jueves, 13 de enero de 2011

En la planta 33


Muchas tardes, ya anochecido, paso por un lateral de las Cuatro Torres de la Castellana. Observé un día que en Torre Espacio brillaba una luz verde como un gran semáforo, todo un ventanal a mitad de sus infinitas plantas; un caso extraño, me dije, he de enterarme.
Busqué la causa y reconozco que descubrir su significado me ha producido una dulce sorpresa, tan grande y extraordinaria para los tiempos que corren como debe ser esa luz verde vista de cerca. En la planta 33 (no podría ser otro número) hay una capilla -con Sagrario- disponible para aquellos trabajadores de la torre que quieran recogerse tras sus puertas en algún momento durante la jornada laboral.
Por la noche la luz asoma por la planta 33 como un faro hacia el lado de la carretera de Colmenar y, por tanto, apunta de lleno al hospital Ramón y Cajal, muy conocido por todos los madrileños y varias veces visitado por esta que ahora escribe (no como enferma, gracias a Dios). Por ello me reconforta pensar que los enfermos, desde sus habitaciones, puedan dirigir sus ojos al faro esmeraldino, y rezar, si son creyentes.
Yo no soy muy religiosa, al menos no lo soy de misa dominical obligada, pero sí soy católica y el conocer la existencia de esta burbuja espiritual entre toneladas de hormigón armado me ha dejado el ánimo blandito y un poco esperanzado. Como si un átomo de humanidad se colara en estos tiempos de asfixia desmesurada.

14 comentarios:

Juan Pablo L. Torrillas dijo...

Esperanza, qué hermosa palabra.

Capilla, lugar desconocido y tantas veces reconfortante.

Humanidad, tan grande y a la vez tan ciega.

Un cordial saludo,
JPLT

Mery dijo...

Gracias, Juan Pablo; pienso como tu, qué hermosa palabra es ESPERANZA.
Buenas noches y un abrazo

Madame X dijo...

Si han de calmar el alma, bienvenidas sean las luces verdes o rojas.

Aunque mi pregunta es: ¿una capilla en la planta 33 de un centro de negocios no pilla un poco lejos del mensaje de Cristo?

:-)

enrique dijo...

Nunca he visto esa luz, aunque he leído la reseña sobre esa capilla.
Como dice madame, por desgracia el mundo empresarial anda bastante lejos del mensaje evangélico. Pero si esa luz reconforta a un desconcertado empleado, bienvenida sea a la planta 33.

Javier dijo...

Verde, el color de la esperanza. Creo que al igual que tu hubiera sentido curiosidad, y desde luego la respuesta me hubiera hecho reflexionar, como ahora al pensar en las coincidencias que rodean la circunstancia de esa luz.

Olga Bernad dijo...

Es un contraste. Un hueco para el alma ahí, entre negocios.
La planta 33.
Eso tiene un relato ¿de amor?, ¿de terror?
En cualquier caso, bienvenida sea la capilla.
Buenas noches, Mery.

Juan Carlos Garrido dijo...

La semana pasada reparé en esa luz cuando regresaba de San Ildefonso. Lo qué no acabo de entender es qué relación puede guardar una luz verde con una capilla.

Un abrazo.

Mery dijo...

Es muy chocante que en un centro neurálgico de negocios, y por tanto un lugar donde probablemente no haya muchos escrúpulos, exista un pequeño reducto de piedad y oración.
No sé si estará allí precisamente para limpiar conciencias o para rogar a Dios que les evite malas acciones y pensamientos.
En cualquier caso, me parece algo esperanzador y de ahí quizá el color verde de su luz.

Un abrazo a todos y que tengáis un buen día: Madame, Olga, Enrique, Sombras, Pe-Jota

José Miguel Ridao dijo...

Llego tarde para comentar, que no para leer. Hasta en el mundo de los negocios reluce, como ya te han dicho, la esperanza. Señal de que no están tan seguros de lo que hacen. Parece un presagio de algo hermoso.

Un beso, Mery.

Mery dijo...

Dios te oiga, Jose Miguel, que me conozco yo algún picaruelo que trabaja precisamente en esa torre, y mas le valdría lavarse los pensamientos en agua bendita cada mañana.

Pero si, seamos optimistas y tengamos esperanza.
Un abrazo. Tu no llegas tarde nunca

enrique dijo...

Torre Espacio es de OHL, o sea, de Villar Mir.
Este buen señor además de religioso es activo patriota: ha plantado una bandera de España en la azotea del edificio...

Anónimo dijo...

Madame, tras pasear por éste su lugar he comprobado que es usted una dama encantadora.

Volveré, sin duda. Pero siempre con su permiso.

Mery dijo...

Inconsciente: queda usted invitado a traspasar esta puerta siempre que guste. Será un placer.
Y gracias.
Un abrazo

Mery dijo...

Enrique, si, es de Villar Mir. Conozco laboralmente a un allegado suyo, así que en cuanto lo vea le preguntaré mas a fondo sobre el tema.

Un abrazo y buenas noches