domingo, 28 de septiembre de 2008

Un soneto me manda hacer Violante


Un soneto me manda hacer Violante.
Para ser mas exactos: un meme me manda hacer Juan Antonio, el profe (del blog "Ah de la vida") siguiendo la cadena que su hija Isa le había propuesto hace unos dias.
El meme en cuestión consiste en nombrar seis cosas que te gustan, seis que te disgutan y seis personas a quienes encomendar idéntica tarea, a modo de eslabones blogeros en dirección al infinito, como esos vectores matemáticos de mis años escolares. (Si mal no recuerdo había uno que se enunciaba : no sé qué del infinito, cuando el infinito tiende a cero) Si hubiere por ahí alguien de ciencias, que me corrija sin pudor alguno o que calle para siempre.
Una vez enunciado el asunto vectorial, pasemos a desarrollarlo.
Seis cosas que me gustan (el orden no es significativo):
1. Los mercadillos, merodear, comprar, tratar con los vendedores y sus clientes y comprobar su capacidad tan salerosa de embaucamiento.
2. Las ovejitas en el campo (en ésto me parezco a Carmen Sevilla). Me encanta el correteo de los corderitos recién nacidos tras sus madres.
3. Dejar hablar a mi madre de sus recuerdos, aunque me los conozca en diferentes versiones (que varían a menudo). Mas aún me gustaba cuando era mi padre quien la escuchaba con paciencia infinita y ello daba lugar a forcejeos dialécticos dignos de Faemino y Cansado.
4. Dedicar alguna mañana libre a pasear por Madrid y descubrir calles, comercios ambientes desconocidos.
5. El olor de la lluvia en el campo, en el mar, en la ciudad.
6. Mi familia, en su mas amplio sentido, todos sus miembros (bueno, casi todos)
Seis cosas que no me gustan:
1. La carne poco hecha. Ni verla.
2. Que el vino me siente mal y me deje hecha unos zorros, porque me gusta. He aquí la historia de un amor no correspondido.
3. Las malas intenciones, la trampa.
4. Casi todo el cine español actual, lo siento si suena poco patriótico.
5. Tener los armarios a rebosar de mis compras de mercadillos, por ejemplo
6. Y finalmente yo misma, a veces, a pesar mío y gracias a mí.
El remate debería ser el listado de mis seleccionados a continuar con este meme, pero no me atrevo a nombrar sólo seis candidatos de entre todos mis muy admirados escritores de blogs. De modo que dejo la página en blanco e insto a quien lo desee a que recoja el testigo de mi mano, libremente. Yo estaría encantada de leer sus gustos y disgustos.
Así que...
"Un soneto me manda hacer Violante,
que en mi vida me he visto en tal aprieto..."

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Tres funerales y una boda


No, no es que haya olvidado el título de aquella comedia inglesa del año 93, donde un grupo de amigos se encontraban a lo largo del tiempo y de boda en boda, rematando la historia en un funeral. Es que mi última semana ha sido un pasar compungido por tres funerales impensados e inesperados y por fin, el sábado, una boda blanca y radiante, ésta sí delicadamente aunciada varios meses atrás.

La muerte debería anunciarse a los que afecte en primer y segundo grado para evitar tan desagradables sorpresas y atender a quien le replique "no me viene bien en tal fecha". ¿Por qué no se le exige que cumpla con tres amonestaciones, igual que los casamientos como Dios manda? Qué poca educación tiene, qué mal enseñada está. Y lo curioso es que dá igual el Gobierno que tengamos, no le afecta la LOGSE, LODE, LOE ni otros cuentos, y la crisis, no digamos. Pero en fin, la que queda mal, siempre, siempre, es ella.
Como digo, la semana pasada se ha mostrado caprichosa como nunca. Y yo me he dejado llevar de su mano, mansa como un corderito dentro del rebaño. ¿Que hoy toca funeral? Pues al funeral, y nada de caras largas: sólo abrazos y mis mejores palabras de consuelo; recuerda que la malqueda es ella, la innombrable, la traidora.
¿Que hoy toca boda? Pues a la boda, con mis mejores galas y aún mejor maquillaje. El bolso prestado, mis sandalias doradas y la pulsera que mi madre nos regaló a todas las hijas a imagen y semejanza de la suya.
Los siete dias que acabo de contaros los pasé fisgando entre la gente con avaricia, por si a Hugh Grant le daba por aparecer, con ese aire atontado que le caracterizaba en la película y esa mirada de no haber roto nunca un plato. Ja, menudo pillín. Y yo, menuda pánfila.
Olvidé que no era Cuatro bodas y un funeral, sino Tres funerales y una boda; olvidé que ésta era la vida real, sin pantallas cinemascope, ni palomitas ni acomodadores. Eso sí, la vida real me trajo la visión de unos cuantos políticos del PP invitados a uno y otro evento, con sus escoltas engafados aún cuando el sol hubiera desaparecido un par de horas antes.
Y eso tiene también cierto encanto ¿no?

sábado, 20 de septiembre de 2008

Memorias, confesiones, autobiografía, diarios ( II )


Decíamos ayer...
que es difícil interceptar los circuitos neuronales del escritor que decide publicar su vida. No olvidemos que publicar es "hacer público algo".
Nada sabemos de sus intenciones primigenias y mucho menos de la evolución de la pluma sobre el papel, si tenemos en cuenta que rara es la ocasión en que uno acaba escribiendo finalmente lo que deseaba en el momento de concebir la idea. ¿Cuántos autores se han quejado de la voluntad propia que va adquiriendo su texto, sorprendidos del caprichoso devenir del desenlace?

Supongamos entonces un esfuerzo sobrehumano en aquéllos que han decidido, libremente, sacar a la luz sus trasuntos, un rebuscar en sí mismos y en los otros, en constante ejercicio de desecho y asombro, de dulces fresas y amargos pomelos, de aquí me callo, aquí corro un tupido velo.

El cómo quiera llamarle cada uno a este su jardín albortado, dejémoslo a su antojo. Nada importa a quien lo lee. En todo caso yo les agradezco esas frasecillas en segunda línea con que decoran la aridez del título: Una vida presente. Memorias (J.Marías) . Confieso que he vivido. Memorias (P.Neruda)Poesía y Verdad (Goethe), entre otros.

Hoy me quedo con las sabias palabras del filósofo Julián Marías:
"Hoy, 14 de julio de 1988, me decido a volverme sobre mi vida e intentar contarla y expresarla; es decir, revivirla./.../ He recordado muchas veces lo que Ortega dijo acerca del deber de comunicar la sabiduría sobre la vida concreta, la ciencia vital por excelencia; es poco generoso, decía, no devolver esa vida a la vida./.../ Escribir unas memorias es increiblemente difícil. En primer lugar ¿cuándo empezar? Siempre parece demasiado pronto. Pero si se aplaza demasiado, llega la muerte y se frustra el deseo./.../ Al hablar de uno mismo hay que hablar de otras personas, y es dudosa la licitud de ello; pero es necesario /.../ Y en cuanto a la memoria, es evidente que es selectiva, que se nutre del olvido. ¿qué se recuerda, qué parece digno de recordarse, es decir, memorable?
Cuando el hombre maduro o viejo se vuelve sobre su vida pasada e intenta contarla, es inevitable que lo haga desde su perspectiva actual; pero esto, claro es, falsea la realidad. Es menester evocar el pasado reconstruyendo, no ya la circunstancia en que aconteció, sino sobre todo el yo, el quién lo hizo. Si no se consigue, todo se convierte en una falsificación...Esto quiere decir que se trata de una empresa casi desesperada; pero el que hago sea imposible no quiere decir que no sea necesario. Reconstruir la propia vida puede ser necesario para acabar de poseerla, acaso, en cierto momento, para poder seguir viviéndola".
/.../

Feliz fin de semana a todos.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

Memorias, confesiones, autobiografía, diarios ( I )


Se dice que la Literatura, o mas bien el acto de leer, es un estado de ánimo y que por ese motivo estamos predispuestos a enfrascarnos en la poesía, el ensayo, la novela en sus diferentes modalidades, la biografía...en fin, según sea nuestro íntimo y particular momento anímico.

Doy tal afirmación por cierta en mi caso tras haber constatado cuánto tiempo llevo sin prestarle atención a ningún poeta, mientras que hace meses todo era un trajín de husmear entre Claudio Rodríguez y Pablo García Baena, por mostrar un ejemplo. En la actualidad, es decir, de año y medio a esta parte, mi querencia natural se decanta por los diarios, confesiones, memorias o como quieran llamarle cada uno a su propia vida, y así voy de Pessoa a Julián Marías, pasando por Goethe, Vila-Matas, Benjamin Constant y alguno mas que lamento dejar en el olvido en este lapsus mental matutino.
Andrés Trapiello en su última entrega de "El salón de los pasos perdidos"dedica un par de páginas a desentreñar los vericuetos psicológicos que diferencian a las memorias de la autobiografía. Según él, el que escribe sus memorias piensa que su vida es memorable, lo que conlleva un concepto de sí mismo pomposo y egocéntrico. Todo en ellas gira en torno a él: el mundo que le rodea, las personas que aparecen y, de alguna manera, es un libro que ya esá escrito de antemano, puesto que el autor sólo escribirá aquéllo digno de mención según su criterio. Lo que no considere de su agrado es muy probable que no deje rastro entre esas páginas. El memorando entreteje con sus palabras una serie de justificaciones de por qué hizo esto o dejó de hacer lo otro y así va dirigiendo el criterio del lector. Trapiello concluye que las memorias suelen ser un invencible tostón plagado de empachos autocomplacientes en la mayoría de los casos.
En la autobiografía no hay, en cambio, un protagonista único y estelar. La obra se va desarrollando a tenor de unos hechos y de otras personas que participan en la vida de uno, de modo que esa exposición conforma una obra coral que va desarrollándose por sí misma, y casi nunca pretende justificarse ni imponer su criterio: tales hechos han ocurrido, tales personas han participado en ellos, esta es, a fin de cuentas, mi vida hasta hoy.
El lector adopta una función muy dispar ante ambas y lo hace inconsciente de ello: en las memorias puede creer o no lo que ha leído, pues su carácter intimista le hace sospechar que haya tergiversaciones, omisiones, autocomplacencias. ¿Cuánto hay de verdad en lo que estamos leyendo y cuánto de autoengaño ? No le queda otra que juzgar, por esta causa, al autor de las mismas.
En las autobiografías los datos se avienen a los hechos y dejan poca cabida a la duda, por cuanto la intervención de otros hace mas improbable la manipulación continuada. Lo que aquí se presenta es la vida desde sus múltiples visiones, como las caras de un poliedro. El lector no encuentra motivos para juzgar al autor, sino a la vida.
No obstante ¿quién es capaz de juzgar una vida? preguntaría yo, Mery, a cada lector de memorias, biografías o confesiones.
En sucesivas entradas comentaré opiniones de otros escritores.



lunes, 15 de septiembre de 2008

Trampantojo


En Arte, trampantojo es una técnica originalmente pictórica , mediante la cual se intenta engañar al espectador utilizando perspectivas falsas y otros métodos de luz y sombra, color, etc. Su fin es artístico en un principio aunque en Arquitectura se aprovecha para jugar con el espacio, ampliándolo o reduciéndolo, dándole un matiz diferenciador que haga destacar el edificio o la estancia, o bien para desviar la atención por motivos bien estudiados.

G.L.Bernini y Luca Giordano (entre otros) y posteriormente los hiperrealistas de finales del s.XIX, son algunos de los mejores exponentes de esta técnica, para la que se requiere, por encima de todo, una imaginación y una habilidad artística fuera de lo común.

En la vida cotidiana resulta que, sin darnos cuenta, nos encontramos con otra clase de virtuosos del trampantojo, no ya artístico, que mas quisieran ellos, pero virtuosos al fin y al cabo. Malabaristas de palabras y actos que modifican la realidad de mil maneras, cada cual empleando sus mejores dotes y compitiendo entre sí por alcanzar la cima del hiperrealismo de cada jornada.
Visto en frio me resulta hasta cómico, a qué negarlo, y cuando escribo sobre ello se me vienen a la cabeza algunos personajes de cuyo nombre no quiero acordarme y ni siquiera estoy segura de que lleguen a tales dominios de la perspectiva. Pero hoy estoy alegre, optimista, y ningún trampantojista del tres al cuarto podría llevarme por el camino que no quiero.
De hecho me pregunto ¿no seré, a veces, una de ellos y también -y tristemente- de tres al cuarto?
Pues eso.
* En la foto "Escapando de la crítica" de Pere Borrel del Caso

viernes, 5 de septiembre de 2008

Es ya tarde



Muchas veces, cuando yo volvía tarde - media hora, una hora después de haber cenado todos - se me amonestaba porque volvía tarde. Ya creo haber dicho en otra parte que en los pueblos sobran las horas, que hay en ellos ratos interminables en que no se sabe qué hacer, y que, sin embargo, siempre es tarde.

¿Por qué es tarde? ¿Para qué es tarde? ¿Qué empresa vamos a realizar que exige de nosotros esta rigurosa contabilidad de los minutos? ¿Qué destino secreto pesa sobre nosotros que nos hace desgranar uno a uno los instantes en estos pueblos estáticos y grises? Yo no lo sé; pero yo os digo que esta idea de que siempre es tarde es la idea fundamental de mi vida; no sonriáis. Y que si miro hacia atrás, veo que a ella le debo esta ansia inexplicable, este apresuramiento por algo que no conozco, esta febrilidad, este desasosiego, esta preocupación tremenda y abrumadora por el interminable sucederse de las cosas a través de los tiempos.

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Azorín. Las confesiones de un pequeño filósofo.