La palabra no debe contaminarse con las coloraturas artísticas, sino desaparecer tras el objeto, pasar inadvertida como el traje cortado a medida de un gentleman, y ser capaz de expresar tan sólo, con exactitud clara, los desplazamientos del alma.
Stendhal quiere la claridad y la verdad aún en el sentimiento mas confuso; iluminar hasta el fondo los laberintos del corazón. Sólo quien sabe sondear con claridad sus propias profundidades, puede disfrutarlas con autenticidad; sólo quien observa su confusión, conoce la belleza del propio sentimiento.
Zweig disecciona con habilidad de cirujano la compleja personalidad del escritor. Leyendo el párrafo en que lo imagina pluma en mano, partido, como siempre, su espíritu en dos mitades, mitad Henry Beyle mitad Stendhal, limando florituras sin consideración, me viene a la mente otro grande de las letras: Juan Ramón Jiménez. Estoy segura de que el francés abrazaría gozoso a nuestro poeta al oirle clamar su célebre frase : la transparencia, señor, la transparencia.
14 comentarios:
Mery, tu cultura me apasiona.
Stendhal y el poeta de Moguer, y por medio la claridad y la transparencia.
Biografía novelada en personajes.
Muy buen post.
Un abrazo.
Te felicito Mery por tu artículo que me reafirma en mi teoría sobre la austeridad en la palabra para expresar ideas y enociones, y dejarlas limpias de adornos innecesarios.
Me quedo en la memoria con el contenido de este texto que me vuelve más rica.
Gracias Javier, por tus palabras. A veces es cuestión de hilar lo estudiado, allá por los años...uff, mejor no recordarlo. Me gustan tanto ambos autores que no me queda mas remedio que sacarlos a relucir.
Un beso,por trasnochar tanto (o madrugar tanto.
Tecla: comparto contigo tu gusto por la claridad. Te agradezco tu visita a este blog y te comento que, al abrir el tuyo, suelo tener problemas, porque se me cierra de golpe tras haber visualizado solamente la cabecera. No sé si le pasará a otros ¿sabes algo de eso?
Ya me dirás.
Un beso y buenos dias
Yo soy un entusiasta de la claridad, el mejor de los estilos posibles, tal vez.
Porque la claridad es tan, tan sugerente...
Un beso, Mery.
Ya sabes lo que decía nuestro admirado Ortega: "la claridad es la cortesía del filósofo".
Cada vez tengo más ganas de leer ese libro de Zweig que recomendaste. Lo tengo apuntado para comprarlo. Zweig hablando de Stendhal, qué buena combinación. casi me entra el famoso síndrome anta tanta belleza. Magnífica entrada, Mery. Un beso.
Juan Antonio: sé muy bien que eres un adalid de esta premisa, como JRJ. Y así te luce siempre la claridad y la lindeza.
Un beso
Enrique: ¿qué no supiera nuestro admirado Ortega? Cuando un filósofo se pone oscuro, apaga y vámonos, es simplemente un pseudo.
Un beso
José Miguel: vuelvo a recomendártelo con vehemencia. A ti te gusta Zweig de siempre, así que miel sobre hojuelas.
Un beso
Y buenas noches a todos
En un mundo lleno de vacuidad plúmbea no viene nada mal leer esto.
Chapeau !!!
Pe-Jota: chapeau es una palabra que me encanta utilizar por todo lo que en sí encierra . Una palabra polivalente por excelencia.
Por ello te agredezco tu comentario doblemente.
Un beso
Claridad, verdad y transparencia, aun en el sentimiento más confuso.
A ver si el sueño aclara mis confusiones.
Hace mucho que no venía tan tarde, era una bonita costumbre;-)
Precisoa entrada, Mery morena.
Buenas noches.
Que frase FANTÀSTICA¡¡¡El estilo debe ser como un barniz!!!....Me la llevo para entregar a algunas profesoras que en sus talleres literario forman a los alumnos a su semejanza, quitandoles la personalidad. Me gustò tu blog , muy bueno
Lydia Raquel Pistagnesi
Olga: de transparencias y claridades de estilo tu sabes harto, largo y tendido. Los que te leemos damos fé de ello y estamos encantados. Ya ves que yo sigo con mis conexiones nocturnas, y hoy estoy paricularmente cansada. Qué vida mas dura la del penitente, digo la del internauta. Un beso y buenas noches
Lydia: Bienvenida a esta casa. Me alegra que puedas llevarte una lección de esas palabras, es un honor para mí. Un abrazo y hasta cuando quieras.
Mery, la transparencia y la concisión son sin duda muy de agradecer, sobre todo, cuando uno emprende una lectura con una trama complicada, pero reconozco que he disfrutado también con textos oscuros y enmarañados siempre que hubiese un orden de fondo. Lo que no soporto son las florituras vacuas: el adorno por el adorno.
En este texto, como en tantos otros, demuestras tu innato talento para la literatura, tu nitidez de estilo y pensamiento. Aún no entiendo porqué no te decides a escribir de una puñetera vez una novela.
Me uno al lance de sombrero.
Pero, Madame ¿tu te crees que uno se puede lanzar a escribir novelas como quien hace churros?
Si, ya sé que me contestarás que puedes darme cien mil ejemplos, pero antes muerta que haciendo el ridículo tan pomposamente.
Un abrazo, sureña. Tu cariño te hace ver visiones...
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