jueves, 7 de enero de 2010

La Felicidad Interior Bruta


En poco tiempo han llegado a mis manos varios artículos y referencias sobre algo desconocido para mí hasta ahora: el concepto de FIB ( Felicidad Interior Bruta). Hace treinta años que el rey de un pequeño estado llamado Bhután, en el Himalaya, decidió contemplar el bienestar de sus ciudadanos conforme a la espiritualidad de los mismos. Siendo una región donde se respira el budismo por los cuatro costados, no es de extrañar, por otro lado.
En esta última década de gloria material en occidente, si salvamos esta crisis que arrancó en el 2007, parece que algunas cabezas pensantes y meditadoras han querido recuperar la idea feliz del rey himalayo.

Este nuevo índice medidor del bienestar de la sociedad tiene de sorprendente que no se basa en la economía individual o colectiva; no toma en cuenta los ahorros bancarios, las inversiones, los automóviles que poseen los miembros de una familia, los viajes ni el dinero que un ejecutivo de grado medio emplea en sus ratos de ocio. La FIB tiene nada que ver con todo ello y mucho que ver con el tiempo que dedicamos a nuestra familia, el cuidado y relación con el medio ambiente, la Cultura con mayúsculas, la salud psicológica del individuo, igual de importante que la física. Resulta que la FIB de un Estado no se ajunta con el PIB, gracias a Dios.

Son muchas las variantes que intervienen en esta felicidad, a todas luces subjetiva y particular, pues cada persona tiene sus propias preferencias, sus miedos, sus ilusiones. Sin embargo hay unos denominadores comunes innegables: todos buscamos la tranquilidad de conciencia que mas nos aproxima a la felicidad, y ello no nos llega con siete relojes, cuatro coches o varios collares de perlas australianas. Mis muñecas repletas de brazaletes de oro jamás temblarían con la misma emoción de una caricia a mi anciana madre, y mis orejas son infinitamente mas dichosas escuchando a Debussy que con unos pendientes de brillantes colgando de ellas.

He observado que muchos adultos, cuando nos preguntan por un momento felíz, respondemos sin dudar con recuerdos de la infancia: el olor de las galletas del desayuno, el olivo del jardín de la casa familiar, la musiquilla de la radio en la cocina, mientras alquien cocinaba para nosotros, y a nosotros no nos importaba el qué, sino quién. Cualquier nimio detalle que haga saltar el resorte de nuestra infancia nos transporta casi al éxtasis.

Llegados a este punto me siento tentada de hacer una lista con mis índices de FIB y resaltarlos en negrita y subrayado, repasarlos cuando me sienta decaída, aumentarlos quizás con nuevos descubrimientos. Quién sabe, si a todos nos diera por hacerlo al unísono, en este nuevo año que empieza..., quizás lográramos crear una sociedad mas felíz.



13 comentarios:

José Miguel Ridao dijo...

Ojalá los políticos y los economistas tomaran sus decisiones pensando en la FIB antes que en el PIB. Mejor nos iría.

Un beso, Mery.

Manuel Amaro dijo...

Yo me salgo de tu experimento.
Pensar en si soy o no feliz me suele hacer infeliz.
Soy feliz sin saber si soy feliz.
¿Lo ves?
Has conseguido hacerme infeliz.
Uf, qué lío.

enrique dijo...

Más FIB y menos PIB!!
Sabias palabras las tuyas; hay más felicidad en una mirada o en una caricia que en una cuenta de resultados de muchos millones.
En una canción que en un balance.

Amén.

Mery dijo...

José Ignacio: precisamente lo que me comentas de los saludos de la gente lo he visto reflejado consultando por internet sobre este tema. A partir de este momento voy a fijarme en ello, a ver si me llevo alguna sorpresa. Gracias por tu visita. Ya ves que yo voy muy atrasada con las mías.
Un abrazo

José Miguel: PIB, IBEX, Euribor, etc..todas esas siglas me marean, aunque tu las entiendes perfectamente, dada tu condición. Ojalá los altos cargos se fiaran mas de la FIB, desde luego.
Un abrazo

Amaro: me haces infeliz si te acabo de hacer infelíz, y esa cadena posible hay que cortarla de inmediato. Hablaremos de otros temas, entonces.
Un abrazo

Enrique : yo no sé a qué estaremos esperando los humanoides para darnos cuenta y potenciar mas todas esas pequeñas cosillas. Amén.
Un beso

Javier dijo...

Siempre buscando la felicidad donde no está, y resulta que como siempre está en lo más nimio, en lo más sencillo, y tienen que venir desde Bhután a decírnoslo a gritos, para ver si así nos enteramos de una vez de que atesorar bienes materiales no nos dará la felicidad. A pesar de todo y con lo que está cayendo algunos aún siguen aferrándose a paraísos artificiales sin darse cuenta de la vacuidad de sus vidas.

Olga Bernad dijo...

Que este año te suba el FIB hasta que se te salga por las orejas, morena;-)

Isabel Barceló Chico dijo...

Me parece que yo también voy a hacer esa lista. Pienso que relacionar la infancia con la felicidad tiene que ver, efectivamente, con esa ignorancia del "tener" y consumir. Con todo, los partidarios del FIB tendremos que luchar a brazo partido contra los que siempre nos agreden con el PIB.
Encantador inicio de año. Saludos cordiales.

Mery dijo...

Pe-Jota: los detalles pequeñitos, una simple palabra, un minuto de silencio viendo nevar. Tienes razón, la de paraísos artificiales que hemos encumbrado, total para nada.
Un beso

Olga : tu FIB va muy relacionada con tu arte para crear. Qué egoísta, todita para tí... Voy a poner una queja, no sé a dónde.
Un besazo y gracias por tu visita.

Isabel: bienvenida a este blog y gracias por tus palabras. Creo que dices bien: hemos de hacer un esfuerzo descomunal para que no vengan a fastidiarnos con el PIB y otras tantas siglas igual de convulsas.
Un beso

Juan Carlos Garrido dijo...

Es lógico referirse a los momentos más antiguos, porque la memoria tiñe de subjetividad los recuerdos e, incluso de los peores, acabamos recordando con una sonrisa los aspectos positivos.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Feliz año, Mery.
La felicidad está en nosotros, sólo hay que buscarla bien.
Besos

ONDA dijo...

Magnífica reflexión la tuya querida amiga y absolutamente de acuerdo con tus sentimientos.

jordi dijo...

Por un momento he pensado que abandonabas a Debussy por los Belle and Sebastian. Y si la acampada agosteña y la escucha amplificada de música en el fib te aumenta el fib?
gimme fib morena!!!

Mery dijo...

Sombras: los recuerdos son mas suaves al cabo de los años, qué duda cabe. Pero la infancia es un tesoro que queda siempre en la caverna del alma. Un abrazo

Parsimonia: Felíz regreso a tí también. Encantada de leerte de nuevo, aquí y en tu blog. Un beso

ONDA: nadie como tú para saber de qué se habla cuando se nombra la FIB. Un fuerte abrazo

Jordi: repíteme todo, que no entiendo nada, jajajaja. Un beso, moreno