lunes, 25 de octubre de 2010

Parafraseando sin reparo


Hay almas que uno tiene ganas de asomarse a ellas, como a una ventana llena de sol. F. García Lorca
Demos gracias a Dios y a la Vida porque de vez en cuando se nos permite conocer personas poseedoras de tal don. Sin ellas el camino sería siempre llano, demasiado previsible, incluso angosto por su simpleza.
Qué hermoso es descubrir un alma luminosa y sabia, cálida, generosa, presta a compartir cuanto posee y dichosa por abrir sus puertas al conocimiento. Porque cuando uno se asoma a ese alma, también ella se asoma a tí y es un toma y daca infinito.
En ésto, estoy segura, quien lo probó, lo sabe.
Felíz noche a todos.

25 comentarios:

José Miguel Ridao dijo...

Quien lo probó lo sabe, Mery. Lorca te ha inspirado, y te asegura una noche tranquila.

Juan Carlos Garrido dijo...

Es bien cierto: también hay otras a las que da asco siquiera aproximarse, como si fueran una fosa séptica.

Saludos.

Manuel Amaro dijo...

Entro despacio y sin hacer ruido, que no quiero crear polémica.
¿O sí?
¿Me permites seguir con lo del otro post?
Creo que, tal vez excepto Sombras, no se ha entendido la esencia de la cuestión, que seguro que incluso Lorca comprendía.
¿Se pueden matematizar ciertas cosas que a priori no parecen matematizables? Sí.
¿Significa eso que haya que verlas sólamente como números? Ni respondo por obvio.
¿Es para mí la música un compendio complejo de números magistralmente entrelazados? Lo es, pero no me acuerdo de ello cuando me siento y escucho.
¿Es necesario que sea así? Por supuesto, pues de no ser así, simplemente no sería.
¿Y respecto al amor? Más de lo mismo.
¿Me he inyectado feliletilamina para enamorarme? Claro, tres veces por semana, y ración doble antes de salir el sábado. No te jode.
¿Por qué el cerebro genera feliltetilamina cuando ves a la persona de la que te enamoras? Vete tú a saber. Principalmente, y si el enamoramiento es a primera vista, se genera porque piensas que dicha persona está buenísima. Posteriormente porque te sientes bien con ella y eso provoca que quieras seguir estando bien. Indirectamente le pides al cerebro que refuerce dicha conducta positiva.
¿Qué ocurre si otra persona hace que generes más feliletilamina? Que le pones los cuernos a la primera, salvo que tu parte racional te diga que no lo hagas, que tienes casa e hijos y se va liar la gorda, y entonces no lo haces pero te pasas un tiempo diciéndote que qué tonto/a has sido por dejar escapar dicha oportunidad.
¿Y si hace que generes mucha más? Que dejas casa, hijos, amigos mosqueados y te vas rateramente.
¿Y si al mes descubres que dicha persona es imbécil al cuadrado y le huelen los pies a infierno? ¡Ups! El enamoramiento se desvanece. Recuerdas a tu familia, sientes nostalgia (ohhh, vuelves a segregar endorfinas) y te martirizas por haber sido imbécil y haber perdido ese foco generador de pequeño placer.

No nos engañemos. A ciertas edades (que creo que todos tenemos), raro es si no nos hemos enamorado más de una vez.

Moraleja: haz que matemáticamente tu pareja no deje de producir endorfinas, espera a que él/ella haga lo mismo, y todo irá bien en el amor.

Pd: ¿Sabías, querida Mery, que los enfermos de hipertiroidismo sufren tal desarreglo hormonal que uno de los más posibles síntomas es la depresión, llegándose incluso a extremos bastantes negativos? Increíble... inyectas un puñado de hormonas en la sangre, o bien las eliminas, y nuestra personalidad cambia.
Somos un compendio de numeritos. Un número de pelos, un número de glóbulos rojos (hay que usar notación científica para esto), un número de proteínas, un número de hormonas de cada tipo...
Cambia el número, y tendrás a otra persona.
Curiosas estas matemáticas.
Se puede vivir sin entenderlas, incluso sin saber que existen, pero no se puede vivir sin ellas.
XD.

Mery dijo...

José Miguel: qué bien que a todos se nos ofrecen esta salmas a lo largo de nuestras vidas. Buen día a ti también.

Sombras: las que tu nombras, mejor no tocallo, que contagian mas de lo que debieran.
Un abrazo

Amaro: por no decir que el cerebro enamorado no aguanta tanta presión hormonal mas de unos meses, y por ello se autodefiende pasando a otro estado mas sereno.
Estás que te sales, muchacho. Dime el número exacto de feromonas, o de la sustancia que tengas ahora en auge, a ver si me dá un poco de lucidez para abarcar toda la Ciencia. Puestos a pedir.
Un abrazo

Buenas tardes a todos

Pablo Gonz dijo...

Hermoso tu parafraseo, Mery. Me encanta que lo hagas sin reparo: demuestra que hay en ti bastante de ese abrirse al conocimiento.
Un cordial saludo,
PABLO GONZ

El Deme dijo...

La bondad de los corazones inteligentes no pude medirse, ni pesarse, ni guardarse. Simplemente está ahí, y cuando conectas es una suerte. Encontrarse bien al lado de una persona no tiene explicación. Y si lo racionalizas, te vuelves loco. Mejor callar y disfrutar.

Juan Carlos Garrido dijo...

Manuel:

Claro que las matemáticas están ahí, como la gravedad, y , por más que la ignores, las piedras que arrojes hacia arriba caerán sobre tu cabeza.

En efecto, somos numeritos, pero de tal complejidad, que cualquier ínfima variación en las condiciones iniciales, hace impredecible el resultado: eso dice la teoría de caos (atractores extraños).


Saludos.

Manuel Amaro dijo...

Conozco la teoría del Caos, Sombras, y soy consciente de la impredecibilidad de ciertas cosas provocada por la inclusión de un número desorbitado de variables que influyen.
Lo que no sé es por qué todos creen que si alguien afirma que somos números, ese alguien ya no es capaz ni de amar, ni de disfrutar de una velada de música, ni de comerse un polo flash en el parque sentado solo en un banco mientras ve pasar gente.
Y ya he dado demasiadas explicaciones.
Vuelvo a mis comentarios estúpidos de siempre, Mery.

Mery dijo...

Oiga usted, Sr.Amaro, tus comentarios nunca son estúpidos, por mucho humor e ironía que les pongas.
Yo estoy mas que agradecida de los datos que aportáis aquí, además ¿quién puede dudar de que tengas un corazoncito cargado de sensibilidad y presto a cuantos deleites ofrezca la vida?
Nada, nada...aquí estás en tu casa para comentar todo lo que creas oportuno. Fuera censuras, vive Dios.
Un beso

Mery dijo...

Pablo Gonz: bienvenido a este blog y gracias por tu visita
Un abrazo

Anónimo dijo...
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marinero dijo...

Vamos a ver si consigo aclarar una cosa. Yo no creo, en primer lugar, que "seamos números", sino sólo que se nos puede contar; o sea, que nos son aplicables (como otras muchas cosas) las unidades de medida. También creo, como ya dije, que las dichas unidades de medida son sólo un modo de aproximación a la realidad; pero que no son el único, y ni siquiera el mejor siempre. Empeñarse en verlo todo sólo desde esa óptica (como empeñarse en verlo todo sólo sub specie histórica, o teológica, o política, o la que se quiera) es empobrecer, triste e innecesariamente, la infinita complejidad y riqueza del mundo. Vivan las matemáticas; pero vivan también, a su lado y con los mismos derechos, y a veces antes que ellas, otros modos de conocimiento. De acuerdo en que un Gauss, o un Fermat, o un Perelmann, pueden estar en condiciones de apreciar grandemente a Mozart; pero Bach o Beethoven (o Velázquez o Cervantes), ninguno de los cuales era matemático, pueden estar en condiciones de apreciarlo muchísimo mejor, por razones obvias, y de ver en ellos cosas (esenciales cosas) que todos los números del mundo no enseñan, por la misma razón por la que la práctica magistral de la carpintería no enseña a escalar montañas: son cosas diferentes.

Manuel Amaro dijo...

¿Que la práctica magistral de la carpintería no enseña a escalar montañas? Curiosamente conozco una anécdota que demuestra lo contrario.
Por desgracia, no me cabe en este estrecho margen.

marinero dijo...

A pesar de la sutil alusión a Fermat ("no me cabe...", etcétera), invito a Manuel Amaro a considerar si entendería como justo que se concediera la medalla Fields a, digamos, Stravinsky (o los Beatles, si lo prefiere). Debiera haber la misma distancia entre música y matemáticas que entre matemáticas y música, ¿no?

Manuel Amaro dijo...

Por si acaso la casco en los próximos días, dejo por escrito que lo de la anécdota anterior era una coña, por supuesto.
¿A qué viene lo de la medalla Fields?
Tu lógica me sorprende por ilógica.
Las distancias entre pares no siempre han de ser las mismas.
¿Debería comerse el cerdo al hombre porque el hombre se come al cerdo? (en menuda viña me meto con esta pregunta. Por favor, señores vegetarianos y/o defensores de los animales, no entren a trapo).
La música bebe de las matemáticas. Las matemáticas son esclavas de la música, un instrumento para construirla. No sé por qué te empeñas en buscar distancia. La distancia entre dos cosas es, por definición, la menor de las distancias entre todos los elementos que conforman dichas cosas. Dicho de otra forma, al tener elementos comunes, amigo marinero, la distancia entre música y matemáticas es 0.
Luego está la distancia que la gente quiera poner de por medio, que normalmente es mucha porque no se entienden las mates.
Por mí, que le den la Field a los Pecos, y el Grammy a Perelman. Yo vivo feliz en mi mundo de Yuppi.
Perdona, Mery. Prometí volver a ser un tío banal, pero me han aludido de nuevo.

Mery dijo...

Amaro, ésta es tu casa; campa por ella como desees.
Sólo cerraré las puertas a quien falte al respeto y gracias a Dios, no se ha dado el caso.
Felíz fin de semana a todos.

Javier dijo...

Sabia reflexión.

marinero dijo...

Según mi lógica ilógica, si "la distancia entre dos cosas es, por definición, la menor de las distancias entre todos los elementos que conforman dichas cosas", eso debe ser verdad en los dos sentidos; o sea, si A está aquí y B está allá, tanto habrá de A a B como a la inversa. Que es lo que yo decía.
Por otra parte, y según esa misma lógica ilógica mía, si "somos números", es una absurdísima pérdida de tiempo que haya gente que no estudie matemáticas como definición personal y profesional: ellas lo abarcan todo, luego nos capacitarán para hacerlo o serlo todo, desde la albañilería hasta el arte, la filosofía, la política..., o, por supuesto, la música. Las matemáticas lo son todo: son todo lo que hay que saber, son, en sentido recto, equivalentes y sustitutas (con ventaja) de la sicología, puesto que somos números, y nos enseñarán todo cuando se pueda saber. Quizá, eso sí, con excepción de lo relativo a la muerte -aunque siempre podemos identificarla con el O, y pensar que "todo lo que siempre quiso saber sobre el cero, se atreviese o no a preguntar" es preparación bastante para afrontarla.
Sólo que mi lógica ilógica me dice (la maldita) que para construir casas, conducir coches, escribir poemas o simplemente vivir, hace falta saber de muchas más cosas que de números. Pero no hay que hacerle (ni hacerme) caso, naturalmente.
Y quienes en Inglaterra, con ocasión de una encuesta (creo que del Times) por el cambio de milenio, decidieron mayoritariamente que el más importante nativo del lugar, en el milenio que terminaba, era Shakespeare (y no, un suponer, Newton) eran sin duda tan ignorantes e ilógicos como yo mismo. Y es que lo malo abunda.

Manuel Amaro dijo...

En efecto, marinero, en efecto.
Sabia última sentencia. De las pocas coherentes que te leído.

Mery dijo...

Deme, no he olvidado tu visita. Gracias y de acuerdo, el día que entendamos porqué se entienden las almas, no habrá manera de celebrarlo que le haga justicia.
Un abrazo y buen fin de semana

marinero dijo...

Gracias a Manuel Amaro por su elogio a mi "última sentencia". Yo, en cambio, veo muy coherentes sus propios planteamientos. Equivocados por exceso de unilateralidad (y quizá, en algún caso, por falta de amabilidad), eso sí; pero coherentes.

Pet dijo...

Bueno Mery, llego tarde, pero solo decir que lo cuentas muy bonito.

Mery dijo...

Pet, aquí nunca se llega tarde, ya lo irás comprobando en tu propio blog.
Un abrazo

Madame X dijo...

Suspiro, Mery... no hacen falta más palabras para que nos entendamos.

[Ejem... luego dicen que las mujeres somos retorcidas, pero -joder- la de divagaciones que sacan los hombres de una afirmación tan poética. Os ha faltado traer un medidor atómico para ver cuánto pesa el alma.]

Mery dijo...

Madame: de ésto y mucho mas hemos recibido lecciones práctica a todas horas ¿a que si? ;)
Un beso