sábado, 20 de junio de 2009

Beau soir


Mientras escucho Beau soir, de Claude Debussy, entro en un pequeño universo de felicidad de apenas tres minutos de duración.
Casi temo decir "soy totalmente feliz". Frase de extrema osadía para el ser humano, siempre temeroso de hurgar las entrañas de los dioses y recibir el castigo por tanta soberbia. Se baja la voz para que brote comedido el sentimiento y se sustituye por otra frase menos pretenciosa: "qué feliz me siento ahora".

Y ¿qué ocurre cuando, por el contrario, queremos gritar a los cuatro vientos: "soy totalmente desgraciado"? ¿No deberíamos esperar que la conmiseración de los Cielos nos cubriera con sus bendiciones balsámicas?
Pues no, resulta que tememos despertar nuevas furias y que nos caiga, como un chaparrón, una plaga aún peor que la que soportamos.

Total, que comos somos así de puñeteros, y el hombre se ha propuesto fastidiar al hombre con estas diatribas (ya que Dios nunca nos ha amenazado con tantas historias), el que ha nacido con un poco de prudencia se pasa la vida refrenando impulsos, no vaya a ser que...
Vuelvo a escuchar Beau soir, que para eso la creó Debussy.

18 comentarios:

Javier dijo...

Sip, sip, por desgracia, ni tan siquiera los cielos están dispuestos a escuchar nuestras imprecaciones, las penas, los dolores, la rábia hay que comersela solo. Triste pero cierto.

Manuel Amaro dijo...

Ya me has hecho buscar y escuchar Beau Soir.
Buena sugerencia.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

La sugerencia, buena, pero lo entrada mejor.

Me gusta decir las cosas en voz alta, aunque a veces piense que nadie la escucha.

Entonces, suelo gritar un poco más alto.

Dandy Golfo dijo...

siento que decir lo feliz que soy puede resultar molesto, será que en esta realidad la felicidad se castiga?

Miroslav Panciutti dijo...

Hay momentos en que se es completamente feliz, sí. Para mí, los favoritos son cuando me siento fuera del cuerpo, embargado de una absoluta paz, casi sin pensamientos, ni sentimientos, ni sensaciones, y a la vez con la escurridiza impresión de que se me van a revelar los más grandes secretos y claves de la existencia. Son momentos, duran poco (normalmente consecuencia de ...) y mientras duran, desde luego, no me apetece para nada declarar lo feliz que soy. Pero luego, cuando esa felicidad infinita se va desvaneciendo despacio y recupero la "normalidad", sí que lo digo (y lo agradezco). Un beso.

Miroslav Panciutti dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Jesús Cotta Lobato dijo...

Ahora que lo dices, refreno y disimulo muchas veces mi alegría y mi tristeza. A lo mejor los dioses se enfadan, pero los amigos me lo perdonarían. Un abrazo.

tecla dijo...

Si consigo escuchar una buena interpretación de Debussy, todo lo demás me importa un comino.
La verdad.

José Miguel Ridao dijo...

Lo mejor sería disfrutar y dejarse llevar en los momentos de felicidad y refrenarnos en los de tristeza, pero somos tan tontos que lo hacemos al revés.

Muy buena entrada, Mery.

Mery dijo...

Pe-Jota: en realidad el hombre está sólo consigo mismo, pero ayuda la ilusión de creer que alguien lo escucha de vez en cuando.
Un abrazo

Amaro: por mi experiencia te digo que Debussy gusta mas cuanto mas descubres de él. Ya lo verás...
Un abrazo

Javier: así que te desquitas a grito pelado y asunto arreglado, jajaja. Me encanta: fuera remilgos.
Un abrazo

Dandy: mas bien creo que nos dá miedo proclamarlo a los cuatro vientos. Lo del castigo es un invento del hombre. Bienvenido y gracias.

Miroslav: esos momentos consecuencia de...has de explicarlos mas detalladamente. Qué mala soy. Un abrazo, canario

Jesús: te entiendo porque yo también soy comedida en las demostraciones. Así nacimos, aunque deberíamos aprender un poco de otras gentes. Un abrazo

Tecla: Debussy es magnífico ¿verdad? Un beso

José Miguel: el ser humano se hace un lío mental con estos asuntos y mas le valiera recibir con mayor naturalidad lo que le caiga encima cada día. Gracias por tu opinión, y un abrazo dominguero

A todos, que tengáis un maravilloso domingo. Gracias

Sintagma in Blue dijo...

A veces nos da miedo ser felices.

Olga Bernad dijo...

Yo creo que la vida es un equilibrio entre expresar y refrenar lo que sentimos. Expresar comunica, nos acerca a los otros y a Dios, pero también nos desnuda. Y eso da pudor, da miedo. Controlar es protegerse.
Entre el control y el descontrol vamos avanzando, a veces pienso en todos nosotros y siento una especie de ternura... más por lo que guardamos que por lo que mostramos.
Besos, Mery.
Me ha gustado mucho.

ONDA dijo...

Ahora mismo intento buscarlo para oirlo era el compositor preferido de mi abuelo Le dedicó precisamente una parte de su libro Primavera Portátil y tengo un post pendiente de ese Homenaje de Debussy publicado en 1934, hace....75 años. Ya os contaré.

Y en cuanto a tu reflexión pues muy acorde con la musica que en estos tiempos y a estas alturas de año también se agradece

Cuídate.

Madame X dijo...

Menos mal que existe Debussy... y la música, para acariciarnos el alma en momentos en los que no sabemos qué decir y nos embargan emociones profundas.

El hombre ha creado miles de remedios para eso: las artes lo son.

Un beso.

Anónimo dijo...

Supongo que el secreto de la felicidad está en disfrutar sin freno de esos momentos "debussy" y tranquilizar el ánimo cuando no lo tenemos, o peor, lo perdimos.
Besitos, querida Mery.

Alfredo Oliva dijo...

Mery, bonita entrada, casi tan hermosa como Beau Soir. Aunque sea una versión poco ortodoxa, me gusta una con la flauta de Emmanuel Pahud, y también me gusta escucharla varias veces seguidas.

¿de dónde vendrá ese "miedo" a la felicidad? ¿de la religión, de la empatía hacia los que no son tan felices, ....?

Como escribió el grandísmo Francisco Brines :

¿Y cómo devolver sus diferencias al dolor y a la dicha,
y ser los dos amados por igual, pues completan los dos el sabor encendido de la vida?

Un saludo

Mery dijo...

Sintagma: de eso se trata, del miedo. Un abrazo, poeta

Olga: comprendo eso que dices de la ternura. No dejamos de ser, al fin y al cabo, criaturitas desorientadas eternamente. Muchas gracias y un beso

ONDA: tu abuelo siempre fué un hombre de criterios y gustos refinados, no me extraña nada de lo que dices. Un beso

Madame: el yin y el yan del ser humano, capaz de crear monstruos y, a la vez, sus antídotos. Complicados que somos siempre. Un beso

Parsimonia: tu lo has dicho, el secreto de la felicidad...el misterio y el miedo que nos produce, irracionalmente. Un beso, sureña

Alfredo: es cierto que hay muchas versiones de Beau Soir (con harpa, con voz...)He de decir que casii todas me gustan.
Y, ya que nombras a Brines,el poeta, no sé si sabrás que vive en Oliva (Valencia). Es un simple juego, haciendo referencia a tu apellido...por poner un poquillo de ligereza al asunto.
Un beso

Gracias a todos y buenas noches

José Ignacio Lacucebe dijo...

Hola Mery, tengo la sensación interna que felicidad y desdicha; gozo y pesar; salud y enfermedad; claridad y oscuridad; bien y mal son parámetros de la misma escala.
No es prudente medir en una sola escala estos sentimientos.
Mayor o menor grado de felicidad, más o menos claridad, más a menos salud.
Si marcamos el cero como el punto máxima de desdicha y el infinito como el momento máximo de felicidad tu post adquiere el sentido de un proceso.
En fin vuelve a disfrutar de Beau soir un montón de momentos. Besos.