Acabo el domingo llamando a mi amiga J.M. que acaba de perder a su padre inesperadamente. Me sorprendo durante la larga conversación porque no se le quiebra la voz ni un segundo y me relata la penosa situación como si se tratara del vecino del 5º. Enseguida mi memoria me lleva a los días en que murió mi padre y no podía soportar oir la palabra "papá" sin ser un mar de lágrimas sin fin, y así durante mucho tiempo. Y me paro a pensar qué es mejor, si esa frialdad serena de mi amiga o el río acuoso de mis ojos.
Los corazones son los mismos ¿o va a ser verdad, como dice otra amiga, que J.M. tiene un cuajo acorde a su falta de hervor?
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"Henry (Miller) piensa que mi diario no tiene precio: el punto de vista de la mujer, lo biológico separado de lo ideológico en mí. Psicología femenina revelada (la protección de la mujer, agresiva como una tigresa cuando defiende a sus cachorros. Ninguna masculinidad, pero todo cuanto tiene de positivo sería tomado por masculino).
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Fué extraña mi manera de resolver mi desapego por Huck. Por primera vez adopto una actitud ante el sexo que nunca antes se me había ocurrido. Me preparo para su abrazo pensando en el sexo, sólo en el sexo, en el sexo por sí mismo. Exactamente lo contrario de lo que siento por Henry (Miller), cuya proximidad necesito. Me excito pensando y sientiendo en mí sexualmente, como si fuera una prostituta. (...) Cierro lo sojos e intento ignorar que es Huck; sólo un hombre apasionado. Aunque luego no puedo soportar su boca."
Amaïs Nin escribió estos párrafos en 1935, cuando tenía 32 años y compartía cuerpo, corazón e intelecto con tres hombres diferentes: el escritor Henry Miller, el doctor Otto Rank (Huck en su diario) y el banquero Hugh Guiler.
10 comentarios:
Veo que has cambiado el look del blog. ¿Algún significado ese amarillo tan otoñal?
Cuando murió mi padre reacioné probablemente como tu amiga. Luego, sin embargo, me he descubierto muchas veces pensando en él con una mezcla (a veces vorágine) de sentimientos. Y así sigo y el pasado diciembre se cumplieron diez años.
Curioso que estés leyendo los Diarios de la Nin porque este fin de semana he releído en compañía uno de sus libros de relatos cortos, pretendidamente eróticos, pero no excesivamente logrados.
Un beso
Crees que el eterno femenino ha cambiado mucho, o solamente han cambiado las máscaras ???
Misroslav: si, he cambiado el look hace un tiempo, acorde con el otoño-invierno.
Entiendo lo que dices de tu padre; yo sigo recordándolo cada día y creo que así va a ser siempre.
En cuanto a los relatos de Anaïs se dice que su obra mas lograda son precisamente sus Diarios, por encima de todo lo demás.
Un beso
Pe-Jota: me gusta esa expresión, el eterno femenino. No creo que haya cambiado mucho, ahora las muejeres son mas directas, pero la esencia está ahí aunque pasen siglos.
Un beso
Somos tan diferentes los unos a los otros, que nos cuesta entender los especiales caracteres de los demás.
No hay un comportamiento que se pueda decir mejor. Simplemente, cada uno lo exterioriza como lo siente.
Un abrazo.
Como dice Miroslav, als reaccione sno son iguales ni los tiempos de reacción tampoco ni tampoco hay obligación de amar al pdre porque lo sea, ¿no crees?
No me gusta Anais Nin, creo que era un 'alma' fea.
Un saludo (creo que es la primera vez que vengo, desde el de Miros)
Amaro: si, gracias a Dios que somos diferentes. Imagina qué lineal y esperable sería la vida de lo contrario.
Un beso
Lansky: no hubiera pensado nunca en que Anaïs Nin tuviera un alma fea. Conozco poco su vida y obra, pero intuyo que lo que hizo fue plasmar con fidelidad lo que otros callan. Eso si, contradictoria y complicada era bastante.
Gracias por tu visita, leo tus comentarios en casa de Miroslav.
Un abrazo
Los fallecimientos suelen rodearse de tantos y tan engorrosos trámites, que, en ocasiones, se precisa tiempo para asumir la pérdida.
Saludos.
El poco coste emocional es garantía de longevidad...
Eso si, a qué coste...
El maestro Julián Marías enseña que la muerte no es el aniquilamiento y el final de la persona.
Para él, al contrario, la persona perdura más allá de su muerte física.
Y una forma maravillosa de esa perduración es el recuerdo que tenemos de nuestros seres queridos.
Y cuando ese recuerdo es permanente y gozoso,
¿entonces,
dónde está oh muerte
tu victoria?
La relación con la muerte y su duelo es siempre algo personal e instransferible. A veces somos capaces de retener las lágrimas y mostrar una coraza y no por ello el dolor es menos... y también ocurre que no amamos a la persona que se va. En realidad, "chi lo sa?".
En cuanto a Anaïs Nin, no puedo estar más en desacuerdo con Lansky. A mí me parece una mujer de un alma bella, pero, sobre todo, rica y exploradora... y valiente. Me alegro que vayas digiriendo mejor sus diarios. :-)
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