miércoles, 23 de diciembre de 2009

Pillado in fraganti


He pillado a Papá Noel en un renuncio y no me ha puesto mala cara, ni se ha hecho el despistado, ni ha escurrido el bulto.
Es mas, cuando vió que sacaba la cámara de fotos para inmortalizarlo en mi blog, dióse media vuelta y ofrecióme sus ojos azules sin edad. No quiso dejar, yo creo, constancia de su trasero curvado por el peso de los regalos.
A partir de ahora voy por la calle como una reportera de tv , a ver si pillo también a los Reyes Magos, porque yo, fiel a mi generación, soy mas de estos señores de Oriente.

lunes, 9 de noviembre de 2009

El Café Colgado


Hay en Praga un pequeño y céntrico local llamado "El Café Colgado" o "U zavesenyho Kafe". Me entero por J.J Armas Marcelo de que está en plena calle de Jan Neruda, la misma que subí y bajé incansable hace unos pocos veranos sin saber que allí se encontraba este curioso establecimiento. Puede incluso que entrara en él y que, desconociendo el idioma, me fuera imposible apreciar el intercambio de caridades que guardaban sus paredes.
Parece ser que lo frecuente es tomar un café y pagar dos, es decir, dejar "uno colgado" para que lo disfrute quien no disponga de dinero y desee entrar en calor durante esos largos inviernos de Praga. El hecho me ha dejado pensativa en muchos aspectos. Qué bonito y barato gesto de caridad: una taza de café calentando la garganta de, quizás, un poeta, una mujer solitaria, un jóven sin un primer trabajo.
Si yo viviera en Praga, si me fuera concedido un mes sabático de enero, a veinte grados bajo cero, iría de mañana a tomar un té y dejaría pagado otro. Esperaría el tiempo que fuera preciso para ver el aspecto del parroquiano junto a la barra: ¿hay algún café colgado?
Mirándolo intentaría averiguar si es, como imagino, un poeta sin editor, o una mujer desparejada, un jóven sin oficio o un simple caradura, que también los habrá.
Hay que ver lo díscola que se vuelve la imaginación cuando una lee tres cosillas en el periódico.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Otoños


La Naturaleza siempre es bella, sea cual sea la estación del año en que nos encontremos.
Así venga cargada de veneno, como esta cesta de amanitas muscarias, la Naturaleza es generosa en beldades cuando llega el otoño.
Lo que no entiendo es por qué no se comporta igual con el ser humano, que al llegar al otoño de su vida comienza a perder lozanía, guapura y frescura.
En este punto no hubo acuerdo durante el Génesis, imagino.

lunes, 26 de octubre de 2009

No estar


¿No les ha pasado a ustedes estar en un lugar y tener en mente que deberían estar a la vez en otro distinto?
¿Y no sólo en ese otro lugar, sino en tres o cuatro mas , con la misma necesidad imperiosa, bien por querencia propia o porque alguien así se lo requiere?
Una suerte de trilocación o infinitilocación imposible...
Y, cuando eso les ocurre ¿no anhelan, vehementemente, no estar?

jueves, 22 de octubre de 2009

Cantidad y calidad


A veces una se encuentra reflexionando inconscientemente sobre pequeñas cosas de su vida, que luego resultan no ser despreciables en absoluto.
En uno de estos pensamientos al vuelo me he hallado cavilando sobre los afectos y querencias que tenemos a determinados objetos y gentes de nuestro entorno. Cuando era niña tenía un apego absoluto a "mi lápiz, mi reloj verde, mi pañuelo, mi madre, mi padre, mi hermana R., mi abuelo, mi amiga E., mi perra ..." Es decir, tenía un sólo elemento en cada compartimento al que adorar y cuidar y aquellas sensaciones me parecen ahora fantásticas.

Con la juventud, el abanico se hizo mas y mas amplio; florecieron amigos, relojes, las hermanas mayores que antes estaban fuera de mis juegos y mi mundo. El pañuelo de tela de flores que mi madre guardaba en mi manga para limpiarme los mocos quedó desterrado y sustituído por kleenex con olor a menta que ya no limpiaban mocos, sino exceso de colorete. Mi abuelo murió y mi perra Lita dejó paso a una larga lista de mascotas.
Con la juventud empecé a desear muchas mas cosas y mas gentes, en progresión geométrica, creyendo que tanto abuso era necesario. Pero no lo era, sólo significaba una expansión atolondrada y una búsqueda de lo desconocido. Tanta querencia repartida no podría ser muy profunda.

Con la madurez, vuelvo poco a poco a simplificar mi vida, consciente de que algunas abundancias traen mas quebrderos de cabeza que otra cosa, y sueño con desprenderme de incómodos lastres. Quisiera volver a tener mi reloj, mi boli, mi pañuelo, mis gafas de sol...Pocas pertenencias y muy amadas.
Eso, en cuanto a objetos inanimados, que de los que tienen alma, tengo muy claro que quiero a cierta gente y que la quiero mucho.



miércoles, 14 de octubre de 2009

El caos y el órden


Cuando llevaba mas de un cuarto de hora acomodada en su asiento del avión aún seguía repitiéndose para sí: 14 E y 14 F. Ya no le hacía falta recordar sus plazas asignadas pero no podía evitar que esas cinco palabras brotaran en medio de sus pensamientos, sin aviso ni deseo.
Miró hacia el techo y vió que en todas las filas, delante de ella, se repetían las mismas letras: D E F. Y a la izquierda del pasillo: A B C. Sin variación ni error, ordenaditas como buenas niñas. Miró obstinada por si alguna fila se hubiera sublevado y se leyera E D F. Nada, rigor absoluto de la fila catorce en adelante; era de suponer que detrás sucedería lo mismo. Una lástima.
Miró la perfecta alineación de las señales en las puertas de emergencia, los luminosos de abróchense los cinturones apagados en el mismo instante, las medidas exactas del carrito que arrastraría después el azafato pasillo arriba y pasillo abajo.
Por la ventanilla atrás quedaba una pista de aterrizaje iluminada con focos simétricos, guardando entre sí la misma distancia entre uno y otro, y entre el siguiente y el siguiente. La pista hubiera continuado recta hacia el infinito, paralela a la autopista donde los coches hubieran circulado infinitamente sin tocarse con el avión, tan exacto era el cálculo de las distancias.
Y el avión daba leves botes atravesando las nubes, con el justo intervalo de tiempo para contar hasta cuatro y esperar al nuevo bache. Nadie hablaba.
Todo era armónico, perfecto, esperable.
Y, entonces, se preguntaba ¿ a qué este desequilibrio entre el órden del universo y el caos de mi cabeza?

viernes, 9 de octubre de 2009

Hoy tengo un sueño


El mismo día leo en el periódico dos noticias distintas en sí mismas, pero conectadas en su esencia mas intimamente de lo que se pueda pensar. Las dos en la sección "Cultura".
Si una engrandece al ser humano por su capacidad creativa, la otra lo ridiculiza por su miserable enanez mental.

1. Los e-books nos permitirán llevar en un minúsculo espacio cientos de libros (Amazon aterriza en España con su Kindle ad hoc). Podremos llevar en el bolsillo escritores de todas las épocas, hermanados en la pequeña pantalla por los lazos mas sublimes que alguien pueda anhelar.

2. En Sevilla, Izquierda Unida impide el "Homenaje literario a Agustín de Foxá en el 50 aniversario de su muerte". Las causas de la censura fueron que podía convertirse en un acto de apología del franquismo (!!) y por respeto a la memoria histórica (!!). Antonio Rivero Taravillo y Aquilino Duque reinventaron el acto bajo las estrellas y la jacarandá, es decir, al aire libre.

La casualidad ( a veces no me la creo como tal) me trae a las manos un discurso de otra época, otra situación, otro país y otras gentes, pero oigan ustedes: ¿por qué será que no se habla de lo mismo, pero sí se refiere a lo mismo?

"Yo tengo un sueño...
Suene la libertad. Y cuando esto ocurra y cuando permitamos que la libertad suene, cuando la dejemos sonar desde cada pueblo y cada aldea, desde cada estado y cada ciudad, podremos acelerar la llegada de aquel día en el que todos los hijos de Dios, hombres blancos y hombres negros, judíos y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de juntar las manos y cantar con las palabras del viejo espiritual negro: “¡Al fin libres! ¡Al fin libres! ¡Gracias a Dios Todopoderoso, somos al fin libres!”

Fin del discurso de M. Luther King Jr. (agosto de 1963)

martes, 6 de octubre de 2009

Furtivas


Lo de hoy es una confesión, un mea culpa: estoy observando que de un tiempo a esta parte cometo hurtos a discreción. Robo flores, por ejemplo.
Robo hortensias de los jardines comunitarios, cuando son grandes y frondosas, las seco boca abajo en la oscuridad de un armario y después las coloco en un jarrón de casa. Espío instintivamente los parques y los asalto de noche, como un vulgar ladronzuelo, armada con tijeras de cocina por si el tallo se me resiste. Me culpo de haber asaltado incluso el jardín de mi comunidad y haber arrancado a cuajo cuatro cogollos floridos.
Ahí no queda todo, no señor. El fin de semana pasado estuve en el pueblo de mi madre, paseando cada tarde al caer el sol, contemplando maravillada la recolección propia de la temporada: todo el campo está ahora en afanosa cosecha de tubérculos, de hortalizas, y ese oleaje de tierra removida me deja embriagada. No puede ser que tanta belleza despierte en mí las ganas de apropiarme de lo ajeno. Pero sí. Cuando ya casi se ha puesto el sol del todo y los hombres y mujeres del campo abandonan sus huertas, dejan una estela descuidada acá y allá, como al tuntún, y ese desbaratamiento me llama poderosamente la atención. Así que ahora también robo patatas; en cada paseo, cuatro o cinco, que meto en mis bolsillos para que no se note mi desvergüenza.
Para las gentes del pueblo podrá ser escandaloso, y pueril; ya quisiera yo explicarles, si me pillaran, que los que somos de ciudad encontramos irresistible tomar estos frutos de la tierra así, de primera mano; olerlos, quitarles la tierra y volverlos a oler. Llegar a casa y comerlos con la satisfacción de la aventura.
De vuelta a casa pisoteo, sin querer, a otras compañeras de profesión, furtivas como yo: varias hileras de hormigas - se podrían contar a miles - arrastran sobre sus cuerpecitos otras miles de pipas de girasol que han descubierto junto al camino, en un montón gigante y negro como la noche.



sábado, 3 de octubre de 2009

Podría hablar


Después de haber hablado en mi última entrada de Muñoz Rojas y haber releído en soledad alguno de sus poemas con motivo de su muerte, abro este blog y me encuentro con que no tengo nada que decir, y no sé si echar el cerrojo hasta, quizá, mañana, o poner las manos sobre el teclado y que mis manos decidan por mí..

Podría hablar del aperitivo en una terraza con J y del libro que me regaló (fruta a la que exprimiré todo el jugo que pueda - al libro, digo, no a J-). A J no se le puede exprimir, es ave de vuelos imprevisibles.

Podría hablar del par de horas que charlé con F en una tarde que amenazaba lluvia, frente a un par de coca colas, aunque hubiéramos preferido un té de cosecha temprana. La conversación giraba en torno al ego y en desaprender lo aprendido, lo que podría ser la felicidad para unos y para otros. Apenas una hora después yo le estaba diciendo a un familiar: mi máximo afán, ahora, es ver a mi madre feliz. Y comprobé lo que F y yo acabábamos de concluir: que todos somos egoístas a la hora de buscar nuestra felicidad.

Podría hablar de que sueño a menudo con mi padre; estoy llegando a la conclusión de que traerlo a mis sueños es la mejor manera que encuentro de volverlo a ver, porque habla y se mueve, y es mucho mas real así que cien veces que mire su foto.

Podría hablar de lo que pienso y me callo, de lo que hablo de mas y no pienso. Quizás todos los afanes humanos versan incansablemente sobre lo mismo y hoy podría hablar sobre ello, pero es que me entra una pereza...


miércoles, 30 de septiembre de 2009

Discreto, siempre, el poeta


José Antonio Muñoz Rojas, el poeta de Antequera, ha muerto sin hacer ruído, quizás porque sus cien años así lo requerían. Mi descubrimiento de él fué tardío, pero gozoso, y con todo mi respeto quiero rendirle homenaje en esta página dejando uno de sus poemas.
No tiene todo el mar la sal precisa,
ni belleza en la tierra el instrumento,
ni música celeste el movimiento,
ni tales lirios por enero, herriza,
ni hubo temblor en pájaro o en brisa,
ni en río, ni en caballo, ni en acento,
ni en verano o espalda se halló el viento
con una mas sabrosa y menos prisa,
como encerrada tienes, sin saberla,
de la ceja al cabello una ternura
que levanta al arroyo y al collado.
¡Ay, déjame morir de no tenerla,
orillas de la dicha y hermosura,
perdido en tu memoria y olvidado!

domingo, 27 de septiembre de 2009

Usos y disfrutes de la Benemérita


Hace pocos días J.M.Ridao nos contaba en su blog una anécdota encantadora de los municipales, en el pueblo donde veranea con su familia. Mi torpeza me impide crear un enlace a su entrada ( un día de éstos he de ponerme a ello sin excusa posible).

Al leerlo recordé a la madre de unas amigas mías, señora de armas tomar, señora que ideaba con cerebro matemático cómo salir de un apuro, embrollo, duda y cualesquiera escollos propios y ajenos que osaran plantársele delante.

La susodicha dama era viajera por vocación íntima y por el trabajo de su marido. Cuando tocaba desplazamiento internacional no sé cómo se las ventilaría, pero si el trasunto íba a suceder por territorio nacional, unos días antes de la partida agarraba la guía telefónica y llamaba... ¡al cuartelillo de la población de destino!
Y ¿qué hacía? Pues ni mas ni menos que un sondeo exhaustivo de cómo ir, dónde comer, los comercios de que disponía el centro urbano, los mejores alojamientos del entorno; de paso, si era tan amable el sargento que le había cogido el teléfono, de recomendarle alguna excursión por los alrededores, los días que hubiera mercado en la zona, si había aparcamientos de fácil acceso o era mejor dejar el coche en algún otro sitio " de esos que ustedes sabrán, debido a su oficio".
Si, dada la temporada, la climatología era propicia para ésto o para lo otro; si, para mayor suerte el interlocutor era piadoso, quizás sabría los horarios de misa las fiestas de guardar....
¡Un cuestionario sin fin!
Por lo que cuentan sus hijas, la madre tuvo suerte toda la vida con sus llamadas al mas puro estilo KGB y ningún funcionario la despachó jamás con cajas destempladas. A veces, cuando lo pienso, me pregunto si formará parte de su entrenamiento en la Academia algún tipo de tortura psicológica de similares características. Cachaza para aguantar un tormento así no se adquiere a la ligera.
Espero que esta mujer, a la que conocí poquísimo, sea dicho de paso, tuviera la deferencia de acudir a los desfiles de las Fuerzas Armadas, cada año, religiosamente, para gritar al paso de la tropilla vestida de verde : ¡ Viva el Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil !


martes, 22 de septiembre de 2009

Alguna secuela de Pla

El diez de agosto de 1918, Pla leía el Dietari de Francesc Rierola en el pinar del Ferriol. El que escribe un dietario, leyendo otro dietario (carambola de aficiones, pienso).
Alguien le pregunta si el libro que tiene entre manos es de Paul Bourget, casi lectura exclusiva entre los veraneantes de aquellos días y él, que rehuía parecer un pedante, contesta que si. En silencio medita sus lecturas y llega a la conclusión de que Rierola, "en vez de escribir, vocifera, grita, lanza anatemas. Es mas cómodo. Para gritar no se necesita hacer ningún esfuerzo. Gritar no es nada.../.../
El drama literario es siempre el mismo: es mucho mas difícil describir que opinar. Infinitamente más. En vista de lo cual todo el mundo opina. "

¿No intuía yo en mi anterior entrada que este bendito Pla me íba a traer consecuencias? Helo aquí.

jueves, 10 de septiembre de 2009

El cuaderno gris, un cuaderno de oro



Me esperaba desde hace un año, humilde y sereno, como sólo saben ser las almas nobles, en un estante de mi librería.
Leí el prólogo de Dionisio Ridruejo casi sin aliento, a sabiendas de que estaba abriendo las páginas de un gran libro y a la espera de encontrarme con esas bellísimas palabras escritas originariamente en catalán, cuidadosamente traducidas al castellano.
Me bastan muy pocas páginas para conocer si una obra me merece la pena o si, por contra, tiraré la toalla a la mínima de cambio y un hecho me dá la pista de inmediato (con El cuaderno gris de Josep Pla tengo un vivo ejemplo): en cada página encuentro un párrafo, una frase escrita, en apariencia, al tuntún, que es motivo y causa para la reflexión personal.
El dietario de Plá pudiera haberse escrito en nuestros días, aunque comenzara a redactarlo en 1918. Me encuentro con meditaciones de enjundia, como esta breve exclamación: ¡La familia! Cosa curiosa y complicada...( Con ella se podrían escribir entradas muy lúcidas en cualquier blog, me digo).
Unas páginas mas adelante, una irónica alusión a la gripe que arrasaba el país en el año 1918 y que no puedo pasar por alto en este post : " Ahora, finalmente, da gusto vivir en Cataluña. La unanimidad es completa. Todo el mundo está de acuerdo. Todos hemos tenido, tenemos o tendremos, indefectiblemente, la gripe."

Avanzo por El cuaderno gris con los cinco sentidos en estado puro, ineluctablemente vírgenes. Sospecho que sus páginas van a dejar en mí hondas huellas. Quizás también dejen sus marcas en este blog.

jueves, 3 de septiembre de 2009

La última ola


En el instante en que bese la playa la última ola de todos los océanos, comenzará la cuenta atrás de los días que falten para el fin del mundo.

Podría ser la frase que diera comienzo a una novela. Lo difícil, como siempre, hallar el argumento de la misma, porque, con esta premisa, cualquier meollo es factible.

Una chica está en la playa, sobre la arena, en esos minutos que anteceden al sueño profundo que arrulla el mar. Atrás ha dejado un año trabajoso y no desea pensar en nada, salvo lo que el alma quiera, y ahora le ha dado por imaginar qué ocurriría si, de pronto, dejaran de sonar las olas.

¿Qué sucedería a su alrededor cuando el primer ser humano se percatara de la quietud de las aguas? ¿Cuánto tardarían en notar que no es un efecto pasajero, sino un hecho real, sin vuelta atrás? Como la pólvora, se extendería el temor por la playa, por todas las playas del mundo, en cada faro y cada puerto, en cada comandancia de marina y en todas las cofradías de pescadores. En alta mar los veleros arrancarían sus motores al cesar el viento, pero quizás serían los ultimos en enterarse de la tragedia.

Desde las costas, la noticia volaría al interior de los continentes. Los científicos del mundo entero se echarían las manos a la cabeza y el ciudadano de a pié discutiría si la culpa ha sido del efecto invernadero o de la carrera espacial. A Sarkozy lo veríamos tomar vela en este entierro saliendo en todas las cadenas de televisión, con Angela Merkel al lado, o detrás suyo, ambos serios y circunspectos. La Bruni compondría un tema con su guitarra en una sala del Palacio del Eliseo. ¿Hay ciudad mas bella para morir? Posiblemente no y por eso Carla tiene que agarrar la inspiración al vuelo y cantar en un dulce francés las palabras del cataclismo.

La chica de la playa se ha desperezado momentaneamente, inquieta por el devenir de su loca imaginación. El sentido común le dice que si se pone boca abajo la modorra volverá a apoderarse de ella, y se deja acariciar la espalda por el sol y la brisa del atardecer. Complacida comprueba que las olas siguen obedientes, acariciando también suaves la arena con su ritmo lento y desigual. La vida continúa, no hay fin del mundo a la vista, ¡ay!

Antes de sumergirse en los sueños poderosos, esos que viajan ajenos a nuestra voluntad, se promete a sí misma buscar mas tarde otros argumentos para ese libro. Nada de ciencia ficción; quizás una simple novela de costumbres, donde el amor y la muerte, que a veces se quieren tanto, vayan también de la mano de un mar que aún no ha entregado su última ola.

domingo, 2 de agosto de 2009

Tchaikovsky en un pueblecito


Los hados han querido regalarme una delicia musical, cuando yo daba por finalizada mi etapa de conciertos clásicos.
Una ya empieza a dudar muy mucho de tantas casualidades de la vida, porque si entramos en honduras resulta que no es posible la cadena de hechos finamente engarzados que nos llevan a determinado lugar o situación.
Pero no voy a entrar en Tegucigalpa (la capital de Honduras).
Voy a entrar en un pueblecito segoviano que ha tenido a bien organizar tres días de conciertos al aire libre, en su plaza Mayor, con la magnífica vista al fondo de su castillo iluminado poniendo color al pentagrama.
Hace pocos días tuve la ocurrencia de llevarme a dos hermanas a visitar una tienda de antigüedades, a 18 kms de nuestra casa. Al llegar al pueblo, nos encontramos un trajín de operarios afanados en montar escenario y sillas, bajo el sol azotador de Castilla. Resultaba que esa misma noche se daba el primer concierto de una serie de tres, bajo la batuta del jóven director español Ramón Torrelledó. La Orquesta Sinfónica Estatal Rusa y la soprano Irina Starodubtseva harían las delicias de una población nada acostumbrada a estos eventos maravillosos.
El programa: Sinfonía nº 5 de Tchaikovsky, la Marcha Eslava, el vals de la Bella durmiente, la "Escena de la Carta" de Eugene Oneguin y la Obertura 1812.
Nos hicimos con cuatro entradas y nos plantamos nuevamente bajo el castillo, a las 22 h, ataviados para el evento. Una noche perfecta; aunque el sonido al aire libre pierde calidad y color, otro color suple amable lo que los oídos pierden. Un castillo medieval coronando la escena, ardiendo en ocres bajo el efecto de los focos y las estrellas. Y a la hora bruja, las 12 en el campanario, un par de copitas de Rioja , mientras alabamos la voz de la soprano y el crotoreo de las últimas cigüeñas trasnochadoras.

viernes, 31 de julio de 2009

Cuando llega agosto


Cada año por estas fechas me acuerdo de lo que fueran otros veranos, hace tantos veranos.

En mi época estudiantil agosto significaba el meridiano de las vacaciones, un mes lleno de tormentas veraniegas en el campo, de amigos que se incorporaban a la panda tardiamente. Qué largos descansos estivales eran aquéllos.

Ahora es radicalmente distinto.
Mido estas fechas por semanas pues cada persona que conozco parte su descanso en quincenas. Por poco he de llevar una agenda de encuentros si quiero coincidir con mis gentes. Yo misma organizo viajes fuera de época, aunque arrastre la pesada carga del ordenador en cada uno de ellos por aquéllo de no sentirme demasiado mal con mi sentido de la responsabilidad.

Ahora bien, agosto es agosto. Ahora entiendo qué significaba este mes para mis mayores cuando yo apenas pensaba mas allá de mi bici y la piscina. Es el mes en que todo se cierra. Y yo encantada, porque durante 31 días no espero recibir emails ni llamaditas en la siesta de gente que me sería non grata.
Ahora vengan a mí las musas de la Literatura y la Música, vengan mis amigos de visita a esta casa serrana, vengan sobrinos, cervezas, meriendas, sol y agua, kilos de más, pieles tostadas.

Durante cuatro semanas pensaré como aquel escritor que lamentaba haber perdido fuerzas y tiempo en los humanos afanes. Hay demasiadas cosas bellas a mi alcance. Debería echar mano de estos pensamientos también cuando no sea agosto.


martes, 28 de julio de 2009

De orfidales y otros remedios


Mi ausencia de estos días en el blog y en otros tiene sus motivos, que, al ser tantos, no viene a cuento enumerar. Lo siento, con esa punzada en las entrañas que te recuerda que estás faltando a un deber. Así mirado y sentido no resulta de ser chocante cómo tendemos a crearnos ataduras, trabajos, querencias y ligazones que nos envuelven y cortan las alas, de modo que, a las dificultades propias de la vida, le añadimos pequeñeces, o no tan pequeñeces.

Voy arrastrando una encruzijada personal mezclada con laboral (pues ambas son inseparables de hecho) y, dada mi forma de ser, también las mezclaría aunque no tuvieran absolutamente nada que ver. Qué asco de forma de ser, tan bien compartimentada y tan bien comunicada entre sí. Con lo mal ingeniero de de telecomunicaciones que yo sería y, sin embargo, qué bien me las he apañado para crearme unas conexiones dignas del Pentágono.
A lo que voy: que estoy que no duermo. Literalmente.

Amigas mías me recomendaron muy seguras "toma Orfidal". Y yo fuí muy inocentemente a comprarlo a la farmacia. ¡Ja! Si no hay receta, no hay Orfidal. Y yo no quiero ir al médico para un trastorno pasajero. Hace unos días, una farmacéutica de pueblo me regaló cinco pastillitas de tan milagroso brebaje para que hiciera la prueba, pero las he perdido entre los papeles -tan poco abultaban las benditas- así que estoy pasando mi vía dolorosa a pelo, como hacen los machotes.
Qué orgullosa me siento...
¡Y una porra! Lo que estoy es fastidiada por mi mala cabeza e irresponsabilidad, que no es sano ni cabal ir dejando pastillas a la buena de Dios, para que caigan en manos de cualquier desalmado. Y que encima ese desalmado tenga dulces sueños a costa de mis madrugadas en vela.
R. dice que haber perdido el Orfidal es señal de que no me convenía tomarlo, ni siquiera probarlo.
Pues vale. Yo, por si acaso, he decidido sustituirlo por una copa de vino antes de acostarme. Y tan ricamente que he dormido esta noche siete horas de un tirón. Viva el crianza del año 2002 con el que inicié anoche esta báquica ruta hacia Morfeo.

martes, 14 de julio de 2009

La sabionda sin pies


De vuelta en el tren de Murcia, donde me habían dejado mis buenos amigos tras pasar unos beatíficos días en su casa de Almería, me enfrasqué en las Confesiones y Memorias de Heinrich Heine.
Cuenta Heine que, perdidos sus derechos de autor en las reediciones de su obra De l´Allemagne, y dado que consideraba criminales los errores que había hallado a posteriori, no le quedaba otra solución que incrustar un prólogo aclaratorio purgando sus faltas. El prólogo me parece excelso, pero sería interminable colocar una entrada con todo él.
Me tomo la licencia de transcribir algunos párrafos a sabiendas de que, al propio Heine, le parecería estupendo que alguien recordara esta expiación algún siglo después:
"....Además, en la Biblia hay historias muy bellas y curiosas, que valdría la pena que se tuvieran en cuenta; por ejemplo, justo al principio, la historia del árbol prohibido del paraíso y la serpiente, la pequeña catedrática que ya, seis mil años antes del nacimiento de Hegel, refirió toda la filosofía hegeliana. Esa sabionda sin pies demostró con mucha agudeza cómo lo absoluto consiste en la identidad de ser y conocer, cómo el hombre se convierte en Dios a través del conocimiento o, lo que es lo mismo, cómo Dios llega a tener conciencia de sí mismo en el hombre. Esta formulación no es tan clara como las palabras originales: ¡ si habéis disfrutado del árbol del conocimiento, seréis como Dios !
De toda la demostración la señora Eva sólo comprendió una cosa: que la fruta estaba prohibida, y porque estaba prohibida, comió de ella, la buena mujer. Pero, apenas acababa de comer de la seductora manzana, perdió su inocencia, su ingenua espontaneidad; vió que estaba demasiado desnuda para una persona de su posición, la madre de tantos emperadores y reyes futuros, y pidió un vestido. Claro que sólo un vestido de hojas de parra, porque por aquel entonces aún no había nacido ningún fabricante de seda de Lyon, y porque en el paraíso tampoco había maquilladoras ni modistas.
¡Oh paraíso, qué curioso! ¡ En cuanto la mujer tiene conciencia pensante, su primer pensamiento es un vestido nuevo ! ..."

miércoles, 1 de julio de 2009

Casas


Como casi todas las tardes, he ído hoy también a la casa de mis padres, ahora que ellos no están (cada uno por un motivo).

Abro la verja y me asomo al jardín solitario, sabiendo que nada habrá cambiado de ayer a hoy. El cerezo que planté cuando mi padre aún vivía prosigue su camino hacia los cielos, creciendo fuerte aunque sus raíces se asientan sobre escombros. Un milagrito de la naturaleza.

Entro en casa y merodeo por cada habitación antaño llenas de vidas de todas las edades. Allí hemos llegado a cohabitar diez personas, a veces once o doce, aunque esa cifra no soy consciente de haberla compartido. Imagino que por algún rincón, o bajo los armarios, se esconde la voz de una tía abuela, menudita de cuerpo como una nena de ocho años. Cuando ella tenía ochenta y yo cinco, me hacía sentarme a su lado sobre un baúl y me decía que íbamos en un tren, rumbo a su pueblo. Ella lo creía de verdad y para mí era un juego.

Me siento en el sillón de mi madre junto al balcón y la llamo por teléfono, para decirle que por aquí todo anda bien, hasta los recuerdos están en su sitio, pero ésto me lo callo, no sea que me crea triste cuando no lo estoy.

Huelo sin intención de hacerlo, porque cada hogar tiene su propio aroma y resulta que éste me va a acompañar toda mi vida. No me asusta el crujir de la escalera de madera, ni la corriente de alguna ventana semiabierta: es mi casa. Aunque habite otras y las haga mías a golpe de amor y de lágrimas, ésta será mi casa siempre, o, al menos, hasta que lance su último aliento el último de los habitantes que abrazó entre sus cuatro paredes.

lunes, 29 de junio de 2009

Algunas reivindicaciones (Reedición)


En febrero del año pasado escribí una entrada reivindicativa, que hoy tengo ganas de reeditar tal y como la creé, sin cambiar absolutamente nada.

Hoy tengo el dia rebelde y con ganas de exigir a diestro y siniestro, con que empecemos :

A/a del Organo Competente:

reivindico ser una mujer con muchos momentos para mí sola, sin tener que aparentar estar ocupadísima, liadísima y agotada al acabar el dia y sin que las demás féminas me miren por encima del hombro por tan envidiable motivo.
Reivindico el uso obligatorio de la sombrilla en los dias de sol para evitarnos tener que comprar esas cremas tan caras con índice de protección solar xxx y esos tratamientos de belleza que no son sino sacacuartos de alto standing.
Reivindico volver a utilizar palabras y frases en desuso tan bonitas como "sería tan amable de....; que pase usted un buen dia, caballero; crápula; albricias; bajo el ala aleve del leve abanico ......"
Y hablando de abanicos, también desearía la vuelta de su uso y el lenguaje oculto de su aleteo.
Reivindico el derecho de los padres a poder echar a sus hijos de casa cuando éstos son insoportablemente mayores y caraduras, aunque no tenga nada que ver conmigo en este caso.
Reivindico el antiguo luto que, con el mayor respeto, permitía a los sufrientes mostrar su pena el tiempo necesario (es obvio que no reivindico su reverso de ostracismo y aislamiento, tan crueles y desacordes con la razón) .
Reivindico ese antiguo arte epistolar entre amigos y familia porque estoy harta de recibir solamente en mi buzon cartas del banco. ¿Hay mayor emoción que leer esas hojas plegadas que comenzaban por " Mi querida hermana Julia: por la presente te comunico...." ?
Reivindico el arte de la seducción, con sus tiempos y sus pausas, al antojo de las circunstancias, el azar y las personas.
Reivindico los besos y abrazos sin vergüenzas ni pudores, esos te quiero como sin venir a cuento, pero que siempre tienen su porqué.
Reivindico que por fin puedan amarse una mujer mayor y un jovencito sin asomo de sospecha económica de por medio. Y por supuesto también lo contrario.
Reivindico el derecho a no querer ser madre o padre.
Reivindico ser una mujer cañón y no tener porqué tirarte a todo bicho viviente, ni que esos bichos vivientes quieran tirársete a la mínima de cambio.
También reivindico ser fea como un pecado y tener derecho a que alguno quiera echarse encima de ti, varias veces al mes por lo menos.

¿Y qué fue de aquellos piropos callejeros que hacían ruborizar a las paseantes y te dejaban satisfecha para el resto del dia? Para muestra un botón castizo : "con una de tus pestañas, niña de mi alma, he de ahorcarme yo." Chulo de los pies a la cabeza ¿a que si? Pues reinvindico la inmediata incorporación de hordas de piropeadores en las calles de Madrid. Esto no es negociable, además.
Por último, reivindico el silencio, ese silencio del que nos vemos privados casi las veinticuatro horas del dia.

viernes, 26 de junio de 2009

Clase y casta


Hoy me voy a permitir una licencia lingüística gracias al Diccionario de la Real Academia Española, que otorga significados varios a una misma palabra.

Me dirijo a la comunmente llamada "clase política".
Si leo una de las opciones que la RAE da a "clase": distinción, categoría, resulta que no concuerda mucho con los susodichos representantes actuales, sean del partido que sean.
Así que me voy a una de las acepciones de la palabra "casta": se usa en especial referido a los insectos sociales. (Perfecto)
También pudiera emplearse "ralea" : manera en que se dirige el ave de rapiña sobre la presa.
Renombremos, pues, al grupúsculo:
La casta política, o
La ralea política.
Ambas fórmulas casan bien, porque clase...¿de qué clase hablamos?


sábado, 20 de junio de 2009

Beau soir


Mientras escucho Beau soir, de Claude Debussy, entro en un pequeño universo de felicidad de apenas tres minutos de duración.
Casi temo decir "soy totalmente feliz". Frase de extrema osadía para el ser humano, siempre temeroso de hurgar las entrañas de los dioses y recibir el castigo por tanta soberbia. Se baja la voz para que brote comedido el sentimiento y se sustituye por otra frase menos pretenciosa: "qué feliz me siento ahora".

Y ¿qué ocurre cuando, por el contrario, queremos gritar a los cuatro vientos: "soy totalmente desgraciado"? ¿No deberíamos esperar que la conmiseración de los Cielos nos cubriera con sus bendiciones balsámicas?
Pues no, resulta que tememos despertar nuevas furias y que nos caiga, como un chaparrón, una plaga aún peor que la que soportamos.

Total, que comos somos así de puñeteros, y el hombre se ha propuesto fastidiar al hombre con estas diatribas (ya que Dios nunca nos ha amenazado con tantas historias), el que ha nacido con un poco de prudencia se pasa la vida refrenando impulsos, no vaya a ser que...
Vuelvo a escuchar Beau soir, que para eso la creó Debussy.

sábado, 13 de junio de 2009

Parches


Al llegar a la edad madura en que me encuentro, me sorprendo con cierta frecuencia observando mi camino, todo él, lo que anduve hasta este punto y lo que me queda por delante. Como es natural, lo que atrás dejo se va distorsionando entre recuerdos reales y anhelos de lo que no fué y pudo haber sido, de lo que ha sido y no tuvo que ser. Lo que atisbo en el horizonte es confuso e irreal, suposiciones, ilusiones, angustias...de todo cabe en la viña del Señor. La enésima potencia se queda corta entre tanto cálculo de incertidumbres.

Cuando se es niño (todo inocencia, se supone) ni se mira arriba ni abajo. Estás, eres, aquí y ahora; el mundo alcanza lo que abarcan tus brazos y tus ojos, y el cielo lo mides por la caricia de tu madre y el sonido de su voz.
Sin preaviso te llega la madurez, la previsión, los cuidados, la experiencia propia y ajena, tus miedos, el sentido mas exacto de la insoportable fragilidad del ser.

Tomas conciencia de que el camino, a veces ancho, a veces estrechito como un desfiladero, está henchido de etapas. Empiezas a cubrirlas, una y otra y otra...
y acabas por comprender que esta senda las vas salvando poniendo parches.

lunes, 8 de junio de 2009

La transparencia, señor

Hay una fórmula a la hora de escribir novela que le valió a Stendhal su característico estilo literario, preciso, sin alharacas, congelando a propósito la pluma presta a decorar: "hago todos los esfuerzos por ser seco". Dice Zweig en su biografía que Stendhal no buscaba con ello la aridez de palabras, sino pasar desapercibido en la descripción. "El estilo debe ser como un barniz transparente: no debe alterar los colores ni los hechos o pensamientos sobre los que se aplica."

La palabra no debe contaminarse con las coloraturas artísticas, sino desaparecer tras el objeto, pasar inadvertida como el traje cortado a medida de un gentleman, y ser capaz de expresar tan sólo, con exactitud clara, los desplazamientos del alma.

Stendhal quiere la claridad y la verdad aún en el sentimiento mas confuso; iluminar hasta el fondo los laberintos del corazón. Sólo quien sabe sondear con claridad sus propias profundidades, puede disfrutarlas con autenticidad; sólo quien observa su confusión, conoce la belleza del propio sentimiento.

Zweig disecciona con habilidad de cirujano la compleja personalidad del escritor. Leyendo el párrafo en que lo imagina pluma en mano, partido, como siempre, su espíritu en dos mitades, mitad Henry Beyle mitad Stendhal, limando florituras sin consideración, me viene a la mente otro grande de las letras: Juan Ramón Jiménez. Estoy segura de que el francés abrazaría gozoso a nuestro poeta al oirle clamar su célebre frase : la transparencia, señor, la transparencia.

jueves, 4 de junio de 2009

Nada en particular, y un Angel


Hoy no voy a escribir de nada que verse sobre un asunto concreto, un tema, una vicisitud (bonita palabra que siempre me ha parecido nombre de mujer).
Estoy sentada en el sofá, con las piernas estiradas sobre la mesa y el ordenador sobre ellas, estoy cansada y tengo calor. Es tarde; una noche mas que no hago caso a mis propósitos de enmienda y me voy a la cama a las mil y gallo. Las ojeras me pasarán factura con IVA, cada año son mas crueles y les importa un bledo los cambios de gobierno. Casi como a mí, visto lo visto.
Tengo esa rara serenidad que acompaña y sigue a la mas absoluta preocupacion. Desde temprana hora no paro de reflexionar en lo puñetero que es el pensamiento o, para no implicar al resto de mi raza, que a fin de cuentas yo soy responsable de lo mío, de lo puñetero que es mi pensamiento. Nuevo propósito de enmienda para la mochila. Juro cambiar.
Juro pensar mas a menudo en ese Angel de la Guarda que nos acompañaba de pequeños y que me ha hecho recordar hace unos minutos el hijo de J.M. Ridao.
Quizás si volviese a canturrear entre las sábanas aquel lindísimo "cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que me acompañan".
Quizás si en mis desvelos de madrugada recitara, como una sura: Angel de la guarda, dulce compañía, no me dejes sóla ni de noche ni de día. Si me dejas sóla, yo me perdería.
Pero no sólo pienso en ángeles, claro que no. Mañana como con un antiguo pretendiente que me juró amor eterno y que ahora tiene mellizos, y no sé qué ponerme. Para ésto no necesito cohortes celestiales, sino un poco de sentido común, que no se trata de ligar ni nada parecido. Me preguntará por el trabajo y no quisiera hablarle de esta semanita gloriosa, que es mi cocktail explosivo. Me preguntará qué voy a hacer este verano y responderé que volveremos a coincidir unos dias en el campo. Nunca nos perdimos el rastro veraneando en el mismo sitio desde niños. Y me volverá a decir que su mujer ya no es celosa, y yo me callaré que no me lo creo ni loca. Qué curioso, un pretendiente al que nunca besé ni besaré probablemente, y yo pensando en qué me pongo mañana. Las mujeres somos así de idiotas. Estoy segura de que él ni se plantea qué corbata le irá a juego con el traje (dicho sea de paso, no tiene buen gusto).
He de decidir otras cosas mucho mas trascendentes en esta semana, y yo subiendo por los cerros de Úbeda. Tengo la ligera impresión de que mi Angel anda detrás de todo ésto...dulce compañía. Pues bendito seas, si eres.
Buenas noches

domingo, 31 de mayo de 2009

...Y yo me lo como

Receta para un cocktail explosivo y un trozo de tarta.


Se coge una semana y se la parte en dos.
Con el primer trozo hacemos una mezcla de varias reuniones inconexas entre la Administración y alguna oficina privada. Nótese que en todas ellas los lugares son distintos y las personas también y, aún así, los elementos quedan conjugados en una perfectísima imbricación.

Una vez comprobado que todos estos elementos tan discordantes en origen forman una masa uniforme de sinvergüenzas, prosigamos con el arte culinario.

En las horas libres vaya y venga como un zascandil y asómbrese de que las obras iniciadas cinco meses atrás no acaban de asentarse. No se encuentra la lógica de ello, pero asúmalo y prosiga con los ingredientes anteriormente citados, ya que la masa de sinvergüenzas sigue tomando cuerpo con levadura propia. Vea que el horno parece apagado y cómo ellos se autoalimentan y engordan y engordan en progresión geométrica. Es increíble.

Vuelva a reunirse con una empresa cántabra para intentar darle otra forma al pastel que anda cuajando a su antojo. Pruebe una cucharada y note que el regustillo le recuerda un mucho a la masa anterior, aunque no se conocen. Sospeche que sí se conocen o que fueron criados con la misma leche.

Importante: no pierda de vista de qué manera su propia mala leche va en aumento, pero apártela.


Con la segunda parte de la semana, prepare una copa bien larga con hielo y ascuas a partes iguales. Añada un chorrito de limpieza y cambio de armarios, agujetas, mal estómago y pensamienos reiterativos hacia la primera parte de la semana.
Entre medias, reciba varias llamadas simplonas y conteste como si fueran de vital importancia. En este punto no olvide seguir guardando la mala leche que parece querer desbordarse dentro de sí. Intente olvidar la masa de sinvergüenzas que ha quedado en suspense hasta el lunes. Lo que no pueda olvidar, échelo a la cubitera de hielo a ver si cuela. Es probable que no cuele, así que proceda a verterlo en la cocktelera de modo que la mezcla de ingredientes disimule su mal sabor.

Agítese con fuerza ciclópea todo-todo-todo, de lado, boca arriba, boca abajo y después échese la siesta para paliar la jaqueca que le producen los vapores de la receta. Tenga paciencia y deje actuar al tiempo.

Amigos, este cocktail me lo quedo para mí solita. Comprenderéis que no deba invitar a nadie.

viernes, 29 de mayo de 2009

Compartir una alondra

Hace pocos días hablé de las "Cuatro últimas canciones" de Richard Strauss, copiando en castellano alguno de los bellísimos poemas de Hermann Hesse que ponían letra a las Lieder.
Pero no me quedaba conforme al no incluir el vídeo de esta tercera entrega, titulada "Al acostarse". Lo escucho una y otra vez y me dejo seducir por la voz de la soprano, que calla en el minuto 1´54 para que hable el violín, como una alondra en vuelo sereno.

Deseo que disfrutéis de ella.

lunes, 25 de mayo de 2009

La consulta en un libro


He leído que Unamuno arrastró en su corazón, durante toda la vida, un hecho ocurrido durante su primera juventud. Volvía de comulgar un día y se le ocurrió abrir la Biblia al azar, para ver qué mensaje le aguardaba en esas páginas sabias. Su dedo había señalado :"Id por el mundo a predicar el Evangelio".
La señal era clara para él, que entendió que debería hacerse sacerdote. Como no le convencía la idea volvió a consultar en otra página, también fruto del azar, y para su consternación posó sus ojos en un versículo de San Juan: "Ya os lo he dicho y no habéis atendido. ¿Por qué queréis oirlo otra vez?"
Don Miguel se lamenta: "durante mucho tiempo la sentencia repercutió en mi interior y el recuerdo de esas palabras me ha seguido para siempre".
De hecho sus pensamientos mas profundos sobre el ser humano y la moral llevan ese tinte de cristiano místico desencantado con la Iglesia y con el comportamiento de la sociedad y solía ejercer de director espiritual con algunos de sus amigos descarriados de toda creencia religiosa.
Pues bien, hago esta pequeña introducción para contar algo de lo que he sido testigo hace pocos días. Una amiga me contaba por enésima vez sus dudas ante una elección difícil que debería hacer en breve y yo me sentía incapaz de guiarla (no seré yo quien teja destinos ajenos).
Le propuse algo que a veces hago cuando soy un mar de dudas: abrir cualquier libro que tenga a mano, al modo unamuniano, e interpretar lo que me dice el párrafo señalado. Así lo hizo y por dos veces el dedo apuntaba papel en blanco.
Consultó dos veces mas, intranquila y molesta por el hermetismo de aquella consulta baldía y el corazón se me salía del pecho cuando me leyó "que no era momento para pensar en nada, porque la muerte andaba rondando". La segunda frase se refería a un cojo.
Ambas nos callamos, sin querer nombrar siquiera lo que estallaba en nuestra cabeza, y es que su novio tiene un tumor en el hígado y hace meses se rompió una cadera.
Y que no me digan que son cosas del azar, que no, que no.

sábado, 23 de mayo de 2009

La lluvia y los sentidos


Anoche cayó un aguacero considerable sobre Madrid.
Inmediatamente subieron de la tierra olores nuevos, limpios; barridos el polvo y la paja de las calles, cedieron su sitio a quien lo reclamaba a golpe de gorgoritos.
En esas ocasiones hay que dejar actuar a la naturaleza, ella que convence con sus razones e invade cuanto sale a su paso. Al tiempo que se refrescaban las calles pensaba yo en un imposible: que ojalá la cabeza del ser humano tuviera un resorte para abrir y cerrar a su antojo. Yo me hubiera subido a la terraza a airear mis tribulaciones y limpiarlas con el efecto purificador del chaparrón. No pudo ser.
Esta mañana he ído a la floristería de siempre, a charlar con la señora que me llama "la chica de los tulipanes" mientras elegimos juntas la flor del día.
Tiene la manía de responder a mis preguntas con el nombre científico de la flor, así que nunca me entero de lo que me llevo a casa. Hoy me he traído alegremente este bonito ramo de la foto, formado al azar por mis propias manos. Se me resisten sus nombres hasta en castellano. Creo que la madre naturaleza, una vez mas, me dá lecciones magistrales y quiere que disfrute de ella con los sentidos, y no con conceptos demasiado humanos.

viernes, 22 de mayo de 2009

Cuatro últimas canciones (tercera parte)


En la tercera de las Vier letzte Lieder, Richard Strauss vuelve a recurrir a un poema de Hermann Hesse. La voz de la soprano (preferiblemente la de Elisabeth Swcharzkof) se arropa sensible y poderosamente por la orquesta, destacando algún sólo de violín que hace las delicias del mas exquisito oído.

He aquí el poema, titulado "Al irse a dormir"

Puesto que el día me ha fatigado,
mi ardiente deseo debe
acoger amistosamente la noche estrellada
como un niño agotado lo haría.

Manos, cesad toda acción.
Mente, olvida todo pensamiento.
Todos mis sentidos
quieren ahora sumirse en el sueño.

Y el alma, sin custodia,
quiere remontarse con libres alas
para, en el círculo mágico de la noche,
vivir profundamente y de mil maneras.

Algo en esta letra habla de mí. Su música le pone alas al alma.

lunes, 18 de mayo de 2009

Paisaje de un lago


Los tres dias por tierras de Sanabria han dejado sus huellas, como el haber tocado las aguas que en el año 1959 arrasaron un pueblo y 144 vidas, de madrugada.
No voy a contar detalles infinitos, pero sí tengo ganas de escribir lo que se me ocurrió mirando esos preciosos campos de retama, brezos y castaños. Lo dejo tal cual creció en mi mente, sin retocar ni un punto ni una coma.
La tarde estaba preñada de brezo
y tus ojos no tenían fondo.
Mano a mano desgranábamos palabras, verbos, idiomas.
Tu asignatura y mi asignatura.
Tu ventaja y mis miedos.
Me hablabas de un mundo de tierra firme
mientras mi corazón daba brincos.
Traspasaste mis fronteras,
sin ejércitos ni aduanas,
sin besos, sólo con miel en la voz.
Me sentí mas tuya que mía.
Pero fuiste fuego
cuando yo era aire
y tus diecisiete años y mis quince,
al final, no se avinieron.

viernes, 15 de mayo de 2009

Por San Isidro


Salgo por tres días fuera de Madrid y quiero dejar esta casa abierta y bien perfumada.
Qué mejor que estas rosas contra el cielo para deciros que hasta pronto, si Dios quiere.
Son mis rosas, si es que las flores pertenecen a alguien.

miércoles, 13 de mayo de 2009

La letra entre los números


Hace unos dias estuve en una reunión laboral disfrazada de comida informal. Gente de mi trabajo mezclada con otros despachos interrelacionados, es decir, personas conocidas codeándose con extraños, presentaciones, saludos cordiales y besos, miradas huidizas, apretones de manos forzados, algún diente afilado y la lengua, esa poderosa dama sonrosada, presta a hablar continuamente de.....¡ la crisis !

A la media hora ya estaba yo hartita -o jartita del tó- de escuchar diferentes versiones del momento económico, de lo que afecta a la oficinas o a la vivienda libre, del porcentaje -maldita palabra masculina- de pérdidas, en euros y en pesetas, de lo que opinan las Consultoras y el sector extranjero. La Banca, el euribor y la madre que lo parió.

A media reunión- ya digo que disfrazada de comida informal- el azar o los dioses me pusieron frente a Miguel, un abogado de una importante Consultora, al que ya conocía desde un par de años atrás. Como siempre va acompañado de otro Miguel, economista y mas dicharachero, el abogado suele pasar desapercibido; pero esta vez no. Algo en su mirada me hizo pensar que la crisis le estaba ahogando la garganta (no el vino que teníamos en las manos) y le pregunté algo sobre sus gustos personales. Así comenzamos una inesperada charla ajena al tema común del resto; así nos intercambiamos recomendaciones literarias. Me habló de una biografía de John Lennon que lee mientras va en tren cada mañana al trabajo. Le hablé de otra biografía, la de Nietzsche, que me parece grandiosa. Descubrimos que nos gusta la Física Cuántica aunque no entendamos ni jota porque ambos somos de letras. Y lo que tienen en común los caminos de la Astronomía y la Filosofía.

Olvidamos, por unos minutos, que alrededor se fraguaban varios conatos de derrocar al sistema económico mundial.
No me cabe duda de que Miguel se marchó muy agradecido de haberme contado estas pequeñas cosas. Y yo le agradezco mucho haberlas oído.

Nos rescatamos mutuamente.

lunes, 11 de mayo de 2009

Cuatro últimas canciones (segunda parte)



Segundo poema de Hermann Hesse para la segunda canción de Richard Strauss.


Septiembre

El jardín se entristece,
fría cae sobre las flores la lluvia.
El verano asiste
silenciosamente a la llegada de su fin.

Una tras otra van cayendo
las doradas hojas de la alta acacia.
El verano sonríe, entre sorprendido y fatigado,
en el moribundo sueño del jardín.

Largo tiempo permanece él todavía
junto a las rosas,
quieto, anhelando el reposo;
lentamente va cerrando
sus ojos fatigados.

sábado, 9 de mayo de 2009

Cuatro últimas canciones (primera parte)


Comenté en mi anterior entrada sobre el concierto de Richard Strauss, que el compositor había musicado tres poemas de Hermann Hesse y uno de Eichendorff complementando así sus Vier letzte Lieder. La voz de la soprano hace los honores, pero a falta de ella, quiero ir dejando aquí los versos escritos.


Primavera (primer Canto)

En el interior de oscuras grutas
soñé por largo tiempo
con tus árboles y tus cielos azules,
con tu fragancia y el canto de tus pájaros.

Ahora apareces desplegada con espléndido ornato,
inundada de luz
como un milagro ante mí.

Tu me conoces,
me abrazas tiernamente.
Percibo a través del temblor de todos mis miembros
tu sagrada presencia.

jueves, 7 de mayo de 2009

Jóvenes orquestas, lindas sorpresas


El domingo pasado asistí a un concierto dentro del ciclo de Jóvenes Orquestas, organizado por el Auditorio Nacional de Música.
La sorpresa fué mayúscula ante el poderío, la pasión y la grandilocuencia con que la Joven Orquesta Nacional de Cataluña interpretó a Richard Strauss y Mahler. Casi adolescentes de entre 18 y 25 años (algunos tenían cara de no pasar de los 15) manejando sus instrumentos con la maestría de muchos veteranos. Lo que de verdad me gusta de estos músicos jóvenes es la gracia con la que abordan la partitura, las miradas y sonrisas cómplices entre sus miembros, el pataleo tenue con que aplauden al solista, siguiendo indicaciones del director. Y, tras dos horas de agitada vehemencia, reciben los aplausos y se abrazan y felicitan unos a otros, radiantes por el trabajo bien hecho.
Después de presenciar un espectáculo humano y artístico de este percal, una tiene la sensación de que la vida es bella, sin remedio.
El dia 13 vuelvo a escuchar a otra joven orquesta. Seguro que tampoco salgo defraudada.
P.S.: las Cuatro últimas canciones de R. Strauss llevan exquisitos textos de Herman Hesse y Eichendorff . El próximo día pondré algunos, porque, como ya he dicho antes, la vida resulta maravillosa con estas bellezas.

viernes, 1 de mayo de 2009

Cancioncilla de mayo


Se ha despertado mayo
a manos llenas,
deshoja y cuenta las lunas
con azucenas.

Con luces tiñe la noche
y en su cinto,
repican las campanillas
y los jacintos.

Al aire presta sabores,
besa las frentes.
Con tibio rumor de arrullo
bajan las fuentes.

Con mayo voy de la mano,
gozo el camino.
Prometo acercarte el cielo
si vas conmigo.


martes, 28 de abril de 2009

Vidi core meum


Dolidas tengo las manos
abriendo las siete puertas
que abren mi corazón.
Un corazón que fué niño
y se meció en un columpio,
que se hizo costras de asfalto,
por jugar entre olivos.


Maduró este corazón mío
al golpe del platero:
tas, tas, un brillo y un restaño.
También silencios.
Creció mirando al sol, alto,
le nubló la sombra del miedo.

Temió, se encogió,
huyó en volandas al cielo.
Las costras que fueran de asfalto,
se fueron enterneciendo.

Digo que sangran mis manos
portando llaves de hierro.
Una puerta y otra, así hasta siete,
ocultas por bellos velos.

Todo fue en vano.

Allí, en penumbra, te ví
triste corazón mío,
y no te reconocí.


lunes, 27 de abril de 2009

Los colores de la vida

¿Se han fijado ustedes en que al gimnasio la gente acude vestida de azul, blanco, gris, negro o rojo? ¿Que cualquier otro color resultaría fuera de lugar, sin motivo claro o explícito que lo confirme? Algo dentro del hipocampo nos conmina a sudar en la cinta andadora dentro de una gama concreta y de ella no nos atrevemos a salir, salvo algunos osados y en contadas ocasiones; habrá que observar si para ejercitar la mente nos inclinamos por tonos bien distintos o identificamos el esfuerzo mental y corporal dentro del mismo saco.

¿Se ha fijado ustedes en que los lunes las mujeres solemos vestir de rojo?
Como si el bermellón espantara el horror de los siete dias por delante o, también pudiera ser, nos confiara el secreto de resultar llamativas cuando nuestro ánimo rastrea los suelos.
Sea como fuere, los lunes son rojos y femeninos. Me ha bastado observar a mis compañeras de género en el trabajo y en la calle, esa docta maestra que tanto enseña cuando se le hace caso.
He estado comprando un regalo para un bautizo en una platería del centro de Madrid; pues bien, de la docena de mujeres que coincidimos dentro de la tienda, ocho llevábamos el color encendido en gran parte de nuestra vestimenta. Las otras cuatro, no saben-no contestan, es decir, resultaban anodinas.
Al final van a tener razón aquéllos que adoran la cromoterapia cual ídolo pagano. Yo ya voy camino de ello cuando me lanzo sobre el armario cada mañana.

viernes, 24 de abril de 2009

Ya no me acuerdo


Esta mañana
ya no me acordaba cómo tocaban mis dedos,
esa guitarra que era para mí tu cuerpo.
Ya no me acordaba lo que sentía cuando acariciaba tu pelo.
Ya no me acuerdo
si tus ojos eran marrones o negros,
como la noche o como el día que dejamos de vernos;
sólo recuerdo que llovía y que quedamos
en la parada del metro.

Pero haciendo un gran esfuerzo aún veo
tu mirada en cada espejo de cada ascensor,
donde cada noche me sube hasta el cielo
de moteles invernadero,
donde se jura algo tan efímero…

Ya no me acuerdo
ni de tu risa ni de tu prisa por darme un beso.
Ni qué botón de tu camisa desabrochaba primero.
Ni qué rumba me bailabas cuando querías robarme el sueño.
Dicen que el tiempo y el olvido son como hermanos gemelos,
que vas echando de más lo que un día echaste de menos.
Yo qué culpa tengo si ya no me acuerdo...
Pero haciendo un gran esfuerzo aún veo
tu mirada en cada espejo
de cada ascensor donde cada noche me sube hasta el cielo,
de moteles invernadero,
donde se jura algo tan efímero, y tan eterno.
Ya no me acuerdo.
Ya no me acuerdo.


Me gusta Estopa. Aquí enlazo su vídeo, por si a alguien le interesa.

http://www.youtube.com/watch?v=k-hlamihUVE

miércoles, 22 de abril de 2009

A propósito de la guadaña


Una magnífica entrada de José Miguel Ridao en su blog "Por estos andurriales" titulada Guadaña, me ha hecho recordar ciertas cosas que ocurrieron cuando murió mi padre. En realidad las recuerdo practicamente todos los días desde hace casi dos años, sólo que hoy me apetece contarlo y no sé muy bien cómo hacerlo ni cómo será acogido por quien me lea. Si le sirve a alguien para algo, me daría por satisfecha. Allá va y que sea lo que Dios quiera.
Unas horas antes de que mi padre entrara en coma y se fuera para siempre, dejó de mirarnos durante unos minutos y fijó su vista en el techo, de manera obstinada y casi sorprendida, como si estuviera viendo algo inesperado que requiriera toda su atención. Nosotras, conscientes de la importancia de su experiencia, fuera cual fuera, e impotentes ante ello, guardamos silencio y nos limitamos a esperar. Él ya no pudo contarnos qué ocurrió durante ese breve espacio de tiempo.
Dos días antes, otro suceso extraordinario: un intensísimo aroma de flores inundó de repente y a bocajarro la habitación del hospital y no había ninguna alegrando el panorama. No sé por qué, en ese momento tuvimos la primera certeza de que el fin estaba ya cerca. La segunda certeza fué la mirada sorprendida de mi padre hacia el techo. Y no nos equivocamos.

sábado, 18 de abril de 2009

El vello de punta y unas emociones


El jueves 16 de abril asistí nuevamente al Audiorio de Música para escuchar con cien oídos a la Orquesta de Cámara de la Radio de Baviera ( quince cuerdas) y como invitada solista, la pianista francesa Hélène Grimaud. El programa era casi un milagro:
Tercer Concierto de Brandenburgo, de Bach - Serenata para cuerdas en Mi Mayor, de Dvorák - El mensajero y Dos diálogos con epílogo, de Valentín Silvestrov (este último un desconocido para mí, y desde el jueves, todo un descubrimiento).
Antes de entrar ya nos sorprendió la presencia de coches aparcados en la explanada de entrada al Auditorio y una pareja de guardaespaldas. El motivo era la asistencia de la infanta Margarita, hermana del rey, a la que tuvimos después sentada cuatro filas detrás nuestra. Valga este apunte como dato anecdótico, pues lo que quiero contar hoy es la excelsitud del concierto en sí mismo. La orquesta de Baviera (una escisión de la Sinfónica de la misma ciudad) me pareció pulcra y apasionada en su interpretación, si a ambos calificativos se les permite casar con honestidad. Una orquesta sin director por decisión propia, bajo la tutela discreta del concertino. No hay que perderla de vista en lo sucesivo.
Bach y Dvorák, inmensos.
Silvestrov, mi nuevo descubrimiento, delicado y exquisito. El acierto de la orquesta fué, a mi entender, los arreglos para cuerda en estas obras concebidas sólo para piano. Hélène Grimaud era arropada continuamente por las violas, cellos y violines, en unas melodías que recordaban un no sé qué de otras épocas. Hacía mucho tiempo que no me conmovía durante dos horas completas y de tal manera, hasta las lágrimas, que no podía contener y que me hacían sentir ridícula, allí, en primera fila, a los ojos directos de los quince bávaros.
Para detener mis ríos desbocados, fijaba la vista en los calcetines demasiado cortos del primer cello, que dejaban ver una piel blanca, de raza aria pura, y ese desliz absurdo me hacía sonreir y quitar drama al asunto. Truquillos de aficionada.

jueves, 16 de abril de 2009

Cielos, Gilgamesh

Allá por los años 8o oía yo hablar por vez primera de Gílgamesh, héroe sumerio del tercer milenio a.C. Estudiaba, o hacía que estudiaba, Historia Antigua y Medieval y copiaba apuntes al dictado de unas palabras que aún me sonaban a chino - en este caso a sumerio cuneiforme en doce tablillas de barro cocido-.
Tres mil años pesaban mucho sobre mi ánimo encendido, pues de siempre he sentido una profunda inclinación y querencia por la Historia de la humanidad, su peso y su herencia, sabiendo, como sólo Borges fué capaz de escribir en Las Causas, que : Los ponientes y las generaciones...la frescura del agua en la garganta de Adán. El ordenado Paraíso...La palabra. El hexámetro. El espejo. La torre de Babel y la soberbia. La luna que miraban los caldeos...Se precisaron todas esas cosas para que nuestras manos se encontraran.

Creo, sin sombra de duda alguna, que si mis pies pisan firmes este mundo es por causa de todos y cada uno de los hombres y mujeres sin nombre que antes lo pisaron. En Nínive o en Britania, en las orillas del Ganges o en Segóbriga, en el Areópago o en las aguas del Eúfrates, se fraguaron las semillas de esta generación que ahora habita la Tierra, llevando en nuestros genes las pasiones, la Vida, en definitiva, de unos cuantos millones de otras almas.

Por Luis Alberto de Cuenca acabo de enterarme de que Alianza ha editado una versión de la Epopeya de Gilgamesh, de la mano de Stephen Mitchell. Dice Cuenca que, como sucedía con todos nosotros, estudiantes de primero en la Facultad, a Gílgamesh acabó por llamarle Gilgamés, mandando a la fonética acadia a freir espárragos. Dice Cuenca, y eso yo no lo recordaba, que su Epopeya es el cuento mas antiguo del mundo.

Y yo me digo, una vez mas, que qué bien he hecho en no tirar a la basura mis apuntes universitarios. Puede que un día de éstos rescate esas páginas escritas con pluma azul y me detenga a saborear las semejanzas y las diferencias entre el legendario rey de Uruk y el no menos legendario Aquiles de la Ilíada.

Para cuando tenga ganas.

sábado, 11 de abril de 2009

Los poetas de Stefan Zweig


Estos días estoy leyendo "Tres poetas de sus vidas" de Stefan Zweig, tercera entrega de una serie de biografías titulada "Los constructores del mundo". La primera estaba dedicada a Hölderlin, Kleist y Nietzsche, bajo el nombre de "La lucha contra el demonio". La segunda, a Balzac, Dickens y Dostoyevski , titulada "Tres maestros".

Esos tres poetas del libro son Casanova, Stendhal y Tolstoi. Como el propio escritor indica en su prólogo, choca profundamente la idea de elevar a un mismo nivel intelectual tres personalidades tan diferentes. La cuestión es que representan tres escalones ascendentes de una misma función creativa : la autorrepresentación. Casanova ocupa el escalón mas primitivo, el que relata su vida sin indagar en absoluto en sí mismo. Stendhal, en un grado mas elevado, se pregunta ya el motivo de sus acciones u omisiones, se siente interesado en hurgar dentro de sí mismo, de su psicología. Tolstoi, en el peldaño superior, se contempla con los ojos de la conciencia implacable, a modo de autoexamen moral.

Hace unos años, Mauricio Wiesenthal escribió "Libro de réquiems", precioso mosaico de personajes que recomiendo a quien quiera oirme. En él hay un capítulo dedicado a Casanova que no tiene desperdicio y que me va a servir de complemento al Casanova de Zweig, o viceversa. Curiosamente en sus réquiems también Wiesenthal planea durante una veintena de páginas sobre la figura de Zweig.

Mágica espiral ésta de la literatura, envolviendo biografías de figuras indispensables. ¡Cuánto agradezco que otros se hayan tomado el trabajo de recopilarlas! Trabajo que me ahorran y placer que me regalan. Gracias eternas.

martes, 7 de abril de 2009

El Samur entre Ramos


No sé qué tengo yo con los Domingos de Ramos, que no hay año en que no me suceda alguna cosa rara. Parto de la base de que este día me gusta muy por encima de las demás fiestas religiosas y no me equivoco cuando digo que voy a misa con los pies alados y ligeros, como Aquiles, y el corazón cantando alegre y bailarín.
El domingo pasado, en mitad de la celebración, se oyó un revuelo de voces que querían ser discretas, pero que denotaban alarma y preocupación. La iglesia estaba llena de gente mayor (pocos jóvenes en estos tiempos de cólera, qué le vamos a hacer). El cura siguió a su ritmo como si no hubiera oído nada y así llegué a creerlo, dada su avanzada edad a la que yo presupuse una sordera incipiente. Los feligreses guardamos silencio con los ramos de olivo enhiestos como lanzas nuevas.
Cinco minutos mas tarde se abre la puerta y aparece una pareja del Samur, con sus chalecos de color vivo, el fonendo al cuello, y una premura en el andar extraña en ese recogimiento. Alguien los guía hacia un banco y comienzan las maniobras propias de resucitación, la gente inquieta, pero silenciosa, y yo, al fondo, sin saber qué estaba ocurriendo entre la vida y la muerte.
No podía dar crédito a aquella escena : el cura NO paraba la misa ni un segundo, no se inmutaba, no dudaba en su quehacer, como si ese cuarto de hora que quedaba por delante tuviera la misma importancia del armisticio en la Segunda Guerra Mundial.
Me indignaba esa falta de humanidad en un representante de la Iglesia. Nadie de los que estábamos allí sabíamos si el hombre tumbado en el banco estaba muerto, si aún luchaba por aferrarse a nosotros, no sabíamos nada...y yo tenía ganas de gritar hacia el altar: ¡paren ahora mismo, carajo. Esto es mucho mas importante!
Cuando mas tarde comenté lo ocurrido con gente conocida me comentaron que en otras situaciones parecidas, otros sacerdotes actuaron de igual manera. Y yo me pregunto ¿ de dónde se ha sacado la Iglesia que este rito divino es, a los ojos de Dios, infinitamente mas importante que la ayuda a un necesitado?
Entre las palmas y los ramos imaginaba a aquel Jesús, XXI siglos atrás: no, él no hubiera actuado así. No, a él no le hubieran gustado unas cuantas actitudes de esta Iglesia ( creo yo, yo que creo en Él).

Rusos a mí ¡ A mí la guardia !


Llevo unos dias recibiendo correos de varios desconocidos rusos. ¿Será que mis encantos traspasan fronteras? Mirad lo que me ponen:
МАСТЕР-ПРЕЗЕНТАЦИЙ: принципы и правила создания запоминающихся презентаций9 апреля Кризис экономической ситуации или кризис сознания? «Управление компанией в период кризиса: "Выигрывает сильнейший... "10 апреля Как организовать логистику для улучшения финансового состояния.

Por supuesto, yo no me he quedado atrás y les acabo de contestar lo siguiente:
Строительство домов, дач, коттеджей. Ремонты квартир, офисов, любых помещений. Установка, монтаж, ремонт сантехнического оборудования. Абсолютно весь спектр услуг.

No se vayan a creer lo que no.

sábado, 4 de abril de 2009

Titulando

Pasaba tontamente el rato visitando un blog y otro y otro y otro. Me paraba a contemplar el listado de páginas recomendadas por alguno de ellos y hete aquí que me han impresionado muchos títulos, pues me parecían competir en originalidad y frescura, algunos también en retorcimiento.
No he visitado casi ninguno, la ruta hubiera sido ad infinitum, como esas autopistas hacia el cielo ( o hacia el infierno) que nos atraen desde el abismo. No obstante, dejo aquí unos cuantos destacados; aunque ni son todos los que están, ni están todos los que son, no me digáis que no tienen salero estos títulos blogueros:


El callejón de los negros
María Lasciva
Háblalo con mi abogado
Una hijadeputa con clase
Diario de un derribo
La nave fué y volvió
Hablando del asunto
Cómo sacarse en la rifa al tigre
Soy un pensamiento fruto de tu aburrimiento
La gata sobre el teclado
Princesa de mi cuento
Las grietas de la luna
El lobo y caperucita feroz
Lo que no puedo contarle a mi vecina
Tristeza líquida
La impostura del misionero
Carece de sentido
Ahogando mis finales
Opositando a chufla
República de tinta
Ni libre ni ocupado

Admirable el despliegue de talento de sus dueños.

No he nombrado los que leo habitualmente por razones obvias, pero no tienen desperdicio ninguno de ellos-vosotros. ¿No os habíais dado cuenta? Sois geniales.

jueves, 2 de abril de 2009

Mariachis para una dama



Subieron la escalera alborotando con La canción de la morenita, besaron la mano a mi madre antes de cantarle Las mañanitas, y, mientras sus hijas reíamos y llorábamos entre los recuerdos del padre ausente y su mirada de niña con muchos años encima, fueron sonando sin descanso La Bikina, De qué manera te olvido, México lindo y querido, otra vez La Bikina, El reloj, etc, etc

Lagrimeé al tiempo que me comía un sandwich, bailé con mi sobrina, canté con toda la familia hasta morirnos de risa. Y entre tanto, bebida para todos.
Una hora entera de guitarrón, violín, trompeta y guitarra. Los aplausos de mi madre y sus ojos radiantes valieron mas que todo el oro del Nuevo Mundo.

No lo dude, si quiere hacer pasar un rato inolvidable a un ser querido, ponga un mariachi en su vida.

lunes, 30 de marzo de 2009

Ensimismarse


Si me estuviera permitido, hoy no tendría contacto con las afueras. No escucharía cosas que no quiero escuchar, no hablaría de lo que no deseo hablar, quizás no hablaría de nada. Eso si, escribiría, y mucho.
Escribiría de la carta que he recibido de una amiga, de las personas verdaderas, de los preparativos para la merienda de mi madre, que mañana cumple tantos años y no sabe que le aguarda una sorpresa: que le van a cantar de blanco Las Mañanitas, y De qué manera te olvido. Luego, lo que ella quiera.
Dejaría hablar sólo a la voz de mis manos para contar la historia de un primer amor nacido en la guerra y que ha sobrevivido siete décadas. También diría que el siete es el número bíblico para expresar una montaña de cifras y que bíblico sería casi el relato. Hablaría de las coincidencias y del azar; del pasado y del porvenir, si yo lo supiera.
Escribiría en rojo la frase de una canción eterna "No olvides que te espero, no esperes que te olvide". Y os contaría que así se define el Amor y no de otra manera.
Si tuviera tiempo escribiría de mis ilusiones, que son unas cuantas, o de mis carencias, otras tantas mas equis. También diría que todo es relativo o absoluto, depende de.
Nada de lo que ocurre fuera me importaría hoy si me estuviera permitido.
No estoy melancólica ni triste, tan sólo, eso sí, ensimismada.

sábado, 28 de marzo de 2009

La fuerzas


Hay momentos en los que se tiene la sensación de llevar las riendas de la propia vida, en los que pervive la ilusión de seguir el camino elegido con la esperanza de llegar a una meta, aunque ésta se desdibuje confusa en el horizonte. Son momentos en los que uno cree existir per se.

Son como estelas de un cometa luminoso en el Universo.
Pero como todos los cuerpos celestes están sujetos a la mecánica de fuerzas, así resulta que en la trayectoria personal de uno interfieren en guerra permanente la fuerza centrífuga y la centrípeta, en versión humana. Uno puede coger la velocidad que quiera, si,si, que ya se encargará la centrípeta de atraerlo hacia su centro con su cordón umbilical bien ajustadito. La otra, que es una fuerza ficticia según la Tercera Ley de Newton, te permite circular por la inercia del movimiento, aunque resulte que esa inercia no te pertenezca tampoco del todo.

Servidora se pregunta si esas fuerzas ajenas le impiden a una realizarse tal cual sería, tal cual debería y le gustaría ser. O si, por el contrario, va a resultar que yo nunca sería nada sin la mecánica de fuerzas entrando en conflicto contra mí.

No sé si me explico.



martes, 24 de marzo de 2009

Lapsus infantil


De las muchas anécdotas que podría contar de mi estancia holandesa no podría callarme la que ahora os cuento.
Mis sobrinos son bilingües, camino del trilingüismo de aquí a nada, por ello es normal oir de sus boquitas lindas algunos gracejos sorprendentes, composiciones de frases extrañas, retrúecanos varios.

Los tres fluctúan entre los cinco y los once años; sus mentes son aún muy inocentes y a mí me gusta preguntarles si tienen novio/a en el cole, porque sus respuestas tienen una candidez conmovedora. Uno de estos días estábamos desayunando en su cocina justo antes de llevarlos al cole y le pregunté a la niña por el asunto amoroso. He aquí el diálogo:

-Y dime ¿sigue siendo tu novio aquél Sieber, tan guapo?
- No, ahora le gusta otra niña de la clase
- Qué pena . ¿Te gusta algún otro?
- Bueno, Tom nos gusta a todas pero a él no le gustamos ninguna.
- ¿Y eso cómo lo sabes?
- Porque cuando le damos un beso, se corre.
¡¡¡.......!!!
Es de esperar que cuando llegue a mayorcita sepa distinguir perfectamente la diferente composición de los verbos.


sábado, 21 de marzo de 2009

Con las maletas cargadas


Si, con las maletas a reventar he llegado a casa después de cuatro dias entre canales, flores y molinos. Las mujeres de la caravana han vuelto a sus hogares cargaditas de regalos para propios y extraños, amén de unos cuantos caprichos para sí mismas, que no todo va a ser pensar en los demás.
El de la foto es un regalito virtual para José Miguel, por dos motivos: por haber sido su santo y porque el artilugio en sí parece que le inspira buenos momentos y buenas entradas, que luego disfruto leyendo.

Es un regalo un poco egoísta, por tanto. Lo siento.
No pude resistirme al ver en preciosa porcelana de Delft un objeto tan desprestigiado, tan innombrable.
Que lo disfrutemos todos (después de que lo recoja su destinatario).