lunes, 26 de enero de 2009

Es la Música


Hojeando la muy recomendable biografía sobre Nietzsche, que en el año 2001 editó Tusquets, me sedujo la contundencia de las primeras frases:"El verdadero mundo es música. La música es lo inmenso. Si una la escucha, se abriga en el ser..." Para el filósofo alemán, gran admirador de Wagner, lo difícil era vivir después, cuando la música acababa, porque para él lo era todo; el resto le causaba hastío.
La noche del sábado 24 el Auditorio se engalanó con nueva programación irresistible: la Orquesta Sinfónica de la Radio de Leipzig, bajo la dirección de Jun Märkl. Concierto para piano y orquesta nº1 en Re menor y Sinfonía nº 4, en Mi menor, ambos de Brahms.
No pude resistirme y no me resistí ¿por qué hacerlo? He aquí alguna de mis apreciaciones.

Para mi asombro, el solista al piano - un prodigio ya a los 4 años - no utilizó partitura. Le bastaba su conocimiento sin límites para entrar con limpieza al vuelo de la batuta; ni una duda, ni un destiempo.
Un nuevo asombro, rozando la paranoia, al contemplar cómo la Sinfonía posterior era dirigida por el señor Märkl a pelo, también sin partitura.
Aquéllo se me antojó una plaga de soberbia rebelión contra la clave de sol. Prometedor.

¿Cómo evaluar el nivel de memoria necesario para almacenar en la cabeza una sinfonía íntegra? ¿Cómo ser capaz de no errar en la entrada exacta del fagot, el pizzicato de los violines o el silencio del contrabajo?
La genialidad que esconde la inteligencia de un músico siempre me ha interesado vivamente; la capacidad de lectura del pentagrama, la agilidad de sus dedos y la pasión que le arrastra con violencia hacia la interpretación de lo que otro ha compuesto, máxime porque ese otro, es, era, un Genio en los pagos celestiales.

Poco a poco voy entendiendo cuanto sucede ante mis ojos en el escenario y con ello me voy sintiendo mas cómoda. No me disperso en contemplaciones ajenas mas que lo indispensable; observo las manos del director con el ansia de quien espera su entrada, pero en realidad las sigo hasta su destino y me cuelo en el diálogo secreto de los instrumentos. Si susurra el violín espero que le responda, severo, el oboe. Mas tarde le cantarán las cuarenta los cellos, celosos de sus hermanos menores. Las cuerdas se sublevan con valentía, vibran largo rato imponiendo su elegancia hasta que un fagot comienza a hablar con timidez para dar paso a la flautas traveseras, coquetas, altivas, en breves frases...

Adagio, allegro, maestoso, transcurre el tiempo en plena armonía.
Todo concuerda y tiene sentido, como siempre. Es la Música.


11 comentarios:

Rafael G. Organvídez dijo...

Efectivamente, Mery. Veo que estás hecha una melómana. En mi caso, no paso ni un día sin escuchar música: despierta nuestros sentidos y hace que atendamos al tiempo de una manera infinita.
¡Feliz coincidencia!
Un saludo

Anónimo dijo...

Leyéndote me ocurre una sensación extraña al sentir los efectos de la música en silencio, con tus palabras mudas.
Tuvo que ser un espectáculo excelente y los músicos, unos prodigios.
Besos

enrique dijo...

La música es mi patria...

Frase cursi y políticamente correcta, pero que expresa muy bien lo que significa para mí la música.
Hace un año vi yo en ese mismo auditorio el Carmina Burana de Orff.
Delirio...

José Miguel Ridao dijo...

Me identifico plenamente con esta entrada. Hace pocos días sentí algo parecido escuchando un motete de Bach: "Der Geist hilft...", y también escribí en mi blog sobre la potencia del lenguaje musical.

El Deme dijo...

Cuando deja de sonar la música no acaba, porque sigue en nuestra memoria y en nuestras emociones.

Mery dijo...

Ya veo que tengo algunas felices coincidencias en estos dias con alguno de vosotros, y eso me alegra.
Sé que no extraña a nadie lo que cuento en mi entrada, porque la música produce esas sensaciones a quien la escucha, y cada cual tiene sus preferencias: cásica, rock, folk, etc, etc.
Gracias a todos, Deme, Parsimonia, Enrique, Rafael.
Enrique, el Carmina Burana debió ser fantástico, puedo imaginarlo.

José Miguel, bienvenido a esta casa virtual. Encantada y paso a leerte ahora mismo.

Rio Oria dijo...

Te veo muy puesta en música, yo no entiendo tanto pero me emociona facilmente, sin ella es para mi, casi imposible vivir.
Un abrazo.
Olalla.

LA MAMI dijo...

SIEMPRE SE APRENDE AQUI
BESOS GUAPISIMA

Mery dijo...

Olalla, yo tampoco entiendo en absoluto de música, pero cada vez me interesa mas. Como bien dices, ¿cómo vivir sin música?
Gracias por tu visita.

Mami, gracias por tus palabras. Da gusto verte por aquí.
Un beso

Javier dijo...

La música es el lenguaje más universal que existe, siete notas a lo largo del pentagrama, en innumerables combinaciones, consiguen transmitirnos todos los sentimientos que una persona es capaz de sentir y algunas veces ni tan siquiera puede expresar.

Mery dijo...

¿Verdad que sí, Pe-Jota? El misterio eterno de siete notas que van directamente al alma. Acceso directo y rápido.
Un abrazo