domingo, 28 de noviembre de 2010

Abu Nuwás


"El agua, los jardines, y el vino y un rostro bello".

A estos versos del poeta árabe Abu Nuwás (745-815) yo le añadiría, -permítaseme la licencia-:

El agua, los jardines
y el vino y un rostro bello.
Los ojos que dan luz al día,
y la palabra certera.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

La mano


Esta mano cargada de años y experiencia es la mano que adoro, la que he amado siempre sin saberlo.
Ella acariciaba mi cabeza bajo su vientre cuando aún no conocía mi sexo ni mis facciones y yo crecía, reclamando mas espacio a codazos en la noche.
Esta mano repasaba mi mejilla mientras bebía de su pecho rebosante; probablemente yo la mirara y ella me mirara, y bastaran cuatro ojos femeninos y un ombligo que seguiría uniéndonos sin fecha.
Ella marcó el terreno en mis primeros pasos, ella amansó las caídas que hirieron mi primer orgullo.
Es la mano que todo lo dirige, la que gobierna el mundo sin violencia; la que da calor, consuelo, fuerza y empujones, la omnipotente y humilde maestra.
Una mano en la que nadie piensa cuando parece ausente.
Una mano invisible y presente, calmada, firme y confidente, tumba de secretos y flaquezas. Mano que aplaude en cada fiesta, que ahorra dramas, y se esconde cuando intuye que molesta.
Esta mano encierra mi vida en cada década, a ella me aferro mientras la tengo.
Mas aún cuando no la tenga.

viernes, 19 de noviembre de 2010

De copas con un Maestro


Ayer los dioses fueron generosos conmigo y me regalaron una de las mejores tardes que podía imaginar.
En el Auditorio de Madrid, un concierto francés cien por cien, con obras de G. Fauré, Saint-Saëns y Bizet.
Para mí una revelación el Pelleas y Melisande de Fauré, a la que sitúo desde ahora entre mis bien amadas composiciones.
De Saint-Saëns, el Concierto para violoncello y orquesta, con arreglos para viola, exquisito, de la mano del ucraniano Maxim Rysanov. Este hombre toca la viola con una pasión serena, si es que ello es posible, que deja enfebrecida al alma mas cauta.
La segunda parte estuvo toda dedicada a Bizet, del que destaco sus suites de L´Arlesienne.
Carmen, de siempre, me ha gustado un poco menos.
Al acabar el concierto pasamos a saludar al director (en la fotografía) pues una de mis amigas lo conocía personalmente, además de un par de violinistas.
Después, hicimos volar la noche con ellos por el centro de Madrid, tomando vino blanco y ostras en el Mercado de San Miguel. Hoy volvían a París, mon amour...
Viva la música y viva la vida.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Frivolidades femeninas


Hoy, mientras los cielos de Madrid nos regalaban un bonito chaparrón y viento fresco, acudía yo a la llamada de la coquetería femenina, es decir, a hacerme una limpieza de cutis a un centro de estética.
Durante el proceso en sí todo íba bien, la conversación amena y frívola, propia de los asuntos de belleza y las novedades del mercado cosmético: depilaciones, productos estrella, mesoterapia, cavitación y un sinfín de sacacuartos, con los que tanto pecamos las mujeres en nuestra vanidad.

Al terminar he acudido con mi cara radiante a la sección de pagos y ¡ay, amiga! ahí ha comenzado un imprevisto ataque a mi fachada en pleno. Para mi que me han visto cara de gili o, como era mi primera visita al centro, han querido asegurarse una clienta integral; sin misericordia he sido informada de que mis cejas no son las correctas y están pasadas de moda por llevarlas al natural, con lo cual mi mirada pierde encanto y se me echan los años encima mas rápido de lo deseable. También mi cutis necesita un tratamiento urgente con ácido glicólico y no sé qué mas, porque está apagado y tristón; me han dicho que tampoco me vendría mal un pequeño retoque de perfilador labial permanente que defina esta boca que va perdiendo nitidez...

Yo a todo respondía con evasivas o con un claro "eso no me gusta", mientras interiormente me íba acordando de toda su parentela viva y difunta, aunque sin duda serían unos santos.

Así he salido de nuevo a la lluvia de Madrid y el viento ha refrescado un poco mi mala leche; pese a ello he llegado a casa con el ánimo contrariado: ¡resulta que estoy hecha un asco!

Según me quitaba las botas salpicadas de barro, me ha llamado L por teléfono, y me dado una sesión-repaso de sus múltiples dolencias, quejas, angustias y similares perlitas durante - no exagero - 15 minutos largos, durante los cuales yo no he abierto la boca (la que necesita un retoque pero YA, recuerden).
Por eso al colgar he procedido a tomarme una aspirina, como diría mi sobrinito "por ver si me se pasa".

lunes, 15 de noviembre de 2010

O si


Me pregunto a dónde van a parar las horas que desperdicio en esta apatía indolente, cuando me siento a tontear con el ordenador y camino, infiel, entre una página y otra. Me pregunto por qué no abro esas otras páginas de papel, que aguardan tan pacientes mis manos.
Desde que acabé la trilogía vago de una portada a un índice, de un prólogo a una contraportada, pero nada me llama, o será que yo no tengo ganas de escuchar. Parece que estoy sorda y ciega, como un caracol replegado en su casa los días de lluvia y silencio.
¿Nadie me pedirá cuentas de ésto?
Tendré que consultarlo. No quiero sorpresas. O si.

El sábado estuve hasta las tantas en una reunión de amigos y es curioso que tuvieran que sonar las 12 para que los corazones se abrieran en un gran abanico de sinceridad. Alguien habló de un amor que no es amor, barajamos nombres y circunstancias como cómplices en la noche. Lástima que no tocáramos la poesía, aunque sí la música. Me gusta cuando desaparecen simulacros e imposturas. Podrían haber sonado The Platters en la radio... Yes, I´m the great pretender.

Sólo me falta lanzar lejos los posos de un no sé qué de desconcierto y aceptar la perplejidad que me causo, siempre, ahora. Ojalá nunca. Aceptar que de cuando en cuando es otra la que me habita y quien me habita soy yo.

Tendré que consultarlo. Ya sé que no me agradan ciertas sorpresas. O si.


viernes, 12 de noviembre de 2010

Un exorcista para una boda


Lo que para unos supone un drama, para otros es comedia. No hay mas vueltas que darle y así lo viví hace pocas noches durante un programa radiofónico.
Un muchacho llamó a altas horas de la madrugada a uno de estos programas de consulta, donde a su vez, otros radioyentes le aconsejan o exponen casos parecidos. Con voz de congoja contaba que se casaba el domingo siguiente (era miércoles, si mal no recuerdo) y resulta que cada vez que pasaba delante de la iglesia, le entraban "unos vómitos terribles" (palabras textuales).
-Pero ¿tu quieres a tu novia?
- Si, si llevo con ella un porrón de años. Es la iglesia lo que no puedo soportar. Es que me pongo malito, unos sudores, un malestar...
- ¿Se lo has contado a ella?
- Si, y me dice que por qué no se lo he dicho antes, con lo que nos han costado todos los preparativos.
- Y ¿tienes que pasar con frecuencia delante de esa iglesia?
- ¡Claro, porque es la de mi barrio! ¿Qué va a ser de mí el domingo cuando entre por esa puerta? Ay, Dios mío.
A estas alturas de la conversación yo no aguantaba las carcajadas, imaginando a ese pobre chico llegando al altar del sacrificio, echando espumarajos verdes por la boca y la cabeza retorcida y desgarrada por una voz espeluznante: Ajjjjjjjjjjjjjj...que no me caso...ajjjjjjjj.
Han pasado los días y yo me pregunto qué habrá sido de aquella boda, donde se presagiaba la aparición inexcusable de un exorcista o, probablemente, la versión masculina de la película Novia a la fuga.

lunes, 8 de noviembre de 2010

A propósito de la era de la información


Si por un lado debemos felicitarnos por vivir estos tiempos de avances científicos y tecnológicos, donde la información entra en nuestras casas con sólo darle a un botón, también debemos lamentarnos por lo que todo ello arrastra consigo. Pocas veces somos conscientes de que esta metralla contínua nos deja a la deriva de nuestras propias convicciones, hasta tal punto de que uno ya no sabe si piensa en un sentido o en otro. O, simplemente, si no piensa en ello en absoluto.

Leamos El Mundo, ABC, El País, La Razón...cambiemos de La Sexta a Intereconomía, Telemadrid, La 1...En nuestras manos tenemos un crisol de noticias - gracias a Dios yo me alegro de esa posibilidad que el siglo XXI me permite -. Ahora bien, lo que desearía es poseer la información, no la opinión de todo bicho viviente con derecho a plasmar su pensamiento por tener en su mano el título de periodista ( a veces, ni eso). Porque resulta que, quiera o no, por mis ojos y mis oídos penetran opiniones ajenas incluso antes de haber dispuesto de un tiempo mínimo de reflexión, y así me encuentro con una contaminación infiltrada gota a gota imposible de blanquear a posteriori.

Podría mostrar cualquier ejemplo de los miles que se me ocurren, pero voy a poner uno que me ha sorprendido esta mañana, a raíz de la visita del Papa. Parece ser que, durante la misa de consagración de la Sagrada Familia, un grupo de monjas salió, trapo en mano, a limpiar el aceite derramado sobre el altar del ritual. Se dice que es el único momento en que se observa presencia femenina durante toda la celebración y, aquí viene el rasgarse las vestiduras, ya es delito que asomen con el fin de limpiar la casita, lará lará larita.

Oigo protestas, contraprotestas, pasar de puntillas sobre el asunto o clamar a la Secretaría de Estado para la Igualdad. Y yo me pregunto : ¿Qué opino? ¿Me indigno o no me indigno? ¿Es grave o es una nimiedad?

Luego, mas tranquilita y en quieto diálogo conmigo misma, caigo en la cuenta de que, en realidad...¿tengo que opinar forzosamente?

Por favor, quiero un poco de tranquilidad.
Quiero que me informen, pero que no me contaminen.
Si es posible.


miércoles, 3 de noviembre de 2010

Dejad que los niños...



No hay ocasión en que los niños no nos den ejemplo de certeza y apego a la realidad. Sus cabecitas, prestas al contínuo e ingenuo ensueño, tienen mas percepción de la vida tal como es que las nuestras, maduras en estudios y experiencias.
Este verano supe que toda la Historia de las Religiones se podría resumir en un sencillo diálogo entre mis sobrinos. Intentaré transcribir lo mas fielmente posible sus palabras.
En escena un niño de 11 años, su hermana de 8 y el pequeño, de 6.


- Clara, vístete ya que es domingo y tenemos que ir a misa.
- Yo no quiero ir, no me creo nada de lo que dicen allí. Es todo un cuento, es mentira ¿no os dáis cuenta? YO NO CREO NADA.
- No digas eso, estás tonta de remate.
- Y tu ¿por qué te lo crees todo? ES UNA MENTIRA MUY GORDA.
- Pues yo lo creo porque mamá lo cree y con eso me basta.
El pequeño, mientras tanto, los miraba asombrado sin saber a qué carta quedarse. El amor a su madre y a sus hermanos se debatía en su corazón, incapaz de dar la razón a uno u otra.
Es decir, el tercero se acogía al "no sabe/no contesta".
Y yo, desayunando junto a ellos, guardaba silencio ante el pequeño mundo que se abría a mis ojos como reflejo del mundo que nos esperaba fuera.


lunes, 1 de noviembre de 2010

En cadena dos


Cuando las cosas vienen naturalmente encadenadas no debemos ponerles freno, algo querrán decirnos.
Lástima que mi última entrada y esta de hoy no la lean precisamente quienes deberían leerlas.
En mi agenda han aparecido dos citas seguidas hablando de las mismas aguas turbulentas; aquí las dejo.
"¡Qué felices son los pesimistas! ¡ Qué felicidad la suya cuando demuestran que no existe la felicidad!
Marie von Ebner-Eschenbach
"No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige"
Arthur Schopenhauer