miércoles, 4 de julio de 2012

Il dolce far niente


Bendigo cuanto rodea a este dolce far niente y a quien esté manejando los hilos para que yo lo disfrute.
El silencio a mi alrededor es casi completo, pero es cierto lo que acabo de leer en un libro: los silencios no son iguales nunca. Cada cual lleva en si el eco de una imagen, una palabra, una música, quizás el eco potentísimo de un pensamiento.

7 comentarios:

Juan Carlos Téllez Gracia dijo...

Ni que lo digas. El azúcar que se encuentra en la privilegiada tarea de no dedicarse a nada es tan grato que se convierte en una aspiración; y los silencios, esos silencios, son tan hermosos.

Disfruta, salud y buen verano.

peregrino dijo...

No, no son iguales, así como nunca es igual el mismo río, así como en nuestras vidas no puede haber dos instantes iguales; es el misterio del tiempo y sus ecos. Un fuerte abrazo, Mery.

Javier dijo...

La sonoridad del silencio, eso a lo que tanta gente tiene miedo.

Mery dijo...

Clochard, tu lo has dicho, hermosos, y qué poca atención les dedicamos.
Un abrazo

Peregrino: es cierto, nada es igual en nuestra vida, aunque parezca que los instantes se parezcan unos a otros. Cada segundo que vivimos hace ya que algo haya cambiado.
Un abrazo

Javier: una lastima que se tema esos momentos en que estamos ensimismados. El temor a conocerse es una amenaza para mucha gente.
Un abrazo

Álvaro dijo...

Hermoso, y, como tú, pienso que los silencios no sólo no son iguales nunca, sino que siempre suenan o dan que oír. Bs

Mery dijo...

Álvaro, es así, a veces vienen con eco incorporado.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Los silencios no son iguales nunca ... igual que las soledades y los besos de despedida.

Darcy