viernes, 6 de noviembre de 2009

Otoños


La Naturaleza siempre es bella, sea cual sea la estación del año en que nos encontremos.
Así venga cargada de veneno, como esta cesta de amanitas muscarias, la Naturaleza es generosa en beldades cuando llega el otoño.
Lo que no entiendo es por qué no se comporta igual con el ser humano, que al llegar al otoño de su vida comienza a perder lozanía, guapura y frescura.
En este punto no hubo acuerdo durante el Génesis, imagino.

16 comentarios:

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Es una pena, yo lo sufro.

Es una pena.

Error de cálculo terrible.

Olga Bernad dijo...

La naturaleza es bella y peligrosa, en cualquier tiempo. El hombre es bello un tiempo y peligroso casi siempre. Somos muy especiales;-)
"E per molto variare natura e bella..." o algo así.
Un beso de buenas noches, bella (lo pronuncio en italiano, que conste, je)

Olga Bernad dijo...

Hala, Javier, que estás muy guapo;-)

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Tu cesta me parece primorosa, y hay setas que parecen fresas. Me quedo con tu otoño. Un abrazo.

Javier dijo...

Quien dijo que no, también la gente es bella cuando llega al Otoño de sus vidas, lo malo es que vivimos sin ver, sin admirar la belleza del paso del tiempo, la huella que la vida ha dejado en nuestro ser.

Por cierto el regalo está envenenado, tan bella como peligrosa.

José Ignacio Lacucebe dijo...

La naturaleza "inanimada" es fascinante, como bien dices. La "animada", como comenta Olga, tiene tendencia a ser depradora. Me ha preguntado a veces porque nos denominaran seres "animados" pues en demasiados ocasiones nuestro ánimo es inanimado y en otras nos pasamos tres pueblos. Sin dejar de banda la parte menos positiva creo que es necesario no dejar de banda la parte bella y hermosa que también existe. Hasta pronto.

Mery dijo...

Javier, por aquí dice Olga que estás estupendo, así que....no te creo.
Un beso, sobre todo por ser el primero

Olga, tu visita siempre bien recibida y no te digo nada si lleva acento italiano. Tienes razón, el hombre tiene mucho peligro en todas las etapas de su vida.
Un beso

Antonio: sé que aún estás en Lovaina, así que ese otoño ha de tener unas connotaciones un tanto peculiares. La cesta era, en efecto, muy vistosa.
Gracias y que sigas disfrutando de los belgas.
Un beso

Pe-Jota: contaba con un comentario como el tuyo. No hay nada mas penoso que obviar la belleza que conlleva el paso de los años, la expresión de una mirada madura, una sonrisa con sabiduría. Pero en su sentido mas estricto, el otoño humano viene cargado de ciertos deterioros un tanto penosos.
Un beso, catalán

José Ignacio: tus palabras dicen mucho en poco. Sobre todo tienes razón en que no debemos dejar de lado el lado hermoso, sea inanimado o con mucha ánima.
Un beso

enrique dijo...

El otoño ha llegado a Madrid.
"Pasa el otoño en madrid" se llama una canción del último cd de Antonio Vega...

http://www.youtube.com/watch?v=ytLtHBYpDZU&feature=PlayList&p=56C2213F1E2E3894&playnext=1&playnext_from=PL&index=14

Pedro Herrero dijo...

Estoy seguro que quien aprecia belleza en el Génesis también la apreciará en el Apocalipsis. En todo caso, habría que matizar que la belleza del Génesis se concreta en la creación de la propia vida, y que la belleza del Apocalipsis consiste en la muerte del prójimo. Justamente, para no correr el riesgo de invertir esos conceptos, yo nunca salgo al monte a recoger setas. Un abrazo a todos.

José Miguel Ridao dijo...

Esas setas son precioosas, Mery. Más que venenosas son alucinóngenas, muy potentes, casi como el blog.

Me gusta tu texto, pero disiento un poco, como alguien por ahí: el otoño de la vida tiene mucho encanto; sólo hay que asumir que es algo distinto, y que nos vamos apagando.

Un beso.

José Miguel Ridao dijo...

"preciosas" - "alucinógenas"... Eso me pasa por volver a confiar en el pinganillo.

Máximo Silencio dijo...

Suelo leerte a menudo pero no suelo comentar, pero con el grave problema del otoño me voy atrever.

LA lozanía, la belleza entra en lo viejo, lo grotesco, lo aparentemente feo también. ¿Una gran obra como es Saturno devorando a sus hijos no trata la belleza con dolor y maldad? El viejo, el baston, las arrugas son las responsabilidades que tiene el hombre, tras de ello viene la muerte y tras de ello lo desconocido... ¿No hay en ello belleza, dolorosa, pero belleza...? ¿La belleza solo es placer, o la sangre, las lágrimas no encierran también la lozanía más fresca del hombre?

Un blog impresionante, Un saludo y aquí sigo tras la cortina del silencio.

Mery dijo...

Enrique: siempre con la canción oportuna, estás en todo. Gracias y feliz fin de semana.
Un abrazo

Pedro: curiosa reflexión la tuya sobre el apocalipsis. Yo estoy convencida de que la belleza y la armonía se esconde en todas partes y que depende de los ojos con que uno quiera mirar en cada momento.
Un abrazo

José Miguel: no te preocupes, que nadie ha caído en esos pequeños fallos alucinatorios. La cesta estaba cargada de veneno para el hígado, pero fíjate la maravilla de sus colores y formas. Así es la vida.Un abrazo y feliz fin de semana

Antonio: eres uno de los lectores entre bastidores, por lo que veo. No importa, cuando uno tiene un blog asume que debe ser así, sin reclamos ni frustraciones. Me alegra saber que asomas por aquí de vez en cuando, no obstante.
En cuanto a tus palabras, te comento lo mismo que he respondido mas arriba a Pe-Jota: al escribir esta breve entrada esperaba la reacción contraria, puesto que yo misma también lo entiendo así. Mal iríamos si desdeñáramos la belleza de unos ojos otoñales, la grandiosidad de la sabiduría que ilumina una frente arrugada.

Sin embargo, la Naturaleza ha sido menos benevolente con nuestro otoño. Sobre todo si tenemos en cuenta que no nos espera una nueva primavera después...

Gracias a todos por vuestras palabras, de corazón.

Javier dijo...

Vaya, empiezo a ser previsible, ummm

Juan Carlos Garrido dijo...

La vida nos da un Bentley cuando no sabemos conducir, ni llegamos a los pedales, y un triciclo cuando sabemos hacerlo como Carlos Sainz.

La vida puede ser corta, hermosa, ajetreada... pero nunca justa.

Un abrazo.

caleteador dijo...

¿quiza porque el ser humano ha perdido el contacto con su verdadera naturaleza?