
Hay muchos aspectos de las biografías de algunos políticos anteriores a nuestra Guerra Civil que me interesan. Uno de ellos es la amplia cultura que desarrollaban y, los que tenían menos medios para ilustrarse, al menos se impregnaban de la educación, la oratoria y el interés por el pensamiento que imperaba en ciertas esferas.
Me permito el ejemplo del jurista y político socialista Fernando de los Ríos Urruti (1879-1949).
Nacido en Ronda, educado en Córdoba, Cádiz y Madrid (en la Insitución Libre de Enseñanaza, que dirigía entonces su tío, Francisco Giner de los Ríos) , Doctorado en Derecho con la tésis "La Filosofía Política en Platón", profesor en la Universidad de Granada - donde tendría por alumno a Federico García Lorca y con el que mantendría una cálida amistad - . También se relacionó durante muchos años con los hermanos Ortega y Gasset, todos ellos cercanos en ideas al Partido Reformista.
Mas tarde, como miembro del PSOE, del que ya era diputado por Granada, fué enviado a Rusia con el fin de estudiar la posibilidad de integrar a su partido en la Tercera Internacional; de allí volvió espantado por el totalitarismo imperante y se opuso a que el PSOE entrara a formar parte de la Internacional (ello provocó una escisión interna que daría orígen al Partido Comunista de España).
Diputado en distintas ocasiones por Granada y Madrid, llegó a formar parte de varios gobiernos como Ministro de Justicia, primero bajo el gobierno provisional de Alcalá Zamora y de nuevo durante el bienio reformista de Azaña. De los Ríos nombró a Victoria Kent Directora General de Prisiones, cuya figura daría para otra entrada de lo mas interesante.
Mas adelante fue nombrado Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes (con esta cartera creó un sistema de escuelas públicas totalmente revolucionario y exitoso, así como la Universidad Internacional Menéndez Pelayo).
El estallido de la Guerra le sorprendió fuera de España, de modo que se emplea en reorganizar la Embajada en París a favor de la República, y posteriormente marcha a Estados Unidos como embajador en Washington. Al dejar la política retomó su amada profesión de educador, tanto en Nueva York como en varias Universidades de Hispanoamérica.
Aunque en México fué nombrado Ministro de Estado del Gobierno Republicano en el exilio (1945), su vuelta a la política quedó aquí frustrada y renunció a su sueño de volver a España, pues el franquismo le había inhabilitado como catedrático en 1939, por Orden Ministerial, sin derecho a un proceso contradictorio (no fué el único, lamentablemente, que corrió la misma y nefasta suerte).
Murió en Nueva York en 1949. Hasta 1980 sus restos mortales no fueron trasladados al cementerio civil de Madrid.
Escribió numerosos artículos de carácter científico así como ensayos políticos muy apreciados en su época: Orígenes del Socialismo moderno (1911), La crisis actual de la democracia (1917)- El sentido humanista del Socialismo (1926). Desde el exilio publicó artículos para la causa republicana, tanto en inglés como en francés.
Quienes lo conocieron destacaron su capacidad para conectar con las masas, su oratoria limpia e inteligente y también su hospitalidad. Se dice que cumplía a rajatabla la tradición familiar de dejar las puertas de su casa permanentemente abiertas.
Como tantos otros talentos de la República previa a la Guerra Civil, abogó por una teoría humanista del Socialismo frente a la revolución totalitaria que se enseñoreaba en la Unión Soviética. Es célebre la respuesta de Lenin a de los Ríos, tal como queda reflejada en su libro "Mi viaje a la Rusia Sovietista" (1921):
- ¿Cuándo se va a restablecer la libertad en la Unión Soviética revolucionaria?
Lenin respondió : Libertad ¿para qué?
(Probablemente D.Fernando pensaría "libertad para vivir, señor mío")
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P.S. ad hoc :
“¿La verdad, para qué? -se preguntaba Stalin-. La verdad es una debilidad burguesa que debemos aprovechar engañando con la mentira a los capitalistas cuantas veces haga falta”.
TELA.