Tengo desde hace tiempo un amante que me acompaña en las noches de insomnio. Es menudo, un poco frío cuando lo meto en mi cama, pero estridente en cuanto me descuído y toma confianza. Cuando lo sustituí por el anterior, creí que mejoraba en calidad (tonta de mí, no sabré ya de sobra que el interior es lo que cuenta), en cambio, es mas exigente y caprichoso, y, entre nosotros, no colma mis expectativas en absoluto. De hecho deja mucho que desear. Nadie como él para demostrar que el pavo real que expone su hermosa cola tornasolada puede ahogarse en el propio fasto de su vanidad. No, no me convence.
Me acuerdo de aquél que lancé al olvido y ahora murmurará en quién sabe qué almohada. Fuí injusta y cruel, como esos hombres a los que critico por desechar a sus amantes porque han perdido encanto y lozanía. Ojalá volviera a encontrarlo, con su humilde aspecto marchito pero tan generoso cuando lo reclamaba para mi consuelo. Era de buena cuna, no hay duda. Y qué loca fuí desdeñando su gallardía.
El de ahora, como digo, me está cansando de veras y ya no hay vuelta atrás en la decisión de cambiarlo por otro. No soportaré una noche mas las posturas caprichosas que me hace adoptar para poder sacarle jugo. Es inhumano, habida cuenta de que recurro a él para conciliar el sueño y sólo consigo castigar mi cuerpo con las contorsiones que voy sumando minuto a minuto. Me dan las del alba con los nervios de punta.
Es tan delicado e irascible que no obedece las indicaciones de mis dedos, siempre suaves girando su dial. Sé que en sus números bajos anida un nuevo tesoro recién descubierto: Canal Empleo Madrid, una emisora que, pese a tan curioso nombre, emite maravillosas canciones de madrugada. Noche tras noche me cuesta un imperio atinar con sus ondas: ayer sólo podía oirla si giraba medio cuerpo a la derecha y apoyaba el transistor sobre mi cadera. Dos noches atrás, sin embargo, me obligaba a sacar el brazo al borde del cabecero y apoyar muy levemente la cabeza en la almohada, en tensión interminable. Sus caprichos de amante único son cada vez mas tiranos: ahora me reproduce Radio Nacional de España en volumen superior al resto y en varias numeraciones diferentes, así que, giro enloquecida la ruedecilla buscando Kiss FM u Onda Melodía y me topo con la voz de la locutora desde Barcelona una y otra vez. Sueño con ella cuando, extenuada, logro amodorrar mi ira.
No, este amante no es bueno para mí y me siento engañada, dolida en cuerpo y alma, estafada quizá por mi propia soberbia. Quise apropiarme de lo mejor y me salió rana la osadía. El otro era mas pequeñito, si, mas modesto, pero qué potencia la suya noche tras noche, qué fidelidad y qué seguridad en sí mismo. Jamás tuve que imaginar posturas de circo para gozar de sus bondades.
¿Dónde se ha visto eso?
Ah, perdonad que hable de él con un vocablo ya en desuso - transistor - pero me sirve y me encanta porque es masculino. Si le llamara radio sería amante femenina y una, hasta la fecha, sigue siendo hetero.
10 comentarios:
"Ayer sólo podía oirla si giraba medio cuerpo a la derecha y apoyaba el transistor sobre mi cadera".
No sabe nada ese transistor...
¡¡¡OLÉ!!!!, jajajajajajaja, no se si será producto de la primavera, pero de entrada me estaba quedando un poco través, pensando ¡Y ahora, qué le ha pasado!, claro que luego se aclara todo, jajajajajaja, excelente relato e hija mía cambia de amante, que ninguno se merece una tortícolis.
Je, je, qué sustos nos das a veces. ¿Con qué se acuesta esta niña?, he pensado.
El transistor.
Sí que es caprichoso, sí, a mí se me escurre hacia abajo, lo rescato en sueños, me lo acerco al oído y me acaba marcando la mejilla para que le recuerde por la mañana, el muy...
Eso le ocurre a Ud. por emplear las noches oyendo la radio.
Saludos.
Mi amante es para las mañanas jajaj. Muy divertido.
Muy bonito el titulo de tu blog.
No hay nada como viajar con la imaginación acompañado de bellas melodías. O de suaves discursos de buen rollo.
Enrique: ya ves, es amante listillo y caprichoso. De un momento a otro lo tiro por la borda.
Un beso
Pe-Jota: efectivamente, muuuy, pero que muuuy bueno debería ser un amante para que mereciese un mínimo dolor a posteriori. Gracias por tus palabras.
Un beso
Olga: veo que tu amante-radio-nocturno también deja secuelas mañaneras. Qué egoístas son, no me digas.
Un beso, salerosa compañera de fatigas.
Sombras: si, eso me pasa por pasar la noche con malas compañías. Tu lo has dicho.
Un beso
Deme: es lo que pretendo cada noche, dormitar al son de suaves comentarios o melodías. Pero rara vez lo consigo. Mudaré de costumbres.
Un beso
Gracias a todos
Ay! como echo de menos yo esos ratitos con ese compañero...
Ahora de casado y sin auriculares es tan dificil que practicamente ni lo intento.
Pero no hay nada como escuchar un buen programa un viernes o un sabado sin la preocupación de tener que madrugar al dia siguiente.
Y muy bien escrita tu entrada.
Onda: yo me pongo auriculares para no molestar a mi marido, y aún así hay veces que se dispara el volúmen solito. Ya te digo que este amante es inaguantable.
Gracias por tu comentarios.
Un beso
Muy Buenoooo!!!!!!!
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