Creo que el verano es un microcosmos en el que se concentran todos los acontecimientos de la vida, solo que en poco tiempo y en alta densidad. Una especie de agujero negro del universo cuya elevadísima fuerza gravitatoria engulle sin piedad cuerpos y almas.
Desde que comenzó el verano no hago mas que despedir a los que salen de viaje y dar la bienvenida a quienes llegan de vacaciones. Es decir, tengo bien a mano la garganta en un nudo y los ojos inundados, sea por alegrías o por tristezas, y saludo y me despido en varios idiomas como si fuera una guía turística. Todo ello en mes y medio. Ya digo: alta densidad al borde del colapso. El Big Bang inmisericorde.
Acabo de despedir a mi familia holandesa, que comienza el curso a mediados de agosto, saltándose a la torera nuestras costumbres mediterráneas. Tengo el agujero negro en el estómago y las mareas lunares ahogando mis pupilas...
Me voy en busca de mi vaso de Nocilla, para secar mis lágrimas entre sus brazos rebosantes de leche, cacao, avellanas y azúuuucar.
12 comentarios:
Una entrada sensible y espacial al mismo tiempo.
Eres simplemente genial.
Un agujero negro en el estómago puede ser algo muy desagradable: engulle todo lo que lo rodea, el tiempo se dilata en sus alrededores tanto que un segundo puede ser más de cien años para nosotros, y gracias a su densidad la velocidad de escape es tan alta que ningún objeto, ni siquiera la luz con su supervelocidad, pueden salir de él.
Estimo que vas a echar tripita.
XD.
¿Lo de la Nocilla, va con segundas o terceras ?
Te felicito.
Amaro: veo que eres un buen conocedor del universo y sus leyes físicas. Como siempre, un placer tenerte por estos lares.
Espero que estés pasando un felicísimo verano.
Un beso
Javier: no hay segundas ni terceras, es la pura realidad. En verano ataco la nocilla sin piedad, como en los días de mi infancia, y mas cuando tengo cierta penilla rondándome.
Un beso y felíz verano, y otoño, e invierno...
Conozco esa sensación de tapar los agujeros negros con un despliegue de lascivia. Allá por la década de los 80, mi empresa me inscribió en un curso que se daba en Madrid, muy cerca del paseo de la Castellana, sobre estrategias financieras. Nada más empezar, me di cuenta de que yo no debía estar allí. No me enteraba de nada y noté como un ardor de estómago que me hizo pasar un mal rato, pues éramos pocos alumnos. Eso es que tengo hambre, me dije. Y por la noche me fui a las Cuevas de Luis Candelas y me dí un atracón saltándome el presupuesto que tenía para mis dietas. Al día siguiente continué sin enterarme de nada, pero al menos pude mudar el semblante, ya que mi cara de satisfacción hablaba por sí sola. De todas formas, ten cuidado con la Nocilla. Ya debes saber que se trata de una amistad peligrosa. Un abrazo.
El cacao siempre quita las penas, la leche adormece y las avellanas entretienen. En su mezcla se convierten en cápsula antidepresiva.
Yo también odio las despedidas.
Besos.
Así que eres una adicta a la Nocilla... Hay que ver la intimidades que se confiesan en un blog. Je, je, je.
De chico la Nocilla era mi perdición. La original, no esa que sacaron luego de mitad cacao mitad no se sabía qué de color blanquecino...
Besos.
Nudos compartidos no son menos nudos por mucho que digan.
Y la nocilla... mmm la nocilla.
Yo también despedí a mi hermana, pues por Escocia tienen también la horrible costumbre de no hacer ningún caso al calendario mediterráneo. Y sí, la nocilla y hasta la leche condensada. No hacemos más que confesar pecados;-)
Un dulce y mañanero beso.
Ojalá ese microcosmos del estío durase todo el año...
Yo ya he regresado, pero no quiero que llores de emoción, jajajajajajaja
Besitos.
En verano, el resto del año se ve distante y remoto... tanto como se contempla el verano el resto del año.
Saludos.
Perdonadme todos por esta desconexión estival. Entre la baja potencia de mi pinganillo y mi pereza, casi no he abierto el ordenador; por eso tampoco he entrado a vuestros blogs a visitaros.
Espero hacerlo a partir de ahora y espero igualmente que hayáis tenido un fantástico verano.
Un fuerte abrazo y gracias por vuestras palabras, de corazón.
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