martes, 26 de abril de 2011

Prokofiev, Brahms, Ligeti y... Pehlivanian con la JONE



El director libanés George Pehlivanian visitó de nuevo ayer el Auditorio de Madrid, capitaneando a la JONE en un programa brillante: 1ª Sinfonía (Clásica) de Prokofiev, Cocert Romanesc, de G.Ligeti y, en la segunda parte, la 1ª Sinfonía de Brahms.

Es la segunda vez que asisto a un concierto de Pehlivanian y he de reconocer que mi admiración va en aumento; se mete en el bolsillo a esas decenas de jóvenes músicos tal como pudimos comprobar en cada gesto intercambiado, cada mirada atenta a la batuta, cada brío de arcos, oboes, flautas, percusión. La Jóven Orquesta Nacional de España es un prodigio del buen hacer, del entusiasmo y del trabajo infatigable. El programa ya extenso en sí quedó rematado por tres extras, principalmente con un par de regalitos de las Danzas Húngaras de Brahms. Y al final, el público, reconocido y agradecido no dejaba las palmas y los vítores ni por un segundo, hasta el punto de que los tiernos músicos patearon el suelo contagiados por la explosión de júbilo.

No sabría qué destacar, si el Finale molto vivace de Prokofiev, el Andantino de Ligeti o el Adagio Allegro de Brahms. El ritmo personalísimo y la cadencia en la mano del libanés dejó su impronta, creo que permanente, en el arte de cada miembro de la orquesta. Cuando, ya pasadas las 21,30 h, nos acercamos a saludarle, nos comentó que llevaba reunido con la orquesta dos semanas, no sólo ensayando, sino también charlando un promedio de ocho horas al día.


Esta vez no les acompañé a cenar ni a las copas posteriores, como en el pasado mes de noviembre, pero estoy segura de que remataron la noche estupendamente. Miguel, un chico violinista que siempre acude al encuentro con el director, nos ha apodado a todos "la Banda de Pehli".



lunes, 25 de abril de 2011

¡Felices Pascuas!

Ahora que acaba esta Santa Semana me digo que no ha transcurrido tal cual pensaba, pero tampoco ha resultado tan distinta.
Este año los dos Domingos que la coronan casi se me escapan de las manos por tener la cabeza en asuntos intranscendentes, demasiado mundanos y futiles. Mea culpa.
Llegué por los pelos, casi en volandas, para hacerme con unas minúsculas ramitas de olivo, olvidadas por alguien sobre los asientos de piedra del pórtico de la iglesia. Hacía sol mientras bajaba por la cuesta hacia mi casa, radiante como mi ánimo por poder colocar, como cada año, las palmas bíblicas bendecidas en la ventana del baño.
Y hoy, otra vez absorta en tontunas, he pillado al bando masculino de la procesión del Encuentro, diría que por casualidad. He dejado de lado todo lo que pensaba hacer a continuación y me he unido a cuantos desafiaban a las primeras gotas de lluvia. Cuesta arriba y lentamente nos unimos a las señoras que portaban a la Virgen con mucho esfuerzo. Aparecieron tras una esquina canturreando esas canciones que tan bien conozco desde mi infancia; las voces masculinas no llegaban a hacerse notar apenas. Unos minutos mas tarde cantábamos el Salve Regina como broche de oro para estos siete días, sin importarnos mucho los gorgoritos y desafines varios.

Esta mañana, qué curioso, la única persona que me ha saludado diciendo "Felices Pascuas", ha sido Judith, una anticuaria inglesa.
De algún modo siento que vamos perdiendo - yo la primera - preciosas costumbres seculares.

viernes, 15 de abril de 2011

Los relojes


Antes miraba los relojes
con el ansia de un minuto que se acaba,
sin ayer, sin mañana,
al momento.
El paso lento del péndulo
era un pendiente de oro en la pared desnuda.
En mi muñeca, pulsera
de acero inmaculado,
como mi carne vírgen.

Antes miraba los relojes
con el pasmo boquiabierto de quien no entiende nada.
Antes era incierto
o incierto se ve ahora
cuando marcan ausencias
que van siendo eternas.
Y yo me voy y tu no vuelves.
Y quien nos mira sabe
que, al final, todo se pasa.

sábado, 9 de abril de 2011

Desde Holanda, con amor




Unas imágenes de los jardines de Keukenhof, en Holanda, donde acabo de pasar unos días de vacaciones.

Me maravilla el amor de estas gentes por las flores.