martes, 28 de julio de 2009

De orfidales y otros remedios


Mi ausencia de estos días en el blog y en otros tiene sus motivos, que, al ser tantos, no viene a cuento enumerar. Lo siento, con esa punzada en las entrañas que te recuerda que estás faltando a un deber. Así mirado y sentido no resulta de ser chocante cómo tendemos a crearnos ataduras, trabajos, querencias y ligazones que nos envuelven y cortan las alas, de modo que, a las dificultades propias de la vida, le añadimos pequeñeces, o no tan pequeñeces.

Voy arrastrando una encruzijada personal mezclada con laboral (pues ambas son inseparables de hecho) y, dada mi forma de ser, también las mezclaría aunque no tuvieran absolutamente nada que ver. Qué asco de forma de ser, tan bien compartimentada y tan bien comunicada entre sí. Con lo mal ingeniero de de telecomunicaciones que yo sería y, sin embargo, qué bien me las he apañado para crearme unas conexiones dignas del Pentágono.
A lo que voy: que estoy que no duermo. Literalmente.

Amigas mías me recomendaron muy seguras "toma Orfidal". Y yo fuí muy inocentemente a comprarlo a la farmacia. ¡Ja! Si no hay receta, no hay Orfidal. Y yo no quiero ir al médico para un trastorno pasajero. Hace unos días, una farmacéutica de pueblo me regaló cinco pastillitas de tan milagroso brebaje para que hiciera la prueba, pero las he perdido entre los papeles -tan poco abultaban las benditas- así que estoy pasando mi vía dolorosa a pelo, como hacen los machotes.
Qué orgullosa me siento...
¡Y una porra! Lo que estoy es fastidiada por mi mala cabeza e irresponsabilidad, que no es sano ni cabal ir dejando pastillas a la buena de Dios, para que caigan en manos de cualquier desalmado. Y que encima ese desalmado tenga dulces sueños a costa de mis madrugadas en vela.
R. dice que haber perdido el Orfidal es señal de que no me convenía tomarlo, ni siquiera probarlo.
Pues vale. Yo, por si acaso, he decidido sustituirlo por una copa de vino antes de acostarme. Y tan ricamente que he dormido esta noche siete horas de un tirón. Viva el crianza del año 2002 con el que inicié anoche esta báquica ruta hacia Morfeo.

13 comentarios:

José Miguel Ridao dijo...

Donde se ponga un buen vino, que se quiten los orfidales. Y si con una copa no basta, pues te bebes la botella entera.

me alegra saber de ti, Mery. Un beso fuerte.

Juan Antonio González Romano dijo...

Pues sí, coincido con José Miguel: donde se ponga un buen vino... Y paciencia, que no hay mal que cien años dure.
Un beso. Salud, siempre.

Juan Carlos Garrido dijo...

Por lo común, lo que nos impide dormir es darle vueltas en la cabeza a algo (de ahí que se diga de los problemas graves que "nos quitan el sueño"), circunstancia que suele estar asociada a episodios depresivos o de ansiedad, aunque también puede deberse a momentos de euforia.

Suele ayudar el hecho de realizar algo de ejercicio, pero, si el imsomnio persiste, es que se trata de un síntoma y no del problema en sí, por lo que se debe acudir al médico.

Mientras tanto, lo del vino no está mal. La próxima vez prueba con un reserva (o dos).

Saludos.

enrique dijo...

Seguro que el vino es un Ribera del Duero...

El orfidal es una pastilla pequeñita si. Y tiene mucho poder, aunque en noches oscuras y llenas de conexiones (como bien dices)nada puede hacer...

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Vino y agotarse físicamente, que es lo que se hace con los niños (agotarlos, ojo). Los calvarios hay que pasarlos con los cinco sentidos, así luego es más fácil enterrarlos para siempre (o casi). Cuando yo las paso canutas me acuerdo de la película de J. L. Cuerda, "Amanece, que no es poco", y todo lo veo de otro color. Si aún no la has visto, te la recomiendo. Es de lo mejor que se ha hecho en el cine español. Un beso.

Mery dijo...

José Miguel: también me alegro de verte por esta casa. Me pasaré por la tuya en cuanto mi cobertura de internet se estabilice. Bebamos una copita mientras...o lo que caiga. Un fuerte abrazo

Juan Antonio: esto de hacerse mayores es lo que tiene, que nos creemos que los males son casi eternos. Y eso que la experiencia nos demuestra justo lo contrario. Gracias por tus palabras y un abrazo

Sombras: me apunto a lo del reserva y eso que el crianza de anoche no estaba nada mal. Y si, lo de dar vueltas a lo que no tiene mas vueltas, es un peñazo impresionante. Un abrazo

Enrique: no era un ribera, ahora que lo pienso no sé muy bien su procedencia. En cuanto al orfidal, no puedo responderte, ya ves que los hados no me han dejado ni probarlo. Un abrazo estival.

Antonio: esa joyita del cine español que comentas es estupenda. Lástima que olvidemos ciertos detalles tan aleccionadores de su guión, de hecho no me vendría mal darle un repaso si la tuviera a mano. Te agradezco tu remedio, mucho mejor que cualquier otro brebaje. Un abrazo.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Yo estoy de acuerdo con R.

Para eso, lo mejor es un buen paseo, o llorar, o reir, o cuando me pasó me iba al cine, y dormía en la butaca.

Cuídate mucho y un fuerte abrazo.

Madame X dijo...

Ay, Mery, esas preocupaciones malditas que llevan tanto acosándote. Ganas me entran de secuestrarte. Juntas se nos pasarían las penas entre la playa, las compras y unos buenos martinis a la sombra del porche que ya conoces. Y las risas y el anecdotario amoroso... Alejar la cabeza de cuanto te impide dormir.

En fin, espero que al menos las vacaciones pongan paz a todos esos compartimentos de tu cabecita. Y descanses por una buena temporada de la vorágine diaria. En cuanto al Orfidal, pues casi que estoy de acuerdo con R., sobre todo por que la alternativa que has encontrado es mucho mejor. Una copita de vino es muy sana, la disfruta el paladar y ya ves que hace las veces de un somnífero.

Por cierto, me encanta esa foto de Araki que has puesto. Es uno de mis fotógrafos favoritos.

Se te echaba mucho de menos. Un besazo.

Olga Bernad dijo...

Yo he vuelto hoy por un ratito y me ha encantado encontrarte. La conexión donde estoy es un poco limitada... no podré pasar a darte las buenas noches, como me hubiera gustado, pero te tendré presente en mis oraciones (Señor, que el vino de Mery haga su efecto, etc, ya me pensaré algo bonito;-)
De paso, me has dado una idea -aunque yo, si me dejan, duermo bien- pero no importa: esta noche me tomo un buen vino a tu salud, pensando en tu sueño.
Besos, guapa... y a dormir como los angelitos que, de lo contario, todo se enturbia...

Antonio González dijo...

Salus per vinum: no hay medicina mejor. Y además, lo dijo César: Vini poculum bibi et vici.

Javier dijo...

Lo siento, de veras, ya que son mano de santo,

Mery dijo...

Javier: lo del paseo o llorar es un buen escape, te deja como nuevo. Gracias por tus palabras. Un beso

Madame: creo que el dry martini sería aún mas efectivo. Ya sabes la rabia que me dá tener tan poca tolerancia al alcohol, con lo bien que sienta a veces. Un abrazo

Olga: por supuesto que echo de menos esas conexiones nocturnas que nos traíamos, deseándonos buenas noches. Siempre las últimas en cerrar los blogs. Bueno, también Javier y José Miguel rondaban las horas brujas. Que pases unas estupendas vacaciones.Y gracias...un besazo

Antonio: los clásicos siempre tan sabios. Hagamos gracia a su herencia tomando sus palabras al pié de la letra. Un beso

Pe-Jota: al final, ya ves, ni orfidales ni nada de nada...a pelo. Cosas del destino, digo yo.
Un beso

A todos, felices vacaciones.

Anónimo dijo...

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