
En febrero del año pasado escribí una entrada reivindicativa, que hoy tengo ganas de reeditar tal y como la creé, sin cambiar absolutamente nada.
Hoy tengo el dia rebelde y con ganas de exigir a diestro y siniestro, con que empecemos :
A/a del Organo Competente:
reivindico ser una mujer con muchos momentos para mí sola, sin tener que aparentar estar ocupadísima, liadísima y agotada al acabar el dia y sin que las demás féminas me miren por encima del hombro por tan envidiable motivo.
Reivindico el uso obligatorio de la sombrilla en los dias de sol para evitarnos tener que comprar esas cremas tan caras con índice de protección solar xxx y esos tratamientos de belleza que no son sino sacacuartos de alto standing.
Reivindico volver a utilizar palabras y frases en desuso tan bonitas como "sería tan amable de....; que pase usted un buen dia, caballero; crápula; albricias; bajo el ala aleve del leve abanico ......"
Y hablando de abanicos, también desearía la vuelta de su uso y el lenguaje oculto de su aleteo.
Reivindico el derecho de los padres a poder echar a sus hijos de casa cuando éstos son insoportablemente mayores y caraduras, aunque no tenga nada que ver conmigo en este caso.
Reivindico el antiguo luto que, con el mayor respeto, permitía a los sufrientes mostrar su pena el tiempo necesario (es obvio que no reivindico su reverso de ostracismo y aislamiento, tan crueles y desacordes con la razón) .
Reivindico ese antiguo arte epistolar entre amigos y familia porque estoy harta de recibir solamente en mi buzon cartas del banco. ¿Hay mayor emoción que leer esas hojas plegadas que comenzaban por " Mi querida hermana Julia: por la presente te comunico...." ?
Reivindico el arte de la seducción, con sus tiempos y sus pausas, al antojo de las circunstancias, el azar y las personas.
Reivindico los besos y abrazos sin vergüenzas ni pudores, esos te quiero como sin venir a cuento, pero que siempre tienen su porqué.
Reivindico que por fin puedan amarse una mujer mayor y un jovencito sin asomo de sospecha económica de por medio. Y por supuesto también lo contrario.
Reivindico el derecho a no querer ser madre o padre.
Reivindico ser una mujer cañón y no tener porqué tirarte a todo bicho viviente, ni que esos bichos vivientes quieran tirársete a la mínima de cambio.
También reivindico ser fea como un pecado y tener derecho a que alguno quiera echarse encima de ti, varias veces al mes por lo menos.
¿Y qué fue de aquellos piropos callejeros que hacían ruborizar a las paseantes y te dejaban satisfecha para el resto del dia? Para muestra un botón castizo : "con una de tus pestañas, niña de mi alma, he de ahorcarme yo." Chulo de los pies a la cabeza ¿a que si? Pues reinvindico la inmediata incorporación de hordas de piropeadores en las calles de Madrid. Esto no es negociable, además.
Por último, reivindico el silencio, ese silencio del que nos vemos privados casi las veinticuatro horas del dia.