso no me gusta", mientras interiormente me íba acordando de toda su parentela viva y difunta, aunque sin duda serían unos santos.

Así he salido de nuevo a la lluvia de Madrid y el viento ha refrescado un poco mi mala leche; pese a ello he llegado a casa con el ánimo contrariado: ¡resulta que estoy hecha un asco!

Según me quitaba las botas salpicadas de barro, me ha llamado L por teléfono, y me dado una sesión-repaso de sus múltiples dolencias, quejas, angustias y similares perlitas durante - no exagero - 15 minutos largos, durante los cuales yo no he abierto la boca (la que necesita un retoque pero YA, recuerden).
Por eso al colgar he procedido a tomarme una aspirina, como diría mi sobrinito "por ver si me se pasa".

lunes, 15 de noviembre de 2010

O si


Me pregunto a dónde van a parar las horas que desperdicio en esta apatía indolente, cuando me siento a tontear con el ordenador y camino, infiel, entre una página y otra. Me pregunto por qué no abro esas otras páginas de papel, que aguardan tan pacientes mis manos.
Desde que acabé la trilogía vago de una portada a un índice, de un prólogo a una contraportada, pero nada me llama, o será que yo no tengo ganas de escuchar. Parece que estoy sorda y ciega, como un caracol replegado en su casa los días de lluvia y silencio.
¿Nadie me pedirá cuentas de ésto?
Tendré que consultarlo. No quiero sorpresas. O si.

El sábado estuve hasta las tantas en una reunión de amigos y es curioso que tuvieran que sonar las 12 para que los corazones se abrieran en un gran abanico de sinceridad. Alguien habló de un amor que no es amor, barajamos nombres y circunstancias como cómplices en la noche. Lástima que no tocáramos la poesía, aunque sí la música. Me gusta cuando desaparecen simulacros e imposturas. Podrían haber sonado The Platters en la radio... Yes, I´m the great pretender.

Sólo me falta lanzar lejos los posos de un no sé qué de desconcierto y aceptar la perplejidad que me causo, siempre, ahora. Ojalá nunca. Aceptar que de cuando en cuando es otra la que me habita y quien me habita soy yo.

Tendré que consultarlo. Ya sé que no me agradan ciertas sorpresas. O si.


viernes, 12 de noviembre de 2010

Un exorcista para una boda


Lo que para unos supone un drama, para otros es comedia. No hay mas vueltas que darle y así lo viví hace pocas noches durante un programa radiofónico.
Un muchacho llamó a altas horas de la madrugada a uno de estos programas de consulta, donde a su vez, otros radioyentes le aconsejan o exponen casos parecidos. Con voz de congoja contaba que se casaba el domingo siguiente (era miércoles, si mal no recuerdo) y resulta que cada vez que pasaba delante de la iglesia, le entraban "unos vómitos terribles" (palabras textuales).
-Pero ¿tu quieres a tu novia?
- Si, si llevo con ella un porrón de años. Es la iglesia lo que no puedo soportar. Es que me pongo malito, unos sudores, un malestar...
- ¿Se lo has contado a ella?
- Si, y me dice que por qué no se lo he dicho antes, con lo que nos han costado todos los preparativos.
- Y ¿tienes que pasar con frecuencia delante de esa iglesia?
- ¡Claro, porque es la de mi barrio! ¿Qué va a ser de mí el domingo cuando entre por esa puerta? Ay, Dios mío.
A estas alturas de la conversación yo no aguantaba las carcajadas, imaginando a ese pobre chico llegando al altar del sacrificio, echando espumarajos verdes por la boca y la cabeza retorcida y desgarrada por una voz espeluznante: Ajjjjjjjjjjjjjj...que no me caso...ajjjjjjjj.
Han pasado los días y yo me pregunto qué habrá sido de aquella boda, donde se presagiaba la aparición inexcusable de un exorcista o, probablemente, la versión masculina de la película Novia a la fuga.

lunes, 8 de noviembre de 2010

A propósito de la era de la información


Si por un lado debemos felicitarnos por vivir estos tiempos de avances científicos y tecnológicos, donde la información entra en nuestras casas con sólo darle a un botón, también debemos lamentarnos por lo que todo ello arrastra consigo. Pocas veces somos conscientes de que esta metralla contínua nos deja a la deriva de nuestras propias convicciones, hasta tal punto de que uno ya no sabe si piensa en un sentido o en otro. O, simplemente, si no piensa en ello en absoluto.

Leamos El Mundo, ABC, El País, La Razón...cambiemos de La Sexta a Intereconomía, Telemadrid, La 1...En nuestras manos tenemos un crisol de noticias - gracias a Dios yo me alegro de esa posibilidad que el siglo XXI me permite -. Ahora bien, lo que desearía es poseer la información, no la opinión de todo bicho viviente con derecho a plasmar su pensamiento por tener en su mano el título de periodista ( a veces, ni eso). Porque resulta que, quiera o no, por mis ojos y mis oídos penetran opiniones ajenas incluso antes de haber dispuesto de un tiempo mínimo de reflexión, y así me encuentro con una contaminación infiltrada gota a gota imposible de blanquear a posteriori.

Podría mostrar cualquier ejemplo de los miles que se me ocurren, pero voy a poner uno que me ha sorprendido esta mañana, a raíz de la visita del Papa. Parece ser que, durante la misa de consagración de la Sagrada Familia, un grupo de monjas salió, trapo en mano, a limpiar el aceite derramado sobre el altar del ritual. Se dice que es el único momento en que se observa presencia femenina durante toda la celebración y, aquí viene el rasgarse las vestiduras, ya es delito que asomen con el fin de limpiar la casita, lará lará larita.

Oigo protestas, contraprotestas, pasar de puntillas sobre el asunto o clamar a la Secretaría de Estado para la Igualdad. Y yo me pregunto : ¿Qué opino? ¿Me indigno o no me indigno? ¿Es grave o es una nimiedad?

Luego, mas tranquilita y en quieto diálogo conmigo misma, caigo en la cuenta de que, en realidad...¿tengo que opinar forzosamente?

Por favor, quiero un poco de tranquilidad.
Quiero que me informen, pero que no me contaminen.
Si es posible.


miércoles, 3 de noviembre de 2010

Dejad que los niños...



No hay ocasión en que los niños no nos den ejemplo de certeza y apego a la realidad. Sus cabecitas, prestas al contínuo e ingenuo ensueño, tienen mas percepción de la vida tal como es que las nuestras, maduras en estudios y experiencias.
Este verano supe que toda la Historia de las Religiones se podría resumir en un sencillo diálogo entre mis sobrinos. Intentaré transcribir lo mas fielmente posible sus palabras.
En escena un niño de 11 años, su hermana de 8 y el pequeño, de 6.


- Clara, vístete ya que es domingo y tenemos que ir a misa.
- Yo no quiero ir, no me creo nada de lo que dicen allí. Es todo un cuento, es mentira ¿no os dáis cuenta? YO NO CREO NADA.
- No digas eso, estás tonta de remate.
- Y tu ¿por qué te lo crees todo? ES UNA MENTIRA MUY GORDA.
- Pues yo lo creo porque mamá lo cree y con eso me basta.
El pequeño, mientras tanto, los miraba asombrado sin saber a qué carta quedarse. El amor a su madre y a sus hermanos se debatía en su corazón, incapaz de dar la razón a uno u otra.
Es decir, el tercero se acogía al "no sabe/no contesta".
Y yo, desayunando junto a ellos, guardaba silencio ante el pequeño mundo que se abría a mis ojos como reflejo del mundo que nos esperaba fuera.


lunes, 1 de noviembre de 2010

En cadena dos


Cuando las cosas vienen naturalmente encadenadas no debemos ponerles freno, algo querrán decirnos.
Lástima que mi última entrada y esta de hoy no la lean precisamente quienes deberían leerlas.
En mi agenda han aparecido dos citas seguidas hablando de las mismas aguas turbulentas; aquí las dejo.
"¡Qué felices son los pesimistas! ¡ Qué felicidad la suya cuando demuestran que no existe la felicidad!
Marie von Ebner-Eschenbach
"No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige"
Arthur Schopenhauer

jueves, 28 de octubre de 2010

Es eso, pero ¿sólo eso?



Esta tarde he estado en la presentación del libro "Vivir sin miedos", de Sergio Fernández.
Oí hablar al autor en la radio, hace apenas una semana, y me gustó su alegría y entusiasmo, así como la premisa de la que parte su obra: parece ser que las águilas, que pueden vivir 70-80 años, cuando llegan al ecuador de sus vidas, se retiran a un alto y comienzan a mudar el pico; con el pico nuevo se deshacen de las garras viejas y de las plumas pesadas que le estorban.
De esta manera emprenden una nueva existencia, renovadas y liberadas.
Así el autor se aplicó el cuento y encontró que se sentía mas vivo, mas dueño de sí mismo, si echaba a un pozo todos los miedos cotidianos, las lecciones aprendidas y heredadas del pasado y que nada tenían que ver con su verdadero proyecto de vida.
Al terminar la presentación he comprado un ejemplar y me he acercado al autor para que lo firmara, momento que he aprovechado para decirle que su planteamiento me parecía muy orteguiano, en el sentido de que aboga por la verdadera vocación personal del individuo. Me ha agradecido el apunte y me ha estampado la siguiente frase: "Querida M, por una vida con vocación y sin miedos".
Ya de vuelta he venido analizando con R el porqué de tantas editoriales dedicadas en cuerpo y alma a los mil temas de superación, crecimiento personal, no digamos liderazgos y demás - a mi modo de ver, patrañas -. El que vivamos nuestra vida sin miedos me parece esencial para caminar con paso firme, honestamente, y es posible que una vez leído el libro lo haga circular entre ciertas gentes que transitan por su existencia agobiados de angustias y dramas.
Ahora bien ¿a qué se debe que esta sociedad necesite devorar pseudo-filosofías y guías de vida?
La primera respuesta que me viene a la cabeza es "por insatisfacción".
Si, es eso, pero ¿sólo eso?

lunes, 25 de octubre de 2010

Parafraseando sin reparo


Hay almas que uno tiene ganas de asomarse a ellas, como a una ventana llena de sol. F. García Lorca
Demos gracias a Dios y a la Vida porque de vez en cuando se nos permite conocer personas poseedoras de tal don. Sin ellas el camino sería siempre llano, demasiado previsible, incluso angosto por su simpleza.
Qué hermoso es descubrir un alma luminosa y sabia, cálida, generosa, presta a compartir cuanto posee y dichosa por abrir sus puertas al conocimiento. Porque cuando uno se asoma a ese alma, también ella se asoma a tí y es un toma y daca infinito.
En ésto, estoy segura, quien lo probó, lo sabe.
Felíz noche a todos.

viernes, 22 de octubre de 2010

Finale spirituoso o Terpsícore descarriada


Ayer fuí de nuevo a la sala sinfónica del Auditorio de Madrid y de camino íba yo mas contenta que unas pascuas, o que unas castañuelas, por utilizar un símil musical ad hoc.

De primer plato, la Sinfonía 104 "Londres" de Haydn y, de segundo, una poderosa Novena Sinfonía de Beethoven, a cargo de la Orquesta Clásica Santa Cecilia. El director, Kynan Johns (todo un descubrimiento para mí).
Es la segunda vez en cuatro meses que busco la Novena de Beethoven, atraída por ella como un imán.
En esta segunda, para el coro - inmenso en número -, hubo una audición especial de sopranos, mezzos, bajos, tenores, de la que salieron seleccionados unos cien integrantes, y no exagero una pizca. Codo con codo cantaban casi apretados en sus asientos aunque no parecían incómodos con su situación. Quizás el orgullo de la prueba superada entre cientos de aspirantes les hacía sonreir y brincar en cada nota. Kynan Johns les dirigía cantando él también en alemán Freude trinken alle Wesen an den Brüsten der Natur...
La Oda a la Alegría parecía un estallido de fuegos artificiales sin mesura.

Pero no sé, ayer no me emocioné como recuerdo haberlo hecho en el concierto de junio, cuando la Novena era interpretada por la Orquesta Europeae y el Coro de la Maestranza de Sevilla. Ni tampoco la orquesta arrancó en mí la chispa mientras interpretaban a Haydn en la primera parte. A mi entender no falló el director, ni mi ánimo predispuesto a la gloria del concierto.
Quizás a la orquesta les faltó anoche pasión y confianza o la musa Terpsícore andaba despendolada de copas por las muchas tabernas de los alrededores.

lunes, 18 de octubre de 2010

Penélope cada noche


Anoche crucé comentarios con J.M Ridao sobre este oficio de escribir y leer blogs, oficio nuevo donde los haya, que no aporta beneficios pecuniarios y sí satisfacciones y también ojeras; porque somos unos cuantos los que nos dedicamos a ello por la noche, cuando todo lo demás duerme y nosotros nos sentimos dueños de nuestra vida, reyes magnánimos porque nos hemos apropiado del teclado; qué curioso reino éste tan diminuto, un portátil de 13,3 pulgadas.

Cada noche estiro las piernas sobre el sofá y nado entre palabras propias y ajenas, tejiéndolas y destejiéndolas cual Penélope del siglo XXI. Sé que hay miles de penélopes como yo, cada una en su propia patria, de día o de noche; también sé que miles de Ulises surcan océanos y tierras hostiles y que a veces ambos se encuentran finalmente bajo las estrellas.
No sé quién llega a los brazos de quién y poco me importa. A estas alturas se aceptan intercambios de papeles: si quiere tejer Ulises, que teja y que su amada corretee por esos mundos si la casa le produce asfixia. Que se transforme en Circe, Calipso o Nausicaa y que el canto de todas las sirenas sea su canto a los cuatro vientos.

Cada búsqueda se transforma también en ilíadas, con los pies alados de Aquiles o torpes como un cíclope enorme. Todos son Héctor, Príamo, Paris y Agamenón.
Yo me conformaría con abarcar en cada atacada un poco de ese parnaso femenino que tanto nos subyuga a las mujeres y según sea mi estado de ánimo volcar sobre el papel las benevolencias o travesuras que se me antojen. Omnipotente y omnipresente Penélope cada noche.

domingo, 17 de octubre de 2010

El porqué de las cosas


Cuando era pequeña todos teníamos un álbum de cromos titulado "El porqué de las cosas 1" y seguidamente "El porqué de las cosas 2". Si hubo un tercero, no lo recuerdo.

Hay que ver con qué ganas abríamos en el recreo nuestras hojas de números tachados, ésto lo tengo, éste no lo tengo, te cambio el 89 por el 14, Pilar regala cuatro del 15 porque los tiene repes. Pasábamos las páginas y olor a pegamento y restos de la merienda nos dejaba su mácula para siempre.

Ese álbum nos sacaba de cien dudas y nos adelantaba otras cien que ni habíamos siquiera imaginado que existieran; pero lo que no llevaba entre sus hojas multicolor era la complejidad de la vida misma, o mejor decir, del ser humano. Hoy en día yo le preguntaría:

1. ¿Por qué los mayores se vuelven niños?
2. ¿Por qué los niños quieren ser mayores?
3. ¿Por qué cuanto mas maduro eres mas te manejan desde fuera?
4. ¿Por qué decimos SÍ cuando queremos gritar NO?
5. ¿Por qué medio mundo pasa hambre y el otro medio toma pastillas para adelgazar?

¿Por qué no hacen "El porqué de las cosas 3" para adultos?


miércoles, 6 de octubre de 2010

Un trapo


Si hay algo mas abrumador que una noche en vela es una noche en vela enferma.
A la una del mediodía aún arrastro las consecuencias y mi cuerpo como un trapo, del baño a la cama y viceversa.
No quiero ni contar los fúnebres pensamientos que han machacado mi mente durante seis horas crueles, cuando la noche era mas oscura que la boca de un lobo. He llegado a dudar con horror de lo que firmé ayer, he odiado a mi hermana con el espanto de la sangre hirviendo, he recordado tristes episodios de mi vida como si ninguna felicidad me hubiera bendecido jamás. Con cada vomitona parecían asomar nuevos demonios solazándose en mis desdichas.
Qué cruel es el propio pensamiento cuando se enseñorea y ensaña en los confines de un cuerpo incapacitado para la lucha. Pero que se prepare cuando coja fuerzas: el que avisa no es traidor.

lunes, 27 de septiembre de 2010

La vida anterior al amor


Y ya que en la anterior entrada hablaba de mi entusiasmo por la trilogía de Naguib Mahfuz ¿qué mejor que dejar una muestra de su buen escribir?
" ¿Qué sentimientos, esperanzas, miedos o ruegos sentía entonces? La vida anterior al amor no la recordaba mas que de una forma abstracta; la ignoraba en tanto en cuanto conocía el valor del amor y la añoraba siempre que el dolor se hacía irresistible. Sin embargo, ella casi se había convertido en una leyenda, de tanto como su mente la sentía. Por eso, llegó a fechar su vida de acuerdo con el amor y decía: "eso fue antes del amor (A.A) y eso ocurrió después del amor (D.A.)"

miércoles, 22 de septiembre de 2010

En la lectura, quien manda, manda


Está visto que no siempre manda uno sobre sí mismo, o al menos no la parte de uno que pretendía tener potestad para ello.
Este verano leí el primer volúmen de la trilogía de Naguib Mahfuz, titulada "Entre dos palacios". Sus cuatrocientas y pico páginas me cautivaron, quizá por esa atracción que siento tan a menudo hacia esos libros en los que aparentemente no sucede mucho, cuyo argumento transcurre lento y sereno como cauce de arroyo llano. Acabé, como digo, cautivada de su lectura y no sé por qué me enfrasqué demasiado deprisa en otra lectura de cariz opuesto por completo. Una novela escrita por un japonés, plagada de costumbres propias del sol naciente.

No pude aguantar mas de diez páginas, consciente del choque interno que me producía cambiar de la cultura egipcia a la japonesa en un abrir y cerrar de ojos. La facilidad física con que uno cierra un libro y abre otro no se corresponde con el beneplácito y aquiescencia de nuestro corazón. Sentía desazón, malestar y...un profundo sentimiento de infidelidad.
Imposible luchar contra eso, me dije.
A los pocos días ya me había hecho con la segunda parte de la trilogía egipcia, de manera que ahora me hallo de nuevo felizmente cobijada entre las calles de El Cairo. Y qué bien se está.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Vampiros nacionalistas


Esta mañana he oído en la radio una noticia sorprendente:
un grupo de científicos estadounidenses ha detectado que los murciélagos poseen diferentes acentos en su lenguaje, según habiten unas regiones u otras de la naturaleza.
Una vez me he repuesto de la impresión, me preguntaba yo si no tienen otra cosa que investigar mas interesante o mas productiva para el bien de la Humanidad, como una vacuna definitiva contra el cáncer, por ejemplo.
Y ya puestos me ha dado por pensar otra cosa: si en vez de ser murciélagos norteamericanos, fueran españoles, tendríamos por doquier reivindicaciones tales como "QUEREMOS CUEVAS AUTONOMICAS", "ESTATUTO YA".
¡Ay, madre !

viernes, 17 de septiembre de 2010

Los viejos verdes


Yo creía que esa raza peculiar perteneciente a una generación reprimida ya era historia...
Ilusa descerebrada, qué poco conoces aún a la raza humana.
No sé qué ocurre a mi alrededor que ultimamente no hago mas que cruzarme - y lo que es peor, cruzar palabra - con viejos verdes a destajo. De la calaña mas rastrera, babosa, hedionda y chabacana.
Bastarán dos ejemplos para que se me entienda:
en el pueblo de la sierra donde paso parte del verano, hay un puesto de churros permanente, regentado por un padre y su hijo desde tiempos inmemoriales. Nunca había ído a comprar allí, pero en fin, hace una semana alguien me dijo que el dueño era oriundo de un pueblo cercano al de mi madre, y que le diera recuerdos del cura, D. Javier. Así que me planté delante de los churros y su cocinero y le hablé del asunto, contenta de ser mensajera entre paisanos.
No habían pasado treinta segundos y ya mis oídos vomitaban tras escuchar frases del tipo: las mujeres no quieren comer churros. ¿Ah, porque engordan? No, ricura, porque levantan el apetito sessual a ellas y sus maridos. Glups ( me decía a mí misma). Y el verderón continuaba: además, qué coño, la mujer tiene que tener tetas y culo, jajajaja. Buenas tetas y buen culo, jajajaja. Aunque mis churros no engordan ¿eh?
Así que lo dejé practicamente con la palabra en la boca y, por supuesto, ya me ha visto el pelo por sus pagos. Qué falta de educación y qué mal gusto; dado el percal del elemento mucho me extrañaría ver delante de su puesto ni una sola mujer, como no sea una primeriza incauta como yo.
Segundo ejemplo: en un pueblo de Burgos, hace un par de días. Escenario: tienda de capachos, miel y cacharros de barro. Detrás del mostrador un señor de unos 60 años, aparentemente educado pero demasiado parlanchín ( si os dáis cuenta, todo parlanchín acaba metiendo la patita en medio de su verborrea incontenida). En este caso soltó su baba apestosa cuando R y yo le hicimos un comentario sobre las botas de vino que descubrimos tras los serillos de paja. Si, si, son estupendas y duran toda la vida si se sabe cómo tratarlas...jejeje...porque una bota es como una mujer...jejeje...hay que cuidarla y usarla...jejjeje...usarla mucho. Ya me entienden.
Otro viejo verde que se quedó con la palabra en la boca. Lástima que ya le habíamos pagado.

lunes, 13 de septiembre de 2010

Editores, escritores....alegrías


Kafka solía decir que su deber diario era la alegría. Ese hombre torpe y callado al que recuerda su editor, Kurt Wolff en su primer encuentro, vulnerable, tierno "intimidado como un colegial examinándose de bachillerato", ese que creía tan poco en sí mismo y en sus posibilidades como escritor, se cubría cada mañana con una capa de felicidad para contrarrestar sus inseguridades.

Ahora Acantilado publica "Autores, libros, aventuras" del propio Kurt Wolff, un compendio de perlas, esmeraldas y demás piedras preciosas literarias de una época dorada de su editorial, creada cuando tan sólo contaba con veintiséis años.

En el artículo del ABC Cultural, firmado por Mercedes Monmany, me sorprendo leyendo (aunque quizás no debería) el reconcome de Kafka ante Wolff: "siempre le quedaré mas agradecido porque me devuelva mis manuscritos que por su publicación". Comprendo cuán poco conocemos de las personas que admiramos, aunque pretendamos haberlo leído todo sobre ellos, indagado sus vidas, familia y amores. Nada, o muy poco. ¿Cómo poseer el sentido íntimo y último de sus existencias si tan siquiera podemos describirnos a nosotros mismos, que habitamos este cuerpo desde que nos parió nuestra santa madre?

En realidad no me propongo divagar hacia donde no pretendía al comenzar esta entrada de hoy (cientos de veces mi mano sobre el teclado corre por caminos impensados en un principio). Lo que quiero airear como bandera al viento en esta mañana soleada, es la consigna que rigió la empresa de Kurt Wolff , según sus propias palabras:
"Uno edita o bien los libros que considera que la gente debería leer, o bien los libros que piensa que la gente quiere leer. Los editores de la segunda categoría, es decir, los editores que obedecen ciegamente el gusto del público, pertenecen a otro órden. Para esta actividad no se requiere ni entusiasmo ni buen gusto. Se proporciona la mercancía que se demanda."

Mi alegría de hoy es, pues, este hallazgo de Acantilado y no ha de ser una alegría kafkiana del deber autoimpuesto, sino todo todo un placer. Así sea.


martes, 10 de agosto de 2010

El microcosmos del verano


Creo que el verano es un microcosmos en el que se concentran todos los acontecimientos de la vida, solo que en poco tiempo y en alta densidad. Una especie de agujero negro del universo cuya elevadísima fuerza gravitatoria engulle sin piedad cuerpos y almas.
Desde que comenzó el verano no hago mas que despedir a los que salen de viaje y dar la bienvenida a quienes llegan de vacaciones. Es decir, tengo bien a mano la garganta en un nudo y los ojos inundados, sea por alegrías o por tristezas, y saludo y me despido en varios idiomas como si fuera una guía turística. Todo ello en mes y medio. Ya digo: alta densidad al borde del colapso. El Big Bang inmisericorde.
Acabo de despedir a mi familia holandesa, que comienza el curso a mediados de agosto, saltándose a la torera nuestras costumbres mediterráneas. Tengo el agujero negro en el estómago y las mareas lunares ahogando mis pupilas...
Me voy en busca de mi vaso de Nocilla, para secar mis lágrimas entre sus brazos rebosantes de leche, cacao, avellanas y azúuuucar.

domingo, 18 de julio de 2010

Eurípides



Habla si tienes palabras mas fuertes que el silencio, si no, guarda silencio.

Eurípides.

lunes, 12 de julio de 2010

La Roja, La Rioja


Aquí una servidora está desolada porque se ha acabado el Mundial y siente un vacío en un lugar indefinido de su ser.
Nunca he sido futbolera, salvo en la Eurocopa, los Mundiales y eventos similares. No soy del Madrid, en todo caso del Atlético, y ni tan siquiera conozco a los jugadores del equipo.
Pero ando envuelta en el halo esférico que arrastra estos días al globo terráqueo y bebo los vientos por los pies de Villa, Puyol e Iniesta, las manos de Casillas y el pecho hundido de Xabi Alonso con la patada del borrico holandés.
Hoy estoy saturada de imágenes, es cierto, pero mañana echaré de menos a los once y sus sustitutos, así como el rostro adusto de del Bosque.
Ando, pues, beoda de éxito y coraje, tanto que en los carteles por doquier confundo "Todos con La Roja," por "Todos con La Rioja".
Es cierto, no hago un chiste fácil.

jueves, 8 de julio de 2010

Meditaciones en una terraza


A solas una tiene tiempo de hablar consigo misma, encontrarse o reencontrarse, porque suele ocurrir que las interferencias del mundanal ruído nos distraen y alejan de nuestra raíz mas propia. Y no se precisa una reclusión monacal para tal menester.

Hoy me he sentado en la terraza de un bar, en la plaza de este pueblo serrano donde estoy pasando la semana. Un refresco con aceitunas y un libro sobre la mesa eran mis únicos compañeros. Sobre las mesas ondeaba un aroma a nardos y jazmines que parecía querer atraparnos en otra época, en otra latitud muy lejana a estas tierras; quizás sólo yo lo precibía, no puedo saberlo, el caso es que las seis-siete personas que ocupábamos el lugar no parecíamos tener prisa por levar anclas y regresar a nuestros puertos.

En mi cabeza y en mi corazón (sin saber a ciencia cierta en cuál de ellos justamente) se sucedían acontecimientos de mi vida. Una frase, una llamada telefónica, los emails que recibo del trabajo y de mi gente querida. Todo tenía cabida en ese momento sin enfrentarse innecesariamente, con parsimonia y delicadeza, tomando cada uno su espacio calmoso, sereno, diría que alegremente. Puedo casi afirmar que todo se planteaba ante mí con esa seguridad que te embarga en momentos en los que te sientes especialmente madura, firme, incluso poderosa, cuando el poder lo ostentas sobre tí misma.
En mi libro, el director de un museo damasceno despide a su vistante con esta fórmula: adiós, le deseo lo mejor, le deseo que sea felíz con su trabajo. Recuerde, el trabajo no es un castigo, es el goce que Dios nos ha dado para que no nos enloquezca el paso del tiempo.
Y deseo con ardor que esta frase forme por simpre parte de mi vida.

En mi agenda, leo pensamientos de otros que el editor me regala en cada página, como éste de Cortázar: "cuántas palabras, cuántas nomenclaturas para un mismo desconcierto".

Pero no hay desconcierto en el gol de Puyol (bendito seas) ni en aquellas personas que caminan por la tierra regalando pedacitos de cielo, ni en las aguas frescas de un baño nocturno a la luz de la luna; tampoco había desconcierto en el olor a nardos y jazmines de esta mañana, aún cuando sigo preguntándome, a estas horas, de dónde salía.



lunes, 5 de julio de 2010

Una amiga enamorada


Tengo una amiga enamorada.
Dicho ésto en los tiempos que corren no es muy habitual, o en mi grupo de amigas con el corazón libre, no lo era ultimamente. En las reuniones femeninas que tanto nos gustan sólo aparecían reseñas de moscones varios, casados en busca de aventuras, separados con cuerpo de jota y cero modales, solteros raritos en edad madura e intenciones dudosas.

Puesto que mis amigas son mujeres de mucha valía por sí mismas, independientes, cultas y además, guapetonas, esos entes que las pretenden no tienen mucho ni poco que hacer con ellas, así que se les nombra de soslayo, como pura anécdota y escaso interés.

Es decir, que no se hablaba de amor propiamente dicho, hasta ahora.
A partir de ahora se habla mucho y de muy variadas formas: en persona, por parejas o en grupillos mas o menos numerosos, por teléfono , a través de mensajes a tres bandas, con carambola y acuses de recibo, emails a los que acompañan fotos o simples ideas repentinas que surgen en cada cabecita como ráfagas de complicidad.

Cuando el amor anida y crece en el corazón de una mujer, el resto de mujeres se contagia de su voluptuosidad y desea participar en la medida de sus posibilidades; entran en escena recuerdos de amores pasados, abruptas frases de rencor o almibaradas imágenes de lo que puede llegar a ser si...o quizás si no...
Todo es confuso y cambiante. Todo está contaminado por el agridulce deseo que fluye entre la pareja que se ama.
Hasta que la chica en cuestión dice : basta, dejadme saborear este amor que es sólo mío.
Porque resulta que con tanto ir y venir de boca en boca, de corazón en corazón, acaba siendo un amor manoseado, que pierde su color y sus raíces.

Las mujeres, que también entendemos de ésto, nos retiramos a observar desde la distancia, a la espera de las noticias que llegan como señales humo, difusas, pero inteligibles.
Yo creo que si el hombre, segunda parte contratante de este embrollo sentimental, supiera de ello, gritaría a los cuatro vientos, los versos de Antonio Colinas:

Dejadme con la libertad que se pierde en los labios de una mujer.


viernes, 2 de julio de 2010

Lunes de poesía, jueves de fotografía



El lunes 28 de junio se presentó en el Ateneo de Madrid el libro Erato bajo la piel, Antología de poesía erótica bajo la coordinación de Pura Salceda.
Allí asistí a la lectura de poemas de algunos de los noventa (si, noventa) poetas integrantes de la obra. Un gusto de pisco labis para quien quiera adentrarse a posteriori en banquetes particulares, con chefs como Luis Alberto de Cuenca, Guillem Vallejo, Felipe Sérvulo, Joan Margarit, Frankan, Miriam Reyes...o la propia Pura Salceda, cuyos versos, ya sea en castellano o en gallego, producen siempre un dulce vértigo.

Y el jueves 1 de julio, inauguración de la exposición de fotografía y pintura de mi amigo Torres Coco, en la sala Consentido, de la calle Barco de Madrid. Espléndida tarde de cervezas y buen humor entre artistas de todas las ramas, en cuyo epicentro sonreía como el que mas el homenajeado. Su genialidad y vocación bien merece que le arranquen de las manos todo lo que crea.
Un acto bien podría haber acompañado al otro por tema y valentía. Yo imaginaba haber escuchado unos cuantos versos de aquéllos guiñando en complicidad con las imágenes de las paredes de ayer. Al fin y al cabo la vida nos ofrece estas inusitadas coincidencias, siempre felices.

A la izquierda, fotografía de algunos poetas en el Ateneo, con Pura Salceda en el centro.
A la derecha, invitación a la exposición de Torres Coco.
Quede ahí mi recomendación.




domingo, 27 de junio de 2010

Como helado de vainilla


Hay personas que sólo se me antojan soportables si forman parte invisible de un grupo, haciendo bulto o pasando desapercibidas, sea porque su presencia apenas se hace notar o porque son lietarlamente un petardo.
Son como el helado de vainilla: insustancial en sí mismo pero estupendo como base a la que acompaña un buen montón de chocolate líquido, o licor calentito de ron y caramelo.

martes, 22 de junio de 2010

Parca en palabras y alguna foto



De un tiempo a esta parte no encuentro palabras con que llenarme la boca ni este espacio del blog, por eso he pensado dejar alguna imagen de las muchas que miro y remiro estos últimos días.
A la izquierda, un niño de unos 5-6 años en las ruínas de Palmira, Siria. Vendía postales junto a un primito algo mayor que él. Cuando intentamos darle unas monedas sin comprarle nada, sus ojos se llenaron de una extraña dignidad, impropia de una criatura de su edad.
A la derecha, bailarina árabe en Damasco.

martes, 15 de junio de 2010

Marhama, habibi


Me enfrento a esta página en blanco a sabiendas de que todo cuanto diga quedará escaso, falto de color, cojo de nacimiento y mudo por incapacidad creadora. ¿Cómo traspasar las sensaciones que anidan dentro para siempre con un lenguaje de signos, ya sean éstos cirílicos, cuneiformes o arábigos? No hay manera y espero que se me sepan perdonar estas limitaciones personales y ajenas a mi deseo.
Una semana en otro mundo sabe a poco. Una semana en el Próximo Oriente vuela en un suspiro y uno vuelve a la tierra natal con deseos de coger el avión que lo trajo durante cinco horas en mitad de la noche. Porque faltan horas de charla con un guía palestino que te cuenta la historia de su pueblo desde otro punto de vista. Yo nunca había tratado con un palestino; si, una de esas personas que asoman en los telediarios entre bombas y bloqueos que nadie entiende del todo. Ni son tan malos ni tan buenos como quieren hacernos creer según quién y cuándo. Son, ni mas ni menos, gente corriente que quiere a su familia, que trabaja, que estudia en la universidad o se casa con veinte años y tiene siete hijos. Gente que pasa su jornada en un puesto esmirriado de especias o alfombras en el zoco de Damasco, junto al barrio cristiano.
He viajado en medio de una tormenta de arena camino de Palmira, por la carretera que lleva a Irak. El vello se me erizaba leyendo los pocos kms que nos separaban de Bagdad, esa ciudad bellamente mítica que ahora suena a horror y polvo.
He visto de cerca unas de esas tablillas de escritura cuneiforme que estudié en la carrera. Y pensar que se conservaron para la eternidad gracias al fuego que sufrió la biblioteca que las albergaba, cociendo así el barro y haciéndolo imperecedero...
He tocado capiteles romanos y pisado monasterios del s IV, y, en la fortaleza de Crac de los Caballeros posé junto a un actor de telenovela que simulaba ser un sarraceno asediando a los cruzados. Quién sabe si dentro de sus muros de piedra aún pululaban los espíritus fatigados de los auténticos protagonistas de la Historia.
En Alepo encontré una mujer marroquí, casada con un sirio y residente en Egipto. Era una mujer simpática y culta, sin velo ni prejuicios. Únos metros mas allá, un atractivo jóven de Qatar se dejó fotografiar con su vestimenta pulcramente blanca y unos gemelos de oro que relucían al sol.
He oído hablar de chiítas, hezbollah, falta de libertad de prensa...pero también se ha hablado de un maravilloso libro titulado "La epístola del perdón". Todo cabía en este pequeño grupo que caminaba por los cuatro puntos cardinales de un país desconocido.
Traspasar las propias fronteras es lo mas enriquecedor que puede hacer el ser humano para así liberarse de ideas absurdas - y ajenas, la mayoría de las veces - . Yo sigo aún en una nube que no me deja posar los pies en la tierra. Lo haré, no obstante; ya se sabe que estas cosas llevan su tiempo, ni mas ni menos .

miércoles, 9 de junio de 2010

En Siria


Cuando se publique esta entrada llevaré, si Dios quiere, algunos días por tierras sirias. Sólo me llevo una vaga idea de qué puedo encontrar en Damasco, en Palmira, en Aleppo, en las aguas míticas del Eúfrates. Mis apuntes de la facultad de Historia Antigua duermen hace un par de décadas un sueño profundo, con la esperanza de que mi mano, ahora perezosa, desempolve sus telarañas milenarias.

Hoy viernes 5 de junio, programo esta entrada con el portátil sobre las piernas y juro en solemnidad revolver viejos cajones, sacar a la luz aquellos folios de letra un poco infantil donde me esperan bellas historias de la Historia. Hoy las vería con otros ojos, sin los nervios de exámenes cercanos; hoy comprendería todo mucho mejor y mis profesores no me parecerían malévolos.

Bien pensado, uno debería estudiar la carrera con 30 ó 40 años.

En fin, no caiga yo en divagaciones infructuosas: me voy a hacer la maleta.


sábado, 5 de junio de 2010

La Novena y el síndrome de Stendhal


La noche del martes fue el primer concierto de la serie de sinfonías de Beethoven. Primero de cinco, que resultó ser primero y único, pues La Fundación la Nota Azul Europeae nos pasó, junto con el programa, un comunicado de disculpa y anulación de los cuatro restantes.
Como una tiende a elegir el lado alegre de los acontecimientos, resultó que este aborto de ciclo quedaba inaugurado con la Novena Sinfonía. No podía pedir ni desear nada mejor.

Cuando aún era mas ignorante en Música, tenía una irracional aversión a esta Coral. Creo que influyó en mí tanta y no siempre acertada versión del Himno a la Alegría que oía brotar a borbotones en mis años infantiles .

La noche del 1 de junio todo fué muy distinto.
En la Sala Sinfónica, la batuta de Ramón Torrelledó llevó al Cielo a la Orquesta Europeae de Conciertos, al Coro de la Maestranza de Sevilla (colosal), a la soprano, mezzo, barítono y tenor (de cuyos nombres lamento no acordarme).
A ellos los elevó al Cielo, como digo, y a mí me dejó literalmente descompuesta, con esa enfermedad que Stendhal regaló a la Humanidad en su visita a Florencia. En estos delirios de belleza extrema, quería agradecer a Schiller el texto de su Oda a la Alegría; imaginaba a Beethoven el día del estreno, en mayo de 1824, sordo como una pared, dirigiendo sin poder escuchar ni una sola nota de su propia creación. Dicen que en ningún momento se giró de cara al público, con los ojos ahogados en llanto y la sala explotando en ovaciones. También creí asistir a los ensayos de aquella primera orquesta, cuando los músicos protestaban una y otra vez por la dificultad de sus partituras y el genio se enfurecía y les azuzaba con pésimo talante.

Después de su estreno, Beethoven no volvió a mostrarse en público, quizás aquejado del síndrome stendhaliano autoimpuesto. ¿Cómo no comprenderlo, si una hubiera deseado que se la tragara la tierra, y que ningún otro sonido perturbara ese estado del alma, puesto que el alma parecía no pertenecer a este mundo?

miércoles, 26 de mayo de 2010

Beethoven, la próxima semana


La próxima semana tengo varias visitas al Auditorio, gracias a un abono que compré "por error" hace un par de meses. Monográfico sobre Beethoven, para mas señas, y, con tal motivo, he hojeado el capítulo que Mauricio Wiesenthal le dedicó hace unos seis años.

Cuenta que Haydn conversa con él después de haberlo tratado (y sufrido) un cierto tiempo :

"Tiene usted mucho talento- comenta al escuchar sus primeras obras- y progresará más en el futuro. Posee abundante inspiración y no sacrificará jamás un bello pensamiento a una regla tiránica, lo cual me parece razonable; pero sacrificará las reglas a sus fantasías, pues me parece que usted es un hombre que tiene varias cabezas, varios corazones, varias almas. Creo que se descubrirá siempre en sus obras algo inesperado, insólito, sombrío, porque usted mismo es un poco sombrío y extraño, y el estilo del músico revela siempre al hombre."

Haydn demostró buen ojo analítico con este hombre que un día llamó a sus puertas en Viena, después de haber apreciado sus primeras cantatas en Bonn. La genialidad del músico alemán llevaba consigo un absoluto desprecio por cuantos le habían tendido puentes en su aprendizaje y sus comienzos. Nada creía deberles, sobre todo a esa sociedad vienesa que lo mantuvo en el podio de sus preferencias, pero a la que consideraba seca y vacía, sin gusto artístico (tampoco su gira por Praga, Berlín, Leipzig... le deja satisfecho). La sensiblería del auditorio le deja frío y no admitirá jamás las lágrimas conmovidas de sus espectadores como un triunfo. Al contrario, les recrimina el no tener un mínimo de gusto artístico.
De sus colegas de oficio, respeta sin límites a Haendel; al final de sus días, reconoce una chispa divina en Franz Shubert. Y poco mas.

Con un carácter semejante, pocos amigos podrá atesorar a lo largo de su vida; sus amores estuvieron siempre marcados por un sesgo de irrealidad, donde él ponía un entusiamo casi platónico mientras las féminas no correspondían con el mismo ardor; una de ellas, la bella Giulietta, le saca dinero para dejárselo a otro amor mas carnal, con el que acaba casándose.
Se enamora de sus alumnas aristocráticas, a la par que de sus madres, sin distinción de anhelos y parece ser que le bastaba una buena conversación sobre música, para caer perdidamente enamorado.

Un genio controvertido, huraño, enamoradizo, distante, tímido, acomplejado por su sordera, ingrato, vanidoso, casi mártir de su dolor o "discípulo del dolor", según creía de sí mismo.
La semana próxima me enfrentaré a sus obras con ese desasosiego que me impone su propia personalidad.
No sé cómo saldré del empeño.

sábado, 22 de mayo de 2010

Las buenas maneras


Cosas buenas habían de tener aquellos tiempos antiguos, no tan lejanos como suponemos a veces. En algunos aspectos, basta mirar unas cuantas décadas atrás, pocas y, por ende, muy relativas en el tiempo.
Digo ésto pensando en la falta de respeto generalizada que se observa alrededor, esa falta de educación básica que no va en absoluto unida a la ignorancia ni a la falta de medios económicos.

Me encuentro a diario con situaciones que se repiten y me ponen malita-malita, y me hacen desear una vuelta a las buenas costumbres que parecen haber muerto para siempre.

Se me ocurre algún ejemplo muy común:

- se abren las puertas del ascensor, entra alguien nuevo, y no dice ni mu. Como si el habitáculo fuera cargado de hologramas mudos que suben y bajan plantas a lo largo del día.

- Sales del vagón de metro y te encuentras en el andén una muralla humana ansiosa por entrar, cuerpos de ladrillo que no dejan un mínimo resquicio para bajar en tu parada. No te queda mas remedio que avanzar pidiendo perdón, como si tuya fuera la culpa, o soltando codazos sin contemplaciones. ¿Hemos de volver a colocar esos cartelitos educativos: "antes de entrar dejen salir"?

- También están esos adolescentes perdonavidas que llaman de tu a los ancianos, al profesor, a una monja a la que preguntan la hora por la calle. ¿Se perderá sin remedio la fórmula sencilla y adorable del usted?

- Y ya, lo que me supera del todo, es ver tirar papeles en la acera: un cajetilla arrugada de cigarrilllos, el envoltorio de un helado y la servilleta que lo acompaña, un kleenex sucio, pipas...

Los mataría a todos con mi espada de Luke Skywalker.
Vale, no pega una dama decimonónica con una espada sideral, pero ¡ es tan efectiva !

miércoles, 19 de mayo de 2010

Mercadillos


A base de constancia me he ganado cierta fama de experta en mercadillos. Pueden preguntar a cualquier miembro de mi familia y a alguna de mis amigas.
Digo sin tapujos que los martes compro fruta en el del barrio de C., y los sábados, si estoy en tierras segovianas, bollos y bacalao en el pueblo de T. También cae ropa: un año fué prolífico en vaqueros, seis o siete...o diez, a cual mas bonito y mejor asentado. Si hubiera dicho que fueron comprados en Italia, en tiendas exclusivas, todo el mundo se lo habría creído. Otro año me colmé de camisas y chaquetas, en pana, en tweed, colores varios, rayadas, cuello en solapa o bicolor. Un cargamento que podría haber venido de Francia, supongamos un suponer.

A menudo me preguntan: ¿ésto es de mercadillo o es bueno? Pregunta casi ofensiva porque en marcas no copio nunca y me asombra que no se distinga la calidad - que una también visita las tiendas como el común de los mortales- pero así me lo he buscado y me da igual. Yo, a lo mío, que es merodear entre los puestos y disfrutar con cada descubrimiento. Y con la gente.
Quien no callejea a paso lento por los vericuetos de un mercadillo no sabe lo que se pierde.
En el griterío reinante, entre los que destacan siempre con su voz desgarrada los gitanos, he oído maravillas del lenguaje calé: "¡Regrorio, dame cambio" !, "Brusas a cincooo", " Señora compre-compre, que a quien no me compre le robo el borso" , "Venga shosho no lo pienses mas" "Amos guapas que mañana estoy en la cárcel".
Un día pregunté a un vendedor por unas medias de rombos y me hizo el estilismo completo: "mira cariño que ésto te lo pones con unas bailarinas marrones y un chort-pirata y te sale novio na mas que pises la calle". No recuerdo ahora si le compré las medias.
En otra ocasión descubrí a un jóven híbrido de Joaquín Cortes y Rafael Amargo que endosaba con mucho arte calcetines y ropa interior de dudosa calidad. Resultaba tan atractivo que me aposté con mi hermana junto a su tenderete y le observamos sin comprar nada. Cuando él, avispado como todos los de su profesión, cayó en la cuenta, se centró en engatusarnos con unos pantys "efecto masaje" y una sonrisa profidén maravillosa. Nos engatusó y las compramos ( de efecto masaje, nada, por supuesto). Pero ya era tarde para cambiar el timo y ahora sólo recordamos sus dientes blanquísmos de pirata.
Tengo anécdotas para aburrir pero ya me callo y cierro esta ventana. No lo echen al olvido: un mercadillo es gloria bendita al alcance de la mano.

jueves, 13 de mayo de 2010

Cadenas bienaventuradas


A la hora de la siesta, con cierta somnolencia y un té verde con cereza en la mano, me entretengo pensando cuántas cosas he dejado encauzadas en esta semana que está por acabar.

Es a mediados de mayo cuando dejo por fin solucionado lo que me quitaba el sueño en diciembre. Ahora veo con meridiana claridad la relativa trascendencia de los actos, de los comportamientos humanos, la relatividad del tiempo; la relatividad de la vida, al fin y al cabo.
Cinco meses que han transcurrido como un soplo de viento africano, porque el aire trajo consigo infinitos granos de arena. Se me nubló la vista pero no consiguió cegarme el camino ese dañino aire del desierto.

Hoy llego a buen puerto, fatigada de una travesía que parecía interminable en sólo cinco lunas, y, como decía Borges en su poema: "Las formas de la nube en el desierto. Cada arabesco en el calidoscopio. Cada remordimiento y cada lágrima. Se precisaron todas esas cosas para que nuestras manos se encontraran".

Después de encontrarse nuestras manos- no cinco, sino miles de lunas atrás- con tus dedos me diste el bálsamo que todo lo cura, y es un director de banco o un abogado, o una casa cerca del mar y unos pasos que atraviesan calles y continentes.
Quizás siempre lo he sabido aunque jamás lo haya escrito: hay cadenas bienaventuradas que sólo atan a fuerza de generosidad. Y amor. Benditas sean siempre.


sábado, 8 de mayo de 2010

La alegría


Un comienzo, un medio y un fin: no hacer nada sin alegría, parafraseando a Montaigne.

¿Será posible?
Y... ¿un poquito probable?

miércoles, 5 de mayo de 2010

Ni propósitos ni escarmientos


Escribía hace pocos días Jesús Cotta en su blog que se pasa la vida planificando cosas que casi nunca cumple, y que no escarmienta.
Y qué razón tiene; los humanos ya maduritos sabemos que la madurez a veces no se empareja con la sabiduría, precisamente porque no escarmentamos ni siquiera de nosotros mismos.
De pequeña leía en el catecismo que debía hacer "propósito de enmienda"; incomprensibles vocablos que sonaban graves como el silencio de un pozo y serios como la falta que seguramente había cometido.
De mayor ya no hago propósitos de enmienda, aunque mis pecados serán, sin duda, mucho, pero que mucho mas imperdonables que los de antaño. En eso sí he escarmentado: sé que la enmienda me dura seis días, como la Creación, porque al séptimo, me relajo y las tinieblas vuelven a cubrirlo todo: el mar, los cielos, todas las criaturas grandes y pequeñas.
Génesis y Apocalipsis se unen en esta biblia donde no caben testamentos antiguos o nuevos, los tesalonicenses no se mandan cartas y los samaritanos son personas anónimas del día a día.
Las parábolas me llegan cada mañana a esta pantalla y devuelvo versículos en formato power point o pdf, a sabiendas de que podré recibir un rollo macabeo mucho menos interesante que los manuscritos del Qumrán. Y, mientras floto sin esfuerzo en las beatíficas aguas del Mar Muerto, espero ver aparecer a Aquiles, el de los píes ligeros, caminando sobre el Tiberíades.
Pero no, estoy confundiendo verdades y literatura ( si es que son distintos) y yo sólo deseo confesar que sigo sin cumplir mi propósito: que aún no he sustituído a mi amante, ese tirano caprichoso del que hablé en mi última entrada.

jueves, 22 de abril de 2010

Los caprichos de mi amante


Tengo desde hace tiempo un amante que me acompaña en las noches de insomnio. Es menudo, un poco frío cuando lo meto en mi cama, pero estridente en cuanto me descuído y toma confianza. Cuando lo sustituí por el anterior, creí que mejoraba en calidad (tonta de mí, no sabré ya de sobra que el interior es lo que cuenta), en cambio, es mas exigente y caprichoso, y, entre nosotros, no colma mis expectativas en absoluto. De hecho deja mucho que desear. Nadie como él para demostrar que el pavo real que expone su hermosa cola tornasolada puede ahogarse en el propio fasto de su vanidad. No, no me convence.

Me acuerdo de aquél que lancé al olvido y ahora murmurará en quién sabe qué almohada. Fuí injusta y cruel, como esos hombres a los que critico por desechar a sus amantes porque han perdido encanto y lozanía. Ojalá volviera a encontrarlo, con su humilde aspecto marchito pero tan generoso cuando lo reclamaba para mi consuelo. Era de buena cuna, no hay duda. Y qué loca fuí desdeñando su gallardía.

El de ahora, como digo, me está cansando de veras y ya no hay vuelta atrás en la decisión de cambiarlo por otro. No soportaré una noche mas las posturas caprichosas que me hace adoptar para poder sacarle jugo. Es inhumano, habida cuenta de que recurro a él para conciliar el sueño y sólo consigo castigar mi cuerpo con las contorsiones que voy sumando minuto a minuto. Me dan las del alba con los nervios de punta.

Es tan delicado e irascible que no obedece las indicaciones de mis dedos, siempre suaves girando su dial. Sé que en sus números bajos anida un nuevo tesoro recién descubierto: Canal Empleo Madrid, una emisora que, pese a tan curioso nombre, emite maravillosas canciones de madrugada. Noche tras noche me cuesta un imperio atinar con sus ondas: ayer sólo podía oirla si giraba medio cuerpo a la derecha y apoyaba el transistor sobre mi cadera. Dos noches atrás, sin embargo, me obligaba a sacar el brazo al borde del cabecero y apoyar muy levemente la cabeza en la almohada, en tensión interminable. Sus caprichos de amante único son cada vez mas tiranos: ahora me reproduce Radio Nacional de España en volumen superior al resto y en varias numeraciones diferentes, así que, giro enloquecida la ruedecilla buscando Kiss FM u Onda Melodía y me topo con la voz de la locutora desde Barcelona una y otra vez. Sueño con ella cuando, extenuada, logro amodorrar mi ira.

No, este amante no es bueno para mí y me siento engañada, dolida en cuerpo y alma, estafada quizá por mi propia soberbia. Quise apropiarme de lo mejor y me salió rana la osadía. El otro era mas pequeñito, si, mas modesto, pero qué potencia la suya noche tras noche, qué fidelidad y qué seguridad en sí mismo. Jamás tuve que imaginar posturas de circo para gozar de sus bondades.
¿Dónde se ha visto eso?

Ah, perdonad que hable de él con un vocablo ya en desuso - transistor - pero me sirve y me encanta porque es masculino. Si le llamara radio sería amante femenina y una, hasta la fecha, sigue siendo hetero.


lunes, 19 de abril de 2010

Of Human Bondage


La gente no busca razones para hacer lo que quiere hacer, busca excusas.
Con esta frase de W. Somerset Maugham, posada ante mis ojos como por ensalmo, incié hace apenas cinco días una serie de casuales encuentros con el autor británico.
Primero, como digo, esta frase que me hizo meditar sobre cierta persona que vive en mi entorno. Y después, en días consecutivos, veo en TV "El velo pintado" y "La carta", ambas adaptaciones cinematográficas de las obras homónimas de Maugham.
Hace años me maravilló otra adaptación del año 1964, con Lawrence Harvey y Kim Novak en los papeles protagonistas de "Of Human Bondage" (Servidumbre Humana, en título castellano). Entonces me propuse buscar el libro y no lo hice; dejé correr el tiempo envuelta en otras ilusiones literarias. Ahora voy a ello sin dilación, para comprobar cuánto hay de autobiográfico en las vicisitudes de un estudiante de medicina que se inicia a la vida de la mano de una mujer vulgar y pérfida.
Seguramente la palabra escrita superará con creces las expectativas que el cine fijó en mi memoria.
Ya os contaré.

martes, 13 de abril de 2010

La Canción de la Tierra (frustrada)


Esta tarde tenía que haberla pasado en el Auditorio, con los cinco sentidos dispuestos para La Canción de la Tierra, escuchando su música y los poemas chinos que el propio Mahler adaptó para su obra. Seis canciones interpretadas por una mezzo soprano y un tenor.
Yo creía tener dos entradas para el primer anfiteatro y acudía alegre y vivaracha, con R a mi lado. Y resulta que el abono que compré hace pocas noches, vía internet, incluye un ciclo de cinco conciertos de La Nota Azul Europeae. El de hoy, precisamente el de hoy, excluído...y a desandar el camino andado.
Nunca antes había oído La Canción de la Tierra; la buscaré por la red y, si me entusiasma, me haré con una buena versión. Acepto sugerencias.
Para paliar el infortunio, un fragmento del 5º movimiento titulado"El borracho en primavera".
"Un pájaro canta en el árbol.
Le preguntoo si ya es primavera...
Para mí es como un sueño.
El pájaro responde, parloteando: ¡ Si ! ¡La primavera
ya ha llegado, ha venido por la noche!
Con el asombro mas profundo escuché atentamente,
¡el pájaro canta y ríe!
¡Me lleno nuevamente la copa
y la vacío hasta el final
y canto, hasta que la luna brilla
en el oscuro firmamento!"

domingo, 4 de abril de 2010

1930...2010


Si tuviéramos hoy día un pensador de la categoría de Ortega, quizás leeríamos de su puño y pluma el párrafo que voy a dejar a continuación. Por mas que miro a mi alrededor, no encuentro mucho de esa grandeza y esa calidad humana en ningún medio, así que reflejo en esta entrada lo que D. José dejó escrito en 1930, en La rebelión de las Masas. A ver si no encaja como anillo al dedo con el momento político-social que vivimos en la actualidad.

"El poder público se halla en manos de un representante de masas. Éstas son tan poderosas que han aniquilado toda posible oposición. Son dueñas del poder público en forma tan incontrastable y superlativa, que sería difícil encontrar en la historia situaciones de gobierno tan preponderante como ésta. Y, sin embargo, el poder público, el gobierno, vive al día; no se presenta como un porvenir franco, ni significa un anuncio claro de futuro, no aparece como comienzo de algo cuyo desarrollo o evolución resulta imaginable. En suma, vive sin programa de vida, sin proyecto. No sabe a dónde va, porque, en rigor, no va, no tiene camino prefijado, trayectoria anticipada. Cuando ese poder público intenta justificarse, no alude para nada al futuro, sino, al contrario, se recluye en el presente y dice con perfecta sinceridad: " Soy un modo anormal de gobierno que es impuesto por las circunstancias". Es decir, por la urgencia del presente, no por cálculos de futuro. De aquí que su actuación se reduzca a esquivar el conflicto de cada hora; no a resolverlo, sino a escapar de él por de pronto, empleando los medios que sean, aún a costa de acumular, con su empleo, mayores conflictos sobre la hora próxima.

Así ha sido siempre el poder público cuando lo ejercieron directamente las masas: omnipotente y efímero. El hombre-masa es el hombre cuya vida carece de proyecto y va a la deriva. Por eso no construye nada, aunque sus posibilidades, su poderes, sean enormes."

Ahí es nada.

domingo, 28 de marzo de 2010

Una fecha entre las fechas


Este año la Semana Santa nos ha venido muy temprano. El Domingo de Ramos - que tanto me gusta - luce sin haber finalizado marzo. La tradición dice que hay que estrenar algo pero yo no recuerdo haber cumplido esa premisa desde que tengo uso de razón, al menos conscientemente. Quién sabe si de niña mi madre me adornaba la cabeza con un sombrerito nuevo, algún lazo en el pelo, o unos simples calcetines de ganchillo blanco.

Digo que esta Semana Santa viene acelerada en fechas y, por ello, mi madre cumple sus muchos años el miércoles santo. Aunque su prole ande desperdigada en vacaciones ¿cómo dejar de volver a Madrid para comer con ella unas torrijas de vino blanco, que haremos en honor a su receta heredada de dos generaciones?

El miércoles no habrá régimen ni pereza ni cuentos de merecido descanso. Volvemos a tí, mamá, con el corazón henchido de orgullo y amor y agradecimiento, porque sigues entre nosotros, los mortales, generosa en ternura. Como siempre.


martes, 23 de marzo de 2010

Con Haydn llegó la primavera


Dos días después del inicio de la primavera, acudo al Auditorio a beberme Las Estaciones, de Haydn. Madrid huele a brotes nuevos, a almendros en eclosión, a brisa cálida y, a las siete y media de la tarde, suenan los primeros acordes del recitativo de La Primavera.
Hanne, con voz de soprano, exclama:
¡Mirad! ¡ Por los vientos templados llega, desde el Sur, el mensajero de la Primavera!
Un segundo después el coro de la Comunidad de Madrid canta glorioso, en alemán:
¡Ven, dulce primavera!
¡Don del Cielo, ven!
¡ Despierta a la Naturaleza de su letargo!
La dulce primavera se aproxima,
ya sentimos su suave hálito.
Todo cobra nueva vida.
¡ Sénos propicio ahora, oh, Cielo!
¡ Abrete y vierte sobre nuestro campo tu bendición!
Que así sea.