Hay personas que sólo se me antojan soportables si forman parte invisible de un grupo, haciendo bulto o pasando desapercibidas, sea porque su presencia apenas se hace notar o porque son lietarlamente un petardo.
Son como el helado de vainilla: insustancial en sí mismo pero estupendo como base a la que acompaña un buen montón de chocolate líquido, o licor calentito de ron y caramelo.
8 comentarios:
No soy mucho de helados, hasta que no inventen el de sabor a jamón de jabugo...
Muy buena la comparación, Mery. Después hay otras personas que son como las almendras amargas, que si se te cuela una te cargas el turrón o el postre. Aunque siempre hay a quien le gusta el Amaretto...
Un beso.
No sé qué símil me gusta más, si el tuyo o el de Ridao.
Saludos.
Lo malo es que, según me parece, las personas insoportables llevan mal eso de no hacerse notar. Por eso son insoportables. Pero la comparación con el helado de vainilla es estupenda.
Enrique: helado con sabor a jamón...uf...no sé, me cuesta imaginar esa combinación.
Un beso
José Miguel: tu ejemplo de las almendras es muy bueno. Para quitarte el sabor de la amarga has de dar un buen bocado al dulce,como para quitarte el regustillo agrio de una mala compañía, has de empaparte de otra magnífica.
Un beso
Sombras: ya ves, los comentarios adornan y superan la entrada siempre. Dá gusto
Un beso
Jesús: ahí está el quid de la cuestión, la insoportabilidad redundante de los insoportables. Siempre hay grados, gracias a Dios. Y que Dios nos proteja de ser uno de ellos.
Un beso
Me parto !!!!!!!!!!, te entiendo perfectamente, y las ganas que tienes de arrearles un sopoapo cuando se les ocurre abrir la boca.
Que buen simil...
Pe-Jota: me alegra que te sirva para una buena carcajada.
Un beso y gracias por tu alegre visita
Eria: Gracias y bienvenida.
Un abrazo
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