jueves, 19 de julio de 2012

Nivea


Entre ídas y venidas de la sierra a Madrid voy calentando motores para el verano. Otro verano.

No recuerdo ya desde cuando, pero hace bastantes años que los veranos me producen cierta desazón. Todo cambia de lugar, las personas, los objetos mas queridos ¿Por qué querremos a ciertos objetos? Los amigos se dispersan durante tiempo indefinido, las familias se desmembran con este nuevo afán de mandar hijos al extranjero. Yo misma no sé qué hacer conmigo.
Si, el alborozo y algarabía propias de la estación entran en conflicto con ciertos deberes.

Julio me recuerda otros julios y, si ahondo en la memoria, muchísimos fueron un caos de esperanzas, proyectos, expectación, ilusiones y, con intervalos, amarguras. Casi todos, un laberinto del que a veces salir costaba un imperio. Los mas dichosos, sin duda, los de esa infancia ignorante, simple, rebosante de risas porque el colegio ya había terminado. Desde el ultimo día de curso comenzaba una carrera incierta en el tiempo, porque el tiempo no significa nada para los niños, y el día a día ya no tenía horario ni dueño, salvo la imaginación.
¿Os acordáis de este anuncio de Nívea?
Ese balón azul y blanco que en algunas playas lanzaban avionetas de reclamo, era el objeto de mi deseo. Qué felicidad mas nívea la de esta imágen dorada.
¿Dónde puedo conseguir este balón, a parte de mis recuerdos?
Con ellos os deseo un felicísimo verano a todos.

9 comentarios:

José Miguel Ridao dijo...

¡Me acuerdo de esas avionetas! Corríamos detrás de los balones como si fueran cada uno un tesoro. Hoy creo que los niños correrían más que nada por inercia. Hay marcas que nos devuelven el olor de los veranos de la infancia, y una es Nivea.

Preciosa entrada, Mery. Un beso fuerte.

Juan Carlos Téllez Gracia dijo...

Tal vez el recuerdo sea una de las mejores maneras de tocar, de revivir, de volver a sentir, y para ello basta con disponer de la sensibilidad, como es tu caso, de pararse a pensar en lo saludable de aquellas aventuras en los tiempos en los que una pelota azul o una cometa eran iconos con los que nadar a tus anchas por el mundo aparte de la imaginación y la inocencia. Me ha traido muy buenos recuerdos esta entrada.

Un fuerte abrazo de arena.

Pet dijo...

Se ve que necesitas, ya, el aire del mar, salir corriendo por la playa a chocar con las olas, vivir el instante del vuelo entre la espuma...

Javier dijo...

Pues eso a descansar y este año soñaremos con otros que fueron mejores, y sí, olían a Nivea, jajajaja

X dijo...

Feliz verano tenga (o esté teniendo) usted. :-)

Anónimo dijo...

A mi también los veranos me producen desazón. Ese calor, esa diaspora, ese alejamiento de ciertas cosas profundas y auténticas. Y qué bonito es decirlo ahora desde el otoño, quizás la estación que más me reencuentra conmigo mismo. Un placer leer tus entradas, ¡a ver si te animas a reanudarlas!

Darcy.

Mario dijo...

Es bello recordar distintos veranos de cuando eramos chicos. Yo siempre recuerdo cuando llegaba el verano y con mi familia buscábamos Hoteles a bajo precio. en la costa de nuestro país y pasábamos muchas semanas allí

ONDA dijo...

De julio os hemos metido directaente en vísperas de Navidad.

Que lo pases muy bien !

garin dijo...

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