
Yo creía que esa raza peculiar perteneciente a una generación reprimida ya era historia...
Ilusa descerebrada, qué poco conoces aún a la raza humana.
No sé qué ocurre a mi alrededor que ultimamente no hago mas que cruzarme - y lo que es peor, cruzar palabra - con viejos verdes a destajo. De la calaña mas rastrera, babosa, hedionda y chabacana.
Bastarán dos ejemplos para que se me entienda:
en el pueblo de la sierra donde paso parte del verano, hay un puesto de churros permanente, regentado por un padre y su hijo desde tiempos inmemoriales. Nunca había ído a comprar allí, pero en fin, hace una semana alguien me dijo que el dueño era oriundo de un pueblo cercano al de mi madre, y que le diera recuerdos del cura, D. Javier. Así que me planté delante de los churros y su cocinero y le hablé del asunto, contenta de ser mensajera entre paisanos.
No habían pasado treinta segundos y ya mis oídos vomitaban tras escuchar frases del tipo: las mujeres no quieren comer churros. ¿Ah, porque engordan? No, ricura, porque levantan el apetito sessual a ellas y sus maridos. Glups ( me decía a mí misma). Y el verderón continuaba: además, qué coño, la mujer tiene que tener tetas y culo, jajajaja. Buenas tetas y buen culo, jajajaja. Aunque mis churros no engordan ¿eh?
Así que lo dejé practicamente con la palabra en la boca y, por supuesto, ya me ha visto el pelo por sus pagos. Qué falta de educación y qué mal gusto; dado el percal del elemento mucho me extrañaría ver delante de su puesto ni una sola mujer, como no sea una primeriza incauta como yo.
Segundo ejemplo: en un pueblo de Burgos, hace un par de días. Escenario: tienda de capachos, miel y cacharros de barro. Detrás del mostrador un señor de unos 60 años, aparentemente educado pero demasiado parlanchín ( si os dáis cuenta, todo parlanchín acaba metiendo la patita en medio de su verborrea incontenida). En este caso soltó su baba apestosa cuando R y yo le hicimos un comentario sobre las botas de vino que descubrimos tras los serillos de paja. Si, si, son estupendas y duran toda la vida si se sabe cómo tratarlas...jejeje...porque una bota es como una mujer...jejeje...hay que cuidarla y usarla...jejjeje...usarla mucho. Ya me entienden.
Otro viejo verde que se quedó con la palabra en la boca. Lástima que ya le habíamos pagado.