viernes, 26 de junio de 2009

Clase y casta


Hoy me voy a permitir una licencia lingüística gracias al Diccionario de la Real Academia Española, que otorga significados varios a una misma palabra.

Me dirijo a la comunmente llamada "clase política".
Si leo una de las opciones que la RAE da a "clase": distinción, categoría, resulta que no concuerda mucho con los susodichos representantes actuales, sean del partido que sean.
Así que me voy a una de las acepciones de la palabra "casta": se usa en especial referido a los insectos sociales. (Perfecto)
También pudiera emplearse "ralea" : manera en que se dirige el ave de rapiña sobre la presa.
Renombremos, pues, al grupúsculo:
La casta política, o
La ralea política.
Ambas fórmulas casan bien, porque clase...¿de qué clase hablamos?


14 comentarios:

Madame X dijo...

Lo peor de todo es que los ciudadanos aceptemos como "natural" que la política conlleve cierta dosis de corrupción y falta de honradez, como si lo uno y lo otro fuese algo inherente a un cargo público.

Si Maquiavelo levantara la cabeza, sería feliz de que su "Príncipe" haya calado tan hondo.

Dicho esto, he de añadir que yo sí creo en la honestidad de algunos políticos. Son como las meigas, haberlos haylos... pero se les ve poco.

Un besito, guapetona.

Anónimo dijo...

Tienes razón. No me parece un buen uso de la palabra "clase" aquí.
Besos.

Javier Sánchez Menéndez dijo...

Mery, me ha gustado. Y yo que vengo ahora de matar un mosquito me quedo con las ganas de tomar una zapatilla y cargarme a más de un chupón político.

Un abrazo.

José Miguel Ridao dijo...

Hablando de los políticos yo, con perdón, me cago en toas sus castas.

Abrazos, Mery.

enrique dijo...

Como sigamos así, en vez de ciencias políticas se acabará estudiando entomología.

ANTONIO SERRANO CUETO dijo...

Me gusta lo de los insectos sociales. Sólo hay una cosa en la que no estoy de acuerdo: los mosquitos tienen más seso que muchos de esos políticos. Besos.

Capitán dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Capitán dijo...

Ciertamente Clase representa también un apartado en la clasificación animal, y dentro de la Clase mamífero está el Orden de los roedores, en el que sin duda se encuadran muchos.

Y hablando de etimología seguro que orden da para mucho también.

un saludo

Olga Bernad dijo...

Clase, casta y ralea. Cuestión de matices, cómo afina el lenguaje, cómo distingue... y cómo nos permite distinguir.
Besos, morena.
Buen finde.

el peregrino gris dijo...

Me gusta más ralea que casta, es la palabra perfecta para un político porque les retrata colectivamente. Te felicito Mery.

Javier dijo...

Es asombrosa la enorme riqueza de la lengua española, siempre nos permite dar una definición exacta. Jajajajajajajaja

Juan Antonio González Romano dijo...

Yo me quedo con "ralea", porque casta también tiene un significado noble (véase en el ámbito taurino). Así que lo de la ralea política, perfecto.

Un beso, Mery.

Mery dijo...

Perdonadme que hoy no me dirija a cada uno en particular, pero estoy fuera de casa y no tengo mucha cobertura de internet.
Veo que quien mas y quien menos tiene algún resquemor con la ralea política, aunque dentro de las generalizaciones quepan ciertos honrosos ejemplares, a los que podríamos subagrupar - ellos sí- dentro de "clase".

Si no le pusiéramos un poco de humor a este panorama, qué sería de nosotros.

Un beso a todos y gracias por vuestra visita, siempre grata.

Mery dijo...

José Ignacio: pues llevas razón en que todos pertenecemos a ese asunto borrascoso que se llama política y debemos aportar lo que esté en nuestra mano.
Así mismo tenemos la obligación de aprender y que los políticos aprendan de la sociedad a quien representan, porque muchas veces parecen vivir en un mundo alejado de nuestras necesidades, un mundo donde sólo cuenta quitarse votos a base de traicionar las expectativas de la mayoría.

Me gustaría vivir en una España donde la ralea política fuera un espejo de sabiduría y buen hacer en el que mirarse. Hoy por hoy, no es así (repito que salvo honrosas excepciones).

Gracias por tus palabras, siempre bien recibidas.
Un abarzo