Si, yo quiero ser una niña de San Ildefonso.
He visto sus caritas graves y concentradas, sus afanes por realizar un trabajo bien hecho, sin mácula; por mostrar delante de la pantalla lo aprendido en varios dias de ensayo.
He visto sus sonrisas nerviosas cuando fallaban, sus gargantas secas, y por último, la explosión de alegría al cantar un premio, el tercero, el segundo, el primero, qué mas dá. Esas facciones sin maquillaje y esos dedos inocentes tienen un algo que admiro y deseo.
Qué fastidio dá llegar tarde a muchas cosas. Cuando yo era pequeña, los niños de San Ildefonso eran eso, niños, con pantalón y flequillo cortado a la taza. No había muchachitas al lado del bombo, así que ese coto vedado a mi imaginación no daba pié a envidia alguna. Seguramente si me me hubieran preguntado por esas fechas si quería ir a cantar el Gordo hubiera respondido un NO rotundo, porque mi timidez y vergüenza me impidieron muchas cosas por aquel entonces. Qué pava era, para qué engañarnos.
Y ahora, que soy menos tímida y que ya admiten niñas con falda y coletas, resulta que me lo impide la edad, total, una minucia de nada. Si quieren voy sin pintar, me pongo trenzas y horquillas, y pongo la voz cambiante de pre-adolescente.
Sólo quiero ponerme al lado del bombo, no importa que sea el de los números o el de los premios. Por rebajar mis pretensiones, me conformo con ser una de las manitas que dan a la manivela por detrás, una de esas niñas a las que nadie presta mayor atención y, con mirada atenta, observa otra mano que coge bola a bola del cuenco de cristal, con ritmo alegre y semblante sereno.
Sólo quiero sacar dientes (como decía la Pantoja a su Julián) cuando se anuncie xxxx miiil euuurooooos. Ese momento de felicidad es supremo y sublime, y extraño, pues con unas simples palabras estás dando felicidad a los mayores, a esos que van a cobrar su premio y llevan soñando semanas con quitarse hipotecas o comprarse otro coche.
Los niños que cantan el dia 22 poco entienden de esas cuitas, ni bendita falta que les hace. Millones de euros que caen en Soria o en Villlaverde, bah, qué me importaría a mí si he cantado una tabla entera y con suerte, no me he equivocado.
Yo quiero ser una niña de San Ildefonso. Por favor.
14 comentarios:
Feliz y Santa Navidad para ti y los tuyos, Mery.
Nunca dejaras de ser niña, no lo dudes.
Aunque nos convirtamos en abuelos que expliquen a su nieto qué era la Navidad.
Que seas feliz.
Me apunto a cantar contigo los premios, Mery. Un abrazo y feliz Navidad.
Yo de San Idelfonso de la Granja...
Muy feliz Navidad, mery.
Besos.
Te llamaremos Mery de San ildefonso..
saludos... mery
Ummm... Una Mery con coletas, con faldita hasta las rodillas, cantando sin cesar los números de la suerte... Con ingredientes así, qué más da que no me toque el gordo, ya me doy por premiado. Muy feliz navidad, Mery, con todo mi cariño.
¡Feliz Navidad, querida Mery!
Yo hace tiempo supe que seguìas siendo una niña, tal vez no de San Ildefonso, pero de alma y corazòn.
Feliz navidad Mery, salud y bendiciones, son mis mejores deseos! Gracias por estar!!
Besos y muchos màs.
Qué bonita tradición, me llamó la atención cuando la vi en la tele.
besitos
Pero la leyenda dice que los niños de San Ildefonso son pobres o huérfanos o cosas así, mira Mery, infórmate antes. Amor y Paz para ti y los tuyos.
Muchas gracias por vuestros deseos de felicidad. Lo mismo para todos vosotros, que asomáis por aquí con las mejores palabras del mundo.
Un abrazo muy fuerte y que tengáis una Feliz entrada y salida de Año.
Desear tantas veces felices fiestas hace que se gasten las palabras y pierdan todo su significado.
Así que quiero que tengas mucho amor estos días, pero también el resto del año.
Besazos.
¡Precioso centro!
¡Feliz año nuevo!
¡Y no te dejes caer en la desgana de la escritura!
Marie, chérie, estaría usted muy graciosa, nos derretiría a todos...
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