domingo, 28 de marzo de 2010

Una fecha entre las fechas


Este año la Semana Santa nos ha venido muy temprano. El Domingo de Ramos - que tanto me gusta - luce sin haber finalizado marzo. La tradición dice que hay que estrenar algo pero yo no recuerdo haber cumplido esa premisa desde que tengo uso de razón, al menos conscientemente. Quién sabe si de niña mi madre me adornaba la cabeza con un sombrerito nuevo, algún lazo en el pelo, o unos simples calcetines de ganchillo blanco.

Digo que esta Semana Santa viene acelerada en fechas y, por ello, mi madre cumple sus muchos años el miércoles santo. Aunque su prole ande desperdigada en vacaciones ¿cómo dejar de volver a Madrid para comer con ella unas torrijas de vino blanco, que haremos en honor a su receta heredada de dos generaciones?

El miércoles no habrá régimen ni pereza ni cuentos de merecido descanso. Volvemos a tí, mamá, con el corazón henchido de orgullo y amor y agradecimiento, porque sigues entre nosotros, los mortales, generosa en ternura. Como siempre.


martes, 23 de marzo de 2010

Con Haydn llegó la primavera


Dos días después del inicio de la primavera, acudo al Auditorio a beberme Las Estaciones, de Haydn. Madrid huele a brotes nuevos, a almendros en eclosión, a brisa cálida y, a las siete y media de la tarde, suenan los primeros acordes del recitativo de La Primavera.
Hanne, con voz de soprano, exclama:
¡Mirad! ¡ Por los vientos templados llega, desde el Sur, el mensajero de la Primavera!
Un segundo después el coro de la Comunidad de Madrid canta glorioso, en alemán:
¡Ven, dulce primavera!
¡Don del Cielo, ven!
¡ Despierta a la Naturaleza de su letargo!
La dulce primavera se aproxima,
ya sentimos su suave hálito.
Todo cobra nueva vida.
¡ Sénos propicio ahora, oh, Cielo!
¡ Abrete y vierte sobre nuestro campo tu bendición!
Que así sea.

lunes, 15 de marzo de 2010

Una agenda muy ilustrada


Tengo una agenda lúcida y luminosa como un tesoro de sabiduría; nada mas abrir sus tapas, encabezando cada pagina en blanco, me esperan sus sentencias a modo de perlas, esmeraldas, rubíes, monedas de oro y plata.
He aquí unas cuantas:
- Cada uno es como Dios le hizo, y aún peor muchas veces. Miguel de Cervantes.
- Aquél que prevé, es dueño de sus días. Goethe
- Vive con los hombres como si Dios te mirase; habla con Dios como si los hombres te oyesen. Séneca
- Un hombre, cualquier hombre, vale más que una bandera, cualquier bandera. Eduardo Chillida
- Libertad no conozco sino la libertad de estar preso con alguien cuyo nombre no puedo oir sin escalofrío. Luis Cernuda.
Otro día, mas. Felíz día.

sábado, 13 de marzo de 2010

Las flores de Flandes


Hace pocos días que he regresado de un viajecito a Holanda (compromiso familiar y viaje de placer, además).

He vuelto con un par de ramos de rosas frondosísimos , pequeñas y multicolores, como anticipo de una primavera que está al caer, pero que se resiste a darnos una pista en este país nuestro.

En tierras de Flandes se cuida mucho la estética cotidiana; los puestos de flores brotan en cada esquina con ejemplares que nunca había visto por aquí. Las casas decoran el alféizar de sus ventanas con ramos que varían cada semana, junto con velones acristalados y es el único lugar donde no me asusta en absoluto ver un par de velas negras junto a una lámpara, igual de oscura. Son capaces de acompañar algo que aquí nos parecería siniestro con un angelito sentado junto a un juego de té en plata y, para endulzarlo, pastas de chocolate de diferentes colores.
Esa cultura de la belleza me parece admirable en una sociedad, bien es cierto que una sociedad que adora la decoración y el buen gusto es porque ya ha superado hace tiempo la etapa de la simple supervivencia. Es una sociedad del bienestar.
Ahora que estamos inmersos en un momento complicado, que cada cual sufrimos en nuestras propias carnes o en carnes cercanas los sinsabores de una malograda economía, se me antoja mas que lícito volcar la mirada en estos pequeños detalles que nos hacen la vida un poco mas dulce. A modo de antifaz, si se quiere, para que la venda en los ojos no sea tan tupida que desvirtúe la realidad. Hay un dicho por ahí que engatusa: "si baja la Bolsa, cómprate un bolso".
Pues bien, en mi caso, compré flores en Flandes. Y tan ricamente.

martes, 9 de marzo de 2010

Los entes


Hace pocos días fuí a hacerme unos análisis de sangre cerca de casa, a una clínica especializada en fecundación asistida, partos y todo lo relacionado con el embarazo. Yo no estoy embarazada y tampoco había caído en la cuenta de dónde me había metido.

Llegué a la sala de espera a las 8,30 h y ya había delante de mí unas diez mujeres, algunas acompañadas de sus parejas. Primero me llamó la atención un común denominador: sus caras ligeramente hinchadas, de labios abultados. Bajando la mirada, lo que estaba hinchado eran sus pechos, y, unos centímetros mas abajo, sus vientres, en distinto grado según el mes de gestación. Todas ellas sentadas, con las piernas ligeramente abiertas, dejando reposar el peso en un ángulo inconsciente, pero en apariencia cómodo.

Parecían sacadas de una película fantástica y algo en su aspecto me hacía sentirme incómoda, quizás al percibir su propia torpeza y cansancio en los gestos; no sé muy bien qué ocurrió, el caso es que me dió por imaginar que, como en esas historias de alienígenas, de un momento a otro todas ellas comenzarían a escupir por sus bocas unos entes extraños y monstruosos, frutos de una invasión silenciosa de E.Ts.
Luego me fuí a "mi caaaaasa", con x cl menos de sangre y un no sé qué revuelto en todo mi cuerpo.