La Naturaleza siempre es bella, sea cual sea la estación del año en que nos encontremos.
Así venga cargada de veneno, como esta cesta de amanitas muscarias, la Naturaleza es generosa en beldades cuando llega el otoño.
Lo que no entiendo es por qué no se comporta igual con el ser humano, que al llegar al otoño de su vida comienza a perder lozanía, guapura y frescura.
En este punto no hubo acuerdo durante el Génesis, imagino.
15 comentarios:
Es una pena, yo lo sufro.
Es una pena.
Error de cálculo terrible.
La naturaleza es bella y peligrosa, en cualquier tiempo. El hombre es bello un tiempo y peligroso casi siempre. Somos muy especiales;-)
"E per molto variare natura e bella..." o algo así.
Un beso de buenas noches, bella (lo pronuncio en italiano, que conste, je)
Hala, Javier, que estás muy guapo;-)
Tu cesta me parece primorosa, y hay setas que parecen fresas. Me quedo con tu otoño. Un abrazo.
Quien dijo que no, también la gente es bella cuando llega al Otoño de sus vidas, lo malo es que vivimos sin ver, sin admirar la belleza del paso del tiempo, la huella que la vida ha dejado en nuestro ser.
Por cierto el regalo está envenenado, tan bella como peligrosa.
Javier, por aquí dice Olga que estás estupendo, así que....no te creo.
Un beso, sobre todo por ser el primero
Olga, tu visita siempre bien recibida y no te digo nada si lleva acento italiano. Tienes razón, el hombre tiene mucho peligro en todas las etapas de su vida.
Un beso
Antonio: sé que aún estás en Lovaina, así que ese otoño ha de tener unas connotaciones un tanto peculiares. La cesta era, en efecto, muy vistosa.
Gracias y que sigas disfrutando de los belgas.
Un beso
Pe-Jota: contaba con un comentario como el tuyo. No hay nada mas penoso que obviar la belleza que conlleva el paso de los años, la expresión de una mirada madura, una sonrisa con sabiduría. Pero en su sentido mas estricto, el otoño humano viene cargado de ciertos deterioros un tanto penosos.
Un beso, catalán
José Ignacio: tus palabras dicen mucho en poco. Sobre todo tienes razón en que no debemos dejar de lado el lado hermoso, sea inanimado o con mucha ánima.
Un beso
El otoño ha llegado a Madrid.
"Pasa el otoño en madrid" se llama una canción del último cd de Antonio Vega...
http://www.youtube.com/watch?v=ytLtHBYpDZU&feature=PlayList&p=56C2213F1E2E3894&playnext=1&playnext_from=PL&index=14
Estoy seguro que quien aprecia belleza en el Génesis también la apreciará en el Apocalipsis. En todo caso, habría que matizar que la belleza del Génesis se concreta en la creación de la propia vida, y que la belleza del Apocalipsis consiste en la muerte del prójimo. Justamente, para no correr el riesgo de invertir esos conceptos, yo nunca salgo al monte a recoger setas. Un abrazo a todos.
Esas setas son precioosas, Mery. Más que venenosas son alucinóngenas, muy potentes, casi como el blog.
Me gusta tu texto, pero disiento un poco, como alguien por ahí: el otoño de la vida tiene mucho encanto; sólo hay que asumir que es algo distinto, y que nos vamos apagando.
Un beso.
"preciosas" - "alucinógenas"... Eso me pasa por volver a confiar en el pinganillo.
Suelo leerte a menudo pero no suelo comentar, pero con el grave problema del otoño me voy atrever.
LA lozanía, la belleza entra en lo viejo, lo grotesco, lo aparentemente feo también. ¿Una gran obra como es Saturno devorando a sus hijos no trata la belleza con dolor y maldad? El viejo, el baston, las arrugas son las responsabilidades que tiene el hombre, tras de ello viene la muerte y tras de ello lo desconocido... ¿No hay en ello belleza, dolorosa, pero belleza...? ¿La belleza solo es placer, o la sangre, las lágrimas no encierran también la lozanía más fresca del hombre?
Un blog impresionante, Un saludo y aquí sigo tras la cortina del silencio.
Enrique: siempre con la canción oportuna, estás en todo. Gracias y feliz fin de semana.
Un abrazo
Pedro: curiosa reflexión la tuya sobre el apocalipsis. Yo estoy convencida de que la belleza y la armonía se esconde en todas partes y que depende de los ojos con que uno quiera mirar en cada momento.
Un abrazo
José Miguel: no te preocupes, que nadie ha caído en esos pequeños fallos alucinatorios. La cesta estaba cargada de veneno para el hígado, pero fíjate la maravilla de sus colores y formas. Así es la vida.Un abrazo y feliz fin de semana
Antonio: eres uno de los lectores entre bastidores, por lo que veo. No importa, cuando uno tiene un blog asume que debe ser así, sin reclamos ni frustraciones. Me alegra saber que asomas por aquí de vez en cuando, no obstante.
En cuanto a tus palabras, te comento lo mismo que he respondido mas arriba a Pe-Jota: al escribir esta breve entrada esperaba la reacción contraria, puesto que yo misma también lo entiendo así. Mal iríamos si desdeñáramos la belleza de unos ojos otoñales, la grandiosidad de la sabiduría que ilumina una frente arrugada.
Sin embargo, la Naturaleza ha sido menos benevolente con nuestro otoño. Sobre todo si tenemos en cuenta que no nos espera una nueva primavera después...
Gracias a todos por vuestras palabras, de corazón.
Vaya, empiezo a ser previsible, ummm
La vida nos da un Bentley cuando no sabemos conducir, ni llegamos a los pedales, y un triciclo cuando sabemos hacerlo como Carlos Sainz.
La vida puede ser corta, hermosa, ajetreada... pero nunca justa.
Un abrazo.
¿quiza porque el ser humano ha perdido el contacto con su verdadera naturaleza?
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