
Lo que antes llamábamos "ser atractivo" ahora es "ser sexy".
A juzgar por los anuncios, se es sexy comprando tal coche, llevando aquel reloj, bebiendo coca-light y, por supuesto, si no aparece una pareja dándose un revolcón o una chica en paños menores, NADA merece la pena ser adquirido. Probablemente funcione mal, digo yo, o será una mierda como un piano de grande.
En este día gris y lluvioso que tanto me emociona, me he puesto a pensar en lo que a mi me resulta sexy en un hombre, lo que antes diría que me atrae mucho. Quitando la inteligencia, que compendia en si misma todo lo que una mujer puede desear, me vienen a la mente ciertos gestos:
- Un hombre conduciendo un coche. Visto desde fuera, me encanta.
- Sobre una moto potente, esos ejecutivos trajeados que ocultan su peinado reluciente bajo el casco. Los ejecutivos sin moto no me hacen tilín.
- El que bebe un gin tonic en vaso ancho, ensimismado y silencioso.
- El que arropa su cuello con una bufanda grande.
- El que se sube un calcetín con ademán descuidado.
- El que toca un instrumento musical.
- El que busca un perfume para su chica y pide consejo a las mujeres que encuentra en la tienda.
Leyendo un artículo en la revista cultural digital
Jot Down, recomendada por J., leí esta frase del cineasta John Waters: "
tenemos que hacer que los libros vuelvan a molar. Si vas a casa de alguien y no tiene libros, no te lo folles".
Yo mas bien diría "ni te enamores, probablemente será un peñazo".
Eso también me resulta sexy/atractivo: un hombre leyendo.
Continuará...