domingo, 30 de enero de 2011

Helsinki


El jueves pasado, después de un vaivén sentimental por la 5ª de Mahler en el Auditorio de Madrid, nos fuímos a dormir a nuestra casa de la sierra.
Y unas horas mas tarde, la madrugada nos sorprendía a la chita callando con este panorama silencioso y nórdico.
Creí estar despertando en Helsinki.

miércoles, 26 de enero de 2011

Lo no vivido


¿Por qué tenemos añoranzas de épocas no vividas? La respuesta inmediata es creer que cualquier tiempo pasado fue mejor.
Esos locos años 20 del Charleston que el cine ha soñado hasta el delirio, aunque fueran sustentados entre dos guerras, la dorada década de los 60...se me ocurren cien jornadas por vivir si tuviera una máquina del tiempo fiel a mis deseos.
Esta escena del pintor francés Gustave Caillebote que ilustra mi entrada es uno de esos momentos que evoco con una ternura impropia, como si tuviera delante una foto de mi sombrilla roja en una promenade primaveral. ¿Dónde estaría? ¿Quién es el caballero que me acompaña? ¿De qué se habla? O ¿acaso guardamos silencio mientras nuestros pensamientos cantan un mismo aire? Incluso el camino me parece familiar y me recuerda una vieja estación de tren, ahora abandonada, de un pueblo de Castilla.
Quizás un perrillo juguetón nos acompaña unos pasos por detrás y está dispuesto a unirse a la escena. Esperen a ver.
Ese algo que me transporta bajo la sombrilla es un misterio para mí. Como tantas cosas.
-------------------------------------------
Las primeras páginas de Fuego, de Anäis Nin se me rebelan entre los dedos, a veces me sacuden con pequeños chispazos. Admiro su valentía y lucha por ser fiel a sí misma y su avanzar contracorriente dentro de una moralidad supuestamente femenina, impuesta por su siglo. Claro que me río yo de lo que antes se consideraba decente o no, porque desde que el mundo es mundo al ser humano le han movido las mismas pasiones, altas y bajas, el dinero ha hecho sus corruptelas, el poder ha sembrado crímenes impunes y el deseo carnal ha campado a sus anchas, a veces dejando hijos de sangre desconocida entre familias de todo rango.
Nada hay nuevo bajo el sol...menos aún bajo las estrellas.

domingo, 23 de enero de 2011

Rapsodia


Pere Gimferrer ha escrito su poemario en castellano "Rapsodia" en seis días, bajo la lluvia de Barcelona, , como si en ella cupiera todo lo escrito anteriormente a modo de balance vital, aunque no autobiográfico, su experiencia como espectador de cine, de arte, como lector y poeta.
Y para conseguirlo, dice, nada como el ritmo de Neruda y la intención de que la esencia de su libro sea la poesía en sí misma, como en Góngora y Dante.
García Jambrina lo describe de largo aliento, arrebatado e intenso. Unitario en sus 450 versos pero fragmentado como desea Gimferrer, tal como es una rapsodia en música.
Dice el poeta barcelonés que el diccionario Oxford se ajusta perfectamente a él, en la definición de rapsodia: "extravagante y entusiasta declamación o composición de tono elevado, emocional e irregular pieza de música". Nada hay de aquellos rapsodas homéricos:
Años ambiguos, años de entrecruzarme a solas
con la esgrima nocturna del zigzag de los astros,
años sin ver tus ojos en el armario a oscuras,
la caoba del aire despeinado en sus horcas.
En la laguna estigia de mi cruel juventud
era el Leteo el río de mis adolescencias,
porque cabe por siempre demorar el pasado
para no repetirse en la noche cromada.
Yo entregué el pedernal de mi vida en tus manos:
una bomba incendiaria en un pomo de flores, ...


Y a mi, como el amable Oxford, me gustaría sentir la vida, mi vida, como esa fantasía musical de hechos aislados pero concatenados, libres en apariencia pero causa y efecto de otras vicisitudes que van de la mano sin excusa. Rebosantes de emociones y elevados.
Mery dixit.

miércoles, 19 de enero de 2011

No saber


Qué absurdo es pensar tanto,
pensar siempre,
pensar sin sentido la mayoría de las veces.
Adelantar, creer, imaginar. ..
No saber.
No ver las aguas cristalinas
sino el puente.
Y tras él
el horror, la duda o la nada.
Errar, si, errar siempre.
Para no saber
sino pensar.




jueves, 13 de enero de 2011

En la planta 33


Muchas tardes, ya anochecido, paso por un lateral de las Cuatro Torres de la Castellana. Observé un día que en Torre Espacio brillaba una luz verde como un gran semáforo, todo un ventanal a mitad de sus infinitas plantas; un caso extraño, me dije, he de enterarme.
Busqué la causa y reconozco que descubrir su significado me ha producido una dulce sorpresa, tan grande y extraordinaria para los tiempos que corren como debe ser esa luz verde vista de cerca. En la planta 33 (no podría ser otro número) hay una capilla -con Sagrario- disponible para aquellos trabajadores de la torre que quieran recogerse tras sus puertas en algún momento durante la jornada laboral.
Por la noche la luz asoma por la planta 33 como un faro hacia el lado de la carretera de Colmenar y, por tanto, apunta de lleno al hospital Ramón y Cajal, muy conocido por todos los madrileños y varias veces visitado por esta que ahora escribe (no como enferma, gracias a Dios). Por ello me reconforta pensar que los enfermos, desde sus habitaciones, puedan dirigir sus ojos al faro esmeraldino, y rezar, si son creyentes.
Yo no soy muy religiosa, al menos no lo soy de misa dominical obligada, pero sí soy católica y el conocer la existencia de esta burbuja espiritual entre toneladas de hormigón armado me ha dejado el ánimo blandito y un poco esperanzado. Como si un átomo de humanidad se colara en estos tiempos de asfixia desmesurada.

domingo, 9 de enero de 2011

La carga


Hace poco un escritor de blog decía en su entrada que cada día le pesan mas las obligaciones. Aquí una servidora suscribe la frase.
Y lo peor, comprobar que esas pesadas cargas son como la energía, que ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma. Tan pronto se desprende un peso de nuestra espalda, ya otro nos espera encaramado en un altillo para saltar sobre la chepa cada día mas encorvada.
Por eso quisiera ser como ese lord inglés que, sentado ante la chimenea de su casona de fin de semana, recibe la llamada de su administrador : milord, lamento comunicarle que su fábrica de (...) está ardiendo. A lo que él, muy flemático responde: Uf, qué problema voy a tener el lunes.
Pese a estas lamentaciones que no van a ninguna parte, yo sigo firme en mi creencia de que el 2011 no va a ser malejo, no señor.

miércoles, 5 de enero de 2011

Tres palabras en oro


Tres palabras poderosas, si escritas en oro, mejor:
Queridos Reyes Magos.
Así me gustaría volver a mis Navidades de trenzas y calcetines cortos, sentada en la mesa de la cocina mientras mi madre cocinaba lombarda y mis ojos sólo tenían fe en esa página en blanco.
El sobre llevaba un precioso dibujo de los tres Reyes multicolores con el destinatario dorado A.S.M Los Reyes Magos de Oriente y la cuartilla con un poco de purpurina pronto quedaba atiborrada de mi letra irregular. Por si acaso, no olvidarse de recordar por escrito que había sido una niña buena todo el año. Después, al ataque: un cochecito para mi muñeca, con capota azul impermeable para la lluvia. Un Hogarín ¿alguien se acuerda de lo que era aquéllo? Pues uno de los juguetes mas preciosos que se podía desear: pequeñas estancias del tamaño de una caja de zapatos que se combinaban a capricho formando un hogar; yo tuve el baño y un jardín-terraza pues no había presupuesto para la casa completa (anda ¡como ahora!).
Plastilina, pinturas de colores y nada mas. A los niños de aquel entonces ya nos habían acostumbrado a no ser pedigüeños ni acumular juguetes sin sentido.
Ahora mi carta, de escribirla, no tendría nada en común con la de la niña de las trenzas. No pediría un bolso, ni unos zapatos ni un pañuelo de Hermés. Nada que pueda comprarse con dinero pero que sí depende absolutamente de la Magia Celestial: salud, trabajo, cariño...para mí y para todos, por supuesto.
¡Tanta trascendencia y madurez me agobian y agotan!
Ahora desearía volver a esa otra época donde se daba por supuesta la seguridad de tu entorno. ¿A quién le importaba la salud? ¿Qué era eso? ¿La muerte? ¿Quién se moría? ¿Trabajo?
Si, papá íba y venía todos los días de allí.
Así que, suspiro y escribo:
Queridos Reyes Magos. Este año he sido muy buena...

sábado, 1 de enero de 2011

Uno del uno del once


El primer día de un Nuevo Año me resulta difícil de digerir... y de definir.
Desde la mañana a la noche transcurren sus horas como de puntillas, intentando encajarse entre dos mundos: uno que me abandona y otro que me aborda; pero la realidad es que nada ha cambiado en esencia, sólo el calendario y hoy, uno del uno del once, me he levantado remolona y añorante.
Ningún otro día como éste me presento ante mí misma tal cual soy, un ser fluctuante entre dos polos. Ánodo y cátodo en corriente contínua y alterna, imán para el hierro y la paja, brújula que marca norte o sur en un giro loco de agujas.
Presagio alegremente un buen año por delante y empaño mis ojos con recuerdos de atrás. Ni escucho música ni leo esperando que las doce en el reloj marquen el segundo día de enero.
Mañana tendré la poesía dispuesta y mis átomos en su sitio, es decir, la armonía en estado puro.
Siempre es así.
Hoy es esa fecha tan rara, uno del uno del once.
FELIZ AÑO