viernes, 30 de enero de 2009

Herencias de la otra parte contratante


Si en mi anterior entrada hablaba de los legados de mi progenitora, hoy veo justo y necesario hablar de los que corresponden a la otra parte del contrato, gracias al cual, entre otras cosas, nací yo.
Mi padre murió hace año y medio, y, cuando el notario vino a casa a zanjar el doloroso trámite de su testamento, tuvo que manejar el delicado tema con una madre y cinco hijas derretidas en lágrimas. Me atrevo a decir que ni prestamos atención a sus "1/5 del tercio de blablablás"; sencillamente oir su nombre y no tenerlo presente se nos hacía im-po-si-ble de aceptar, de modo que nos rebelamos en llanto, como si el pobre notario pudiera ponerle remedio.
Pero no íba yo a esto, ni al dolor ni a la herencia material, sino a esos otros legados fortuítos que un padre deja a los hijos.
He aquí los que conmigo van:
empezando por arriba, el pelo liso y la forma de la cabeza -igualita-igualita-.
Unos centímetros mas abajo, como estigma generacional, unas manchas en la nuca, pequeñas, pero claramente delatoras de que soy hija de mi padre.
En la mano derecha una uña se me abre exactamente en el mismo lugar que a él . Curiosa incursión en un terreno que no le correspondía, puesto que mis manos son maternas cien por cien; ay estos hombres y su instinto invasor. Tarik y Muza entrando por Gibraltar, por ejemplo.
También he heredado su afición por comer: todo me viene bien y a cualquier hora. Quien haya leído el post anterior verá que ésto tiene relación con el trasero de mi madre, como se colige facilmente, pero mejor corramos un tupido velo o se me pondrá la mala milk que corre a veces por mis venas y que también es de origen paterno.
Para concluir con mis parecidos, creo que suya es también esta manía por dejar hablar siempre a los otros, creyendo que nuestros asuntos carecen de interés. Un complejo evidente, a qué engañarnos, y ni tu ni yo, papá, acudimos jamás a un psicólogo.
Aquí acaban las herencias; sin duda me dejo muchas por contar, quizás incluso por descubrir, pero mas que suficientes para pasar un rato agradable y no cansar a este estimado público. Espero que las partes contratantes no se den por ofendidas, angelitos míos.

16 comentarios:

Javier dijo...

A mi estas semejanzas siempre me han parecido fascinantes, el saber que eres un poco de cada uno, y que de la forma más inesperada se presentan en uno características que recuerdan a los padres, es desde luego una maravilla.

LA MAMI dijo...

DE MI PADRE HE HEREDADO BASTANTES COSAS...
CASI TE PODRA DECIR QUE SOMOS IGUALES...
AUNQUE YO NO SOY PELIRROJA Y MIRA ME HUBIERA GUSTADO.
PASA UN BUEN FIN DE SEMANA ORGULLOSA DE TUS LEGADOS, ESO DENOTA QUE ESTAS EN TU SITIO.
UN BESAZO GUAPA

Anónimo dijo...

Por una foto que colgaste este verano de la playa pensé que tenías el pelo algo ondulado, pero seguro que fue un efecto del agua marina. Por cierto, a mí me deja el pelo muy chulo y nunca me lo lavaría, pero como eso es imposible, en fin.
Lo de la uña es algo extraño y curioso en la genética, ja, ja.
Seguro que hay cosas que ni siquiera sabes: algún lunar estratégicamente situado o alguna pequita exacta. No sé.
Hace muy poco de la pérdida. Tiene que ser muy triste recordarlo todavía, supongo.
Un besazo.

Miroslav Panciutti dijo...

Somos un cóctel genético, sí ... pero no sólo. Me ha llamado la atención tu atención a el detallismo hereditario. Un beso.

Anónimo dijo...

PD: Ahora he visto tu respuesta a mi comentario anterior y sí, mi madre está muy bien ya. Hoy vamos a ir a que le quiten los puntos. Gracias, guapa.

Juan Antonio González Romano dijo...

Recuerdo que un día, estudiando, tenía mi mano abierta apoyada sobre mi cabeza. Mi tía pasó a mi lado y dijo: igualito que su padre. Después, en efecto, observé que cuando mi padre se concentraba en el tgrabajo o la lectura, realizaba el gesto que yo heredé. Me sentí orgulloso: siempre admiré a mi padre, incluso en la adolescencia.
Buena entrada, Mery, muy sugerente y emotiva.

enrique dijo...

Herencia y sucesiones es una de las partes más interesantes del derecho civil, pero lo estudié hace ya muchos años...
Dice el dicho popular; "quien a sus padres parece, honra merece".
Y más cuando el resultado del cruce de genes y cromososas es un magnífico ser humano...

Mery dijo...

Pe Jota: Es muy agradable ir descubriendo parecidos; el milagro de la Vida, al fin y al cabo.

Mami: tu de pelirroja ya hubieras sido la bomba. Una pelirroja en moto por Barcelona, con el cabello brillando al sol y al viento.

Parsimonia: lo que dices del mar lo suscribo cien por cien.
Me alegra mucho saber lo de tu madre, fuera sustos de una vez.
Y si, sigo recordando a mi padre todos los dias, por cualquier motivo. A veces aún me rebelo, otras lo asimilo y ma aguanto.
Gracias y un beso muy fuerte.

Miroslav, dices que te llama la atención el detalle de mis herencias. Pues si me pusiera tendría para otro par de entradas, pero no cansemos al personal.

Juan Antonio: perfecto el detalle de que siempre admirases a tu padre "incluso en la adolescencia". Pocas personas caerían en ese pequeño y gran matiz. Tu sí que eres emotivo.

Enrique: nuestro refranero español es una joya infinita. Y lo del magnífico ser humano te lo aplicas a tí, directamente.

Como siempre, un beso a todos. Feliz fin de semana

Anónimo dijo...

Sigue sin quedarme claro lo de tu trasero, pero cada vez tengo más claro lo de tu sensibilidad y buen gusto. Besos, amiga.

Yuria dijo...

Hola Mery. Paso a dejarte un abrazo.
Luego entraré a leerte.

Rio Oria dijo...

Las herencias genéticas y de gestos, costumbres.... son patrimonio de la humanidad.
Yo por ejemplo de mi padre heredé su apellido y el ser propensa a dolores de riñones !que le vamos a hacer! La otra parte contratante debe estar satisfecha.
Un abrazo
Olalla

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Ya que nos confesamos todos, diré que yo he heredado algunos hábitos (algo menguados, por fortuna) con los que mi padre se complica la vida. Por ejemplo, adelantarse/me a todo peligro doméstico: "ese cuchillo, cuidado"; "el mango de esa sartén"; "ese enchufe"... Y, sobre todo, la costumbre de revisar cada noche, antes de acostarse/me, todas las ventanas. Saludos.

Mery dijo...

Octavio: a este paso lo de mi trasero va a ser el secreto mejor guardado del reino.

Yuria: me alegra verte por aquí; vuelve cuando quieras.

Rio Oria, Olalla: Lo de los riñones es un fastidio, pero seguro que muchas otras herencias buenas lo compensan.

Antonio: parece mentira que las manías también se hereden. No eres el primero al que oigo esos detalles caseros, así que tranquilo.

Un beso a todos y gracias por vuestras aportaciones.

Alfredo Oliva dijo...

Mery, todos heredamos de ellos más de lo que queremos admitir. Me gusta el humor y la ternura con que hablas de esa herencia en este post y en el anterior. Me traen a la memoria estos versos de Antonio Rivero Taravillo:
Comprobar que tu padre envejece/
y que tú eres él sin remedio.
Reconocer tuyos sus gestos,
aquellos que más has odiado.


Un beso

Mery dijo...

Alfredo: te agradezco tus palabras, y doble agradecimiento por dejarme aquí unos versos de nuestro admirado Antonio Rivero.

Que tengas un feliz domingo, un abrazo

Antonio Rivero Taravillo dijo...

¿Cuál de las seis?