lunes, 30 de mayo de 2011

La causa es mi voluntad

Leer a Shakespeare me deja fascinada y eso que lo leo de pascuas a ramos - no se vaya a creer nadie que voy con el volúmen de sus obras completas a todas partes - .
Inevitablemente una cae despojada de mundanas bagatelas bajo la grandeza de sus diálogos. Su Julio César es brillante; me dice un profesor de Inglés que leído en lengua original quizás sea lo mejor que salió de su pluma. Seguramente.
Yo transcribo parte de una escena entre César y Decio, en el momento en que el primero decide no acudir a la sesión del Senado donde temía ser asesinado:
- Id y comunicad que César no irá.
- Poderosísimo César, dejadme alegar alguna causa para que no se burlen de mí cuando lo anuncie.
- La causa es mi voluntad. ¡ Que no iré
!

La voluntad de los poderosos no es tomada en cuenta de la misma manera que la voluntad de un ciudadano de a pie, por supuesto, pero yo me pregunto cuántas veces nos escudamos en nuestra aparente insignificancia para dejar de hacer lo que decimos que queremos hacer.

Ahora caigo en que acabo de escribir una entrada totalmente diferente a mi idea original. Ni voluntades ni corchos, según sale el toro al ruedo así lo toreo.
Y, de refilón, me ha salido un pareado, para regocijo de mi voluntad inconsciente.

14 comentarios:

Rafael Hidalgo dijo...

Mery, tienes toda la razón del mundo. Tenemos en muy poco nuestra libertad y, con ella, nuestra voluntad.

Tu entrada me viene al pelo como propósito a futuro.

Un abrazo.

El alegre "opinador" dijo...

¡Que viva tu voluntad!
Besos.

Juan Carlos Garrido dijo...

Entonces, lo mejor es tener una voluntad como la del rey del Principito, que se amolde a la realidad, en lugar de pretender lo contrario.

Saludos.

enrique dijo...

Hágase tu voluntad!!

Mery dijo...

Rafael: tienes razón, valoramos poco nuestra voluntad y libertad, todo nos contamina y enturbia.
Un abrazo

Alegre: ¡que viva también la tuya!
Un abrazo

Sombras: quizás sea la voluntad mas sensata y quizás merezca también la pena echarle ilusión y sueños.
Un abrazo

Enrique: tu salmo debería ser universal así que te deseo que se haga también la tuya.
Un abrazo

El Deme dijo...

Un ciudadano de a pie tiene menos voluntad que un poderoso: le urge la necesidad de hacer las cosas, el instinto de supervivencia. Su pensamiento es menos libre porque no tiene tiempo ni de pararse a respirar.

Mery dijo...

Polzic: bienvenido y gracias

Deme: no sé si estoy de acuerdo con tu opinión pues creo que la voluntad, como la dignidad, es intrínseca al ser humano, sea de la condición que sea. Precisamente la fuerza de voluntad hace que uno se supere a si mismo si lo desea con ahínco.
Otra cosa es que cuente con menos medios y proyección que un poderoso.

José Miguel Ridao dijo...

No he leído Julio César. Tomo nota, y se lo encargo al ridáider. Yo no soy nada poderoso, no mando ni en el cuarto de baño, pero en cuanto a la voluntad, ahí sí, si no quiero ir a un sitio no voy, porque no me da la gana, como César, con dos cojones (vaya, el comentario se me ha ido también por otros derroteros).

Un beso.

José Miguel Ridao dijo...

Disculpa, no quiero causar un conflicto, pero... ¿Tú te has fijado bien en el careto de Polzic? Yo a un tío así le doy la bienvenida, salgo corriendo y le dejo que se quede con la casa...

Manuel Amaro dijo...

Hágase tu voluntad, amiga Mery.

Javier dijo...

La necesidad puede quebrar la más recia voluntad.

Tu inquisidor dijo...

El inquisidor vigila esta web.

Tu inquisidor dijo...

Su web ha sido analizada y comentada por el inquisidor.

http://tuinquisidor.blogspot.com/2011/06/con-la-voz-ti-debida.html

Mery dijo...

Buenas noches a todos. Perdonad mi ausencia y el no haber respondido a algunos comentarios. Asuntos familiares me tienen un poco alejada del mundanal ruído bloggero.
Inquisidor, te agradezco tu escrito en referencia a este blog y ya he rectificado a Stendhal, faltaría mas.

Un abrazo para ti así como para Pe-Jota, Amaro y José Miguel.