jueves, 2 de diciembre de 2010

La excelencia


Hoy quiero escribir sobre algo que me ronda la cabeza muy a menudo; algo que intento recordar siempre que la pereza, no otra cosa, me lleva por mal camino. Y desearía que se me entendiera como un deseo de conducta de vida al márgen de lo que nos rodea, de los demás, incluso de esta crisis espantosa que ha vuelto nuestras vidas patas arriba.
Hablo de la excelencia en nuestras acciones, tanto cuando atañen al terreno laboral, como familiar, sentimental...aquéllo que es humano al fin y al cabo.
Todo se revuelve en mí cada vez que escucho a alguien lamentarse: para lo que me pagan, no pienso esforzarme lo mas mínimo. Para lo que me reconocen en casa mi dedicación, conmigo que no cuenten...Etc, etc.

Y todo se revuelve en mí y contra mí cuando caigo en la falta que reprocho a otros. Mea culpa eterna.
Si, me rebelo contra esa desidia de ánimo y de corazón, esa protesta infructuosa, esa insatisfacción muy común entre gente de poca iniciativa y empuje. Si no estás conforme, vete de allí, protesta, reclama derechos, pero mientras tanto, cumple con tu deber; cumple con tu gente, actúa con excelencia dando lo mejor de tí.
¿A qué esas medias tintas y tanta queja?

Hay que hacer lo que se deba y hacerlo lo mejor posible.
Otros ya lo han dicho con sabias palabras:

"Si un hombre está llamado a barrer las calles, debería barrerlas igual que pintaba Miguel Angel, componía Beethoven o escribía Shakespeare. Debería limpiar las calles tan perfectamente que los moradores del cielo y de la tierra se detuvieran para decir: aquí vivió un barrendero que hizo bien su trabajo."
M.Luther King

21 comentarios:

Unknown dijo...

Estupenda receta contra la desidia que nos puede afectar a todos en algún momento. Aunque a veces he de reconocer que es difícil encontrar ese lado humano en las relaciones estrictamente laborales. (¿Has visto 'Up in the Air'?)
Desde luego, en lo que respecta a las relaciones personales, en cualquier ámbito, ser cicatero siempre es un error.

Buena reflexión la tuya, Mery.

Un abrazo,

Adolfo

Antonio Rivero Taravillo dijo...

Totalmente de acuerdo, Mery. Y muy bien traída la cita de Martín Luther King. Me dice Shakespeare, con quien tengo línea directa, que la aprueba y suscribe.
Un abrazo.

Unknown dijo...

Ahí, ahí está una de las razones de nuestra crisis. Y digo "nuestra", porque la excelencia en España se ve con mucha sospecha (y no, por cierto, en Alemania, donde acabo de estar. Y siento ser un poco tópico al compararnos con Alemania, pero, qué se le va a hacer).

Pet dijo...

Mery, lo cuentas tan bien que dan ganas de seguirte, barriendo calles hasta dejarlas impolutas, incapaz de rebelarme a tus deseos; pero si nos escapamos un rato juntos por ahí tampoco pasa nada ¿no? Recuerdo una vez en un vuelo largo, llevaba yo los informes "impolutos también" para una reunión y - no voy a decir quién - me los pidió para echar un vistazo. Al poco los tiró así en el asiento de al lado diciendo con una sonrisa - Jo, ¡qué perfeccionista! lo que vas a sufrir en la vida - y siguió bebiendo champagne.

Anónimo dijo...

Mery, esta vez siento no estar de acuerdo contigo. Hay gente que en la vida no tiene tanta suerte como otras (en realidad la mayoría)y no puedes pedirle a alguien que se levanta a las 5 de la mañana para limpiar letrinas que lo haga con el amor, dedicación y pasión que pudiese poner Ludwig al componer.

Y otras cuestiones aparte, yo también estuve años escirbiendo margen con tilde en la a.

Besos

Mery dijo...

Adolfo: bienvenido a este blog y desde aquí aprovecho para recomendar el tuyo a quien le interese la Música.
y si, heh visto Up in the air.
Un beso

Antonio: ya sé que tienes acceso directo con Shakespeare, así que un día de éstos te pediré que le preguntes unas cuantas cosillas.
Un beso

Javier: estoy de acuerdo en que actuar con excelencia resulta molesto para los demás casi siempre. Tenemos un comportamiento extraño en ello, en vez de recibir lo positivo que ello comporta, buscamos por dónde atacar. Es el miedo a destacar y a que otros destaquen.
Un beso

Pet: un ejemplo muy ad hoc el que acabas de contarnos. Ahora dinos si al final has sufrido en esta vida por ser tan perfeccionista.
Un beso

Anónimo: primero agradecerte que me saques del error de la tilde (siempre lo cometo, lo confieso).
Por otro quiero hacer hincapié, y ese es el motivo de mi entrada, en el espíritu amplio a tener en cuenta en la "excelencia".
No quiero, ni mucho menos, centrarme en el terreno laboral, que lleva consigo muchas dependencias y esclavitudes personales.
Lo deseable es ser excelente en cada acción cotidiana, dar lo mejor de nosotros mismos, sin racanear esfuerzo, cariño, dedicación. Si hablamos con alguien, escucharle atentamente, si cuidamos a un mayor, rodearle de la mayor ternura...en fin, no es lugar para detalles extensos, pero creo que se me entiende.
Y, por supuesto, no forzar la máquina de modo que quedemos extenuados con el esfuerzo.

Lo mejor de la excelencia es que el interesado vive mucho mas satisfecho consigo mismo.
Es el premio a la fuerza de voluntad y el deber bien cumplido (insisto en no focalizarlo en el aspecto laboral exclusivamente).

Gracias a todos y un abrazo, de corazón

Mery dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Javier dijo...

No hay nada peor que la caspa y la indolencia, por desgracia la mayoría de la gente vive esperando, actuando y deseando la aprobación externa, jamás piensan que la mejor satisfacción es la autosatisfacción, la cual por regla general carece de aclamación, pero si da la tranquilidad y el goce de lo bien hecho.

Álvaro dijo...

Hermosa cita. Y acertada reflexión, aunque a veces, por condicionantes, es difícil dar lo mejor de uno mismo en cada acción al menos debe intentarse. Estoy contigo. Un beso

Anónimo dijo...

De lo cual parece extraerse que la excelencia hace personas excelentes y en mayor grado excelsos.
Si todo el mundo diera lo mejor de sí en cada circunstancia, realmente viviríamos en un mundo mejor.
Besos.

Mery dijo...

Pe-Jota: es eso, la autosatisfacción y también una especie de conducta moral de hacer bien las cosas. Suena pedante? Espero que no, Dios me libre.
Un beso

Parsimonia: tu lo has dicho, viviríamos en un mundo mejor. Una utopía donde las haya, pero ¿por qué no intentarlo?
Un beso


Alvaro: ciertamente puede resultar imposible hacerlo todo bien y siempre. En el intento puede que hallemos la felicidad.
Un beso

Felíz noche a todos

Rubén Muñoz Martínez dijo...

En mi primera incursión en tu blog, no me queda otra que quitarme el sombrero ante tu actitud y dejarme inundar silenciosamente por tus palabras.

Bravo!

Anónimo dijo...

De acuerdo contigo, Mery. De todas formas, pienso que la excelencia (o la vida virtuosa, en el sentido más amplio del término) es más difícil para unos que para otros (y no me refiero únicamente al terreno laboral). Ahora bien, para los que tenemos el privilegio, me parece un verdadero crimen desperdiciarlo. Un abrazo.

marinero dijo...

Tiene razón el anónimo al recordar que hay privilegiados para quienes la excelencia es sólo cuestión de voluntad, y víctimas para quienes es infinitamente más difícil. Salvado esto, estoy de acuerdo. Y creo que se equivocaba el que decía aquello de "cuánto vas a sufrir". La satisfacción por hacer bien las cosas debe compensar eso. Y si no lo hace, es que nuestro planteamiento de la tarea era interesado: no la hacíamos por ella misma, sino por otros fines. Se puede recordar lo de Séneca, a quien reprochaban que se tomara el trabajo de castigar el estilo en detalles que sólo muy pocos podrían apreciar: "Me basta con esos pocos, me basta con uno, me basta con ninguno".

Аmanecer dijo...

Totalmente de acuerdo con tu entrada. Hay quienes le culpan al mundo por su situaciòn. pero a veces no ponen nada de su parte.

Por ejm. Convivo con dos pesonas que son algo asì como tù lo has descrito, una de ellas dice, "Yo trabajo por el sueldo que me pagan, si me pagan màs mi trabajo serà de mejor calidad."

La otra dice,"Porque he de trabajar màs que los demàs,como quisiera irme a mi paìs."

Còmo tu dices, a nadie se obliga a estar en un lugar que no desee estar. (en fin cosas del ser humano)
Buen fin de semana Mery!!
Besos

Mery dijo...

Rubén: bienvenido a esta casa y muy agradecida por tus palabras. Ven cuando quieras.
Un abrazo

Sara: es verdad, cuántas oportunidades desperdiciamos de ser y hacer felices.
Un abrazo

Marinero: muy bien traído Séneca. Una vez mas los clásicos nos dan lecciones y ejemplos prácticos.
Un abrazo

Amanecer: los dos casos que planteas son pura vida, lamentablemente.
Abrazos desde España

Madame X dijo...

Si el mundo fuera de color de rosa, M. Luther King habría estado acertado. Pero a mí su frase me suena más a resignación cristiana. Nuestro devenir está plagado de tareas ingratas, si las tenemos que hacer encima con excelencia, sería tanto como pedirnos un acto de masoquismo.

En lo que sí estoy de acuerdo es que pudiendo hacer las cosas bien con el mismo esfuerzo, no entiendo que se hagan mal. No deberíamos conformarnos con la mediocridad. Pero al final, para qué engañarnos, casi todo es una cuestión de compensaciones, aunque se trate de la propia complacencia.

Un besazo, Mery...

X

Mery dijo...

Madame: no hay nada de resignación cristiana en el sentido del deber y la satisfacción de un acto bien hecho. Es una actitud de vida que debería ser lo común, aunque desde luego es pura utopía; si a ello unimos que el ser humano tiene un alto componente de hombre-masa al que le disgusta destacar o que otro destaque, para qué te cuento...
Pero el mundo sería mejor a todas luces; el mundo sería otro mundo.

En ello no hay religiones que valgan, aunque sí, como dices, mucho de compensaciones. Somos humanos al fin y al cabo.

Bueno, guapa, felíz fin de semana y un beso

Madame X dijo...

Ay, mi querida Mery... lo que me reconforta es contemplar tu excelencia idealista por las cosas bien hechas y la firme decisión de no dejarte arrastrar por la ideología de la chapuza.

Pero yo es que llevo una semana tosca, tosca. Se me pasará. :-)

Disfruta mucho el puente. Besazo.

Antonio González dijo...

Tuve, hace muchos años, un patrón del campo, un empresario agrícola que era mi jefe. Me comentaba de algunos de sus operarios: "Les pago poco, pero no se ganan lo que les pago." Y yo sabía que era la verdad lo que me estaba diciendo. Y antes de eso había trabajado en una empresa de la construcción donde algunos operarios averiaban las máquinas para parar el trabajo. Yo no era un héroe, y nunca me enfrenté a aquellos malos compañeros. Estábamos abriendo galerías y pozos de ventilación para el Metro de Madrid. Y ahora no es raro que abra mi buzón y me encuentre seis o siete ejemplares del mismo folleto publicitario. Le pagarán poco al repartidor,pero, por poco que sea, no se lo gana.
Un beso a la editora de este blog, que ha mejorado con el cambio de estación.

Mery dijo...

Gracias Antonio, te devuelvo el beso.
Ya ves que no todo el mundo gana lo que se merece, en ambos sentidos de la palabra. Pero una vez mas quiero recalcar que no me refiero unicamente al terreno laboral, sino hacerlo extensivo a todas las facetas de la vida humana, que son muchas y requieren igualmente la excelencia.

Hasta cuando quieras, siempre