jueves, 19 de julio de 2012

Nivea


Entre ídas y venidas de la sierra a Madrid voy calentando motores para el verano. Otro verano.

No recuerdo ya desde cuando, pero hace bastantes años que los veranos me producen cierta desazón. Todo cambia de lugar, las personas, los objetos mas queridos ¿Por qué querremos a ciertos objetos? Los amigos se dispersan durante tiempo indefinido, las familias se desmembran con este nuevo afán de mandar hijos al extranjero. Yo misma no sé qué hacer conmigo.
Si, el alborozo y algarabía propias de la estación entran en conflicto con ciertos deberes.

Julio me recuerda otros julios y, si ahondo en la memoria, muchísimos fueron un caos de esperanzas, proyectos, expectación, ilusiones y, con intervalos, amarguras. Casi todos, un laberinto del que a veces salir costaba un imperio. Los mas dichosos, sin duda, los de esa infancia ignorante, simple, rebosante de risas porque el colegio ya había terminado. Desde el ultimo día de curso comenzaba una carrera incierta en el tiempo, porque el tiempo no significa nada para los niños, y el día a día ya no tenía horario ni dueño, salvo la imaginación.
¿Os acordáis de este anuncio de Nívea?
Ese balón azul y blanco que en algunas playas lanzaban avionetas de reclamo, era el objeto de mi deseo. Qué felicidad mas nívea la de esta imágen dorada.
¿Dónde puedo conseguir este balón, a parte de mis recuerdos?
Con ellos os deseo un felicísimo verano a todos.

miércoles, 11 de julio de 2012

Mientras me lavo los dientes

Tardo 2 minutos en lavarme los dientes y, de hito en hito, me miro en el espejo cuajado de mariposas azules. Me recuerdan el día que las compré en Holanda, hacía frío y llovía, como siempre.
La pasta de dientes está caducada desde el año 2005; también lo estaba el té de Semana Santa, año 2008, y aquí sigo. ¿Me han salido manchas en la cara? Puede ser, no voy maquillada y veo todos mis defectos. No quiero pensar lo que saldrá con el espejito de 10 aumentos que tengo sobre la mesa del porche, ahí te ves hasta lo que no tienes. He dicho bien, hasta lo que no tienes.
El dentífrico no sabe mal, no sabe a nada, para ser correctos. Siete años de caducidad han de notarse por algún lado y yo me pregunto qué coño hace en este cajón después de tanto tiempo. Da igual, no tengo otro y me aguanto. Ras ras, creo que en estos casos recomiendan lavarse los dientes con bicarbonato o con agua oxigenada, pero total, ya... Ras ras, qué diferentes son los despertares en el campo a los de Madrid: los pajaritos andan muy revoltosos ¿serán los mismos del año pasado o aquéllos han caducado también? Ras Ras, mirar en google cuánto vive un pajarito. ¿Qué pajarito? El que sea.
También buscar en google la canción que no se cómo se llama ni quién la canta, pero que oí la otra noche en la radio y dice when I am with youuuu.
Ras ras, otra ojeada al espejo y veo que tengo ojeras, nada nuevo. Con la pinza en el pelo parezco mas jóven, me parece a mi, pero no voy a salir a la calle con estos pelos. ¿Cuántas veces me he mirado al espejo en estos 2 minutos? Quizás todo el tiempo pero otras imágenes han pasado por mis ojos mientras tanto.
Ahora si, ahora noto el sabor rancio del 2005. ¡Cuántas cosas han cambiado desde aquel año! Algunas han caducado definitivamente pero no huelen mal, otras han mejorado, o han nacido y me hacen felíz.
Mirar también en google cuántas tetillas tiene una perra porque he descubierto que la mía tiene ocho.

miércoles, 4 de julio de 2012

Il dolce far niente


Bendigo cuanto rodea a este dolce far niente y a quien esté manejando los hilos para que yo lo disfrute.
El silencio a mi alrededor es casi completo, pero es cierto lo que acabo de leer en un libro: los silencios no son iguales nunca. Cada cual lleva en si el eco de una imagen, una palabra, una música, quizás el eco potentísimo de un pensamiento.

domingo, 1 de julio de 2012

Trasiego


Para A. porque no se cansa de animarme a escribir.

TRASIEGO

Estos versos son de nadie
porque nadie los ha escrito.
Y, cuando lleguen
a sabe Dios qué manos
que sostengan
este par de tristes hojas amarillas,
dirán que ya encontraron dueño,
que ha llovido.
Que salvaron rocas y algun laberinto.
Quizas alguien los deje descansar,
por fin, de su trasiego
y su desasosiego.
Porque nada era tuyo ni mío, dijimos.