Cuando se echa un vistazo a la Historia, es fácil comprobar lo que supuso para algunas culturas las invasiones de otros pueblos. En esta España nuestra, mi querida España cantada por Cecilia, tenemos lúcida muestra de ello; practicamente no hubo respiro que durase un siglo sin que cruzaran estas lindes toda suerte de aguerridos aventureros con fines de diversa índole, que no es menester tratar aquí y ahora. Roma, Cartago, Damasco, pueblos intermedios que dejaron su huella grabada a fuego en nuestros rostros y nuestras costumbres...
O tempora, o mores. Cicerón me habla al oído.
Lo magnífico de estas invasiones es que se producían de forma prolongada en el tiempo, a la chita callando casi siempre, en oleadas en apariencia inocuas. Cuando uno se quería dar cuenta, ya habían pasado varias generaciones de raigambre efectiva, y los nuevos retoños ya no se llamaban Tulio ni Octavio, sino Witiza y Egica, y mas tarde, Hassan, Esther, Zahara y Salomón...
Pero yo no quería hablar de éstas sino de muy otras invasiones. Aquéllas me las han recordado un cierto tipo de amenza que está sufriendo mi hogar de un tiempo a esta parte. Se produce por oleadas calmas, un dia sí y otro no, en espera taimada para cogerme desprevenida y segura, conformada ante lo que se me muestra inevitable. Cuando he sido plenamente consciente, mi casa ya no es mi casa, no reconozco el salón ni la mesa del despacho, incluso la cocina muestra signos evidentes de mutar sus funciones. Los peldaños de la escalera que lleva a la terraza no son ya de madera, sino de otro material mas endeble y ordinario.
Todo parece otro y el aire se enturbia de tintas complejas.
¿Cómo he dejado cruzar mis fronteras a esta turba malsana e infame de papeles? Hojita a hojita su presencia es ya una invasión real. Mucho me temo que haya de abandonar mi hogar con un hatillo minúsculo al hombro, para que ellos se enseñoreen y planten su pendón en estas tierras, con el orgullo de los conspiradores.
¿Hasta cuándo, Catilina?
13 comentarios:
Tu casa va a terminar como la de Julián Marías, llena de libros y papeles, todos leídos, todos poseídos.
Primero, muchas gracias por acordarte de mí (al emnos, de mi nombre)en esta entrada. Y no te engañes: la invasión se produce porque tú abres las puertas; de todas las invasiones posibles, la de los papeles es la menos nociva de todas, la más noble. Y siempre será posible abrir un hueco porque, al cabo, no son tantos los libros que sabemos que vamos a releer y pueden dejar su hueco a nuevos papeles.
Me alegra volver a leerte
Cuando te llenas de ese tipo de invasiones, es incomodo, pero agradable.
Hay otras invasiones, que son fatales, y que nos llevan al extremo de desesperaciòn.
Buen fìn de semana Mery!!
Besos y muchos màs.
Yo más bien diría que tu casa ha sido tomada por cientos de palabras, palabras que en diferentes composiciones han llenado los rincones de historias.
¿Turba malsana e infame de papeles? Qué dura eres, hija mía. Pero quizá deba concederte el beneficio de la duda ya que no has explicado cuáles son esos papeles; si lo hicieras puede que nos convenzas de que merecen tan crueles calificativos.
En todo caso, de otras invasiones también domésticas pero mucho más dañinas podría hablarte yo ... Un beso
Enrique: es cierto que todo lo leído es poseído. Aunque no todo de la misma manera, ya sabes.El hogar de nuestro ilustre no tendría desperdicio,quién pudiera.
Octavio: he escrito tu nombre a conciencia. Ya ves que has sobrevivido a invasiones y reconquistas. En cuanto a la invasión consentida, si, a todos los papeles les abrí la puerta, pero aún no he reunido la fuerza para expulsar a los menos deseados. He ahí el problema.
Bolero: bien hallada de nuevo, gracias.
Amanecer: de acuerdo, hay otras invasiones mas nocivas; mejor ni nombrarlas, que cada uno tendrá las suyas.
Pe-Jota: ojalá las palabras mas interesantes ocupen los rincones de mi cabeza y no se pierdan en lo mas recóndito del olvido.
Miroslav: has dado en el clavo, porque la turba que mas incordia es esa serie de papelejos variados, imposibles de clasificar, que uno va acumulando al tuntún.
Aquellos libros que considero valiosos, jamás los llamaría yo "turba malsana". Dios me lbre.
Un abrazo a todos y feliz semana.
SI ES QUE ERES UN ENCANTO.
BESOS PRECIOSA
Entre tu "casa tomada", como la del relato de Cortázar, y la casa de la que no se puede salir, como la que nos presenta Buñuel en El Ángel Exterminador, hay una solución que nos gusta mucho menos: la casa pobre, con apenas "el ajuar de la frontera",en la que se deja la puerta abierta, de modo que tanto el dueño como los vecinos entran y salen sin problemas, mejor dicho, con otros muchos problemas... Un beso.
Es un poco tarde para dejar cualquier comentario sensato, que no sea enturbiado por los vapores del sueño o del alcohol.
Asi que solo dire una cosa
Je reviens
Mami, gracias por tu piropo, siempre tan generosa. Un beso
Antonio González:qué curioso que me hables de la casa de Buñuel pues mientras escribía esta entrada tuve una ráfaga de su recuerdo.
Alfonso: vuelve, si, sin sueño ni alcohol en las venas. O si, como quieras.
José Ignacio:el orden es primordial en estos menesteres. Ayer precisamente me dieron una solución, llamada "Clasificación vertical":se colocan los papeles al borde de la mesa, debajo una gran papelera y RAS, golpe de mano certero.
Un abrazo a todos
Bendita invasión ¿Hay algo mejor para alejarse del mundo que los libros? En ocasiones también he sufrido esas incursiones pero cuando tampoco puedo moverme me rebelo contra ellos y los meto a cada uno en su estantería.
Un saludo.
Sera el tiempo pasado ante la television en vez de leer o los vapores de los muchos vinos tomados a lo largo de mi vida ?
Necesito un diccionario. Una encyclopedia.
Que queda hoy de esas invasiones ?
Clasificacion vertical : metodo barbaro pero radical, desconocido, pero tan atractivo.
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