martes, 25 de marzo de 2008

Dia siguiente.............Lámina 21


Apenas tuve que dar explicaciones al llegar a casa tras esa primera cita; gracias a Dios mi mujer está habituada a mis largas jornadas de trabajo y esta vez sólo me reprochó no haberle devuelto su llamada perdida. Es que no hubiera podido hacerlo, sentado en el coche a las tantas de la noche me sentía incapaz de aguantar su voz ronca reclamando atenciones, cuando acababa de pasar con Sandra unos horas de quitar el hipo.

Así que cené algo y me dí una ducha rápida; mientras me frotaba el cuerpo veía las manos de Sandra recorriéndome y me erizaba entero con su recuerdo, y ardía en ganas de volver a ese salón y pasar el resto de la noche con ella. Me acosté y me dormí, y creo que tuve unos sueños extraños, bueno, los sueños siempre son extraños.

Al dia siguiente fuí a trabajar muy pronto para quitarme de en medio unas cosillas y llamar a Sandra a las 9 en punto. No había llegado y la volví a llamar a las 9,15 h. Recién entrada. Le dije : -Buenos dias mi amor. - Hola, qué madrugador.- Si, y te he llamado antes, se te han pegado las sábanas. -Ufff, si, hoy no hubiera venido a trabajar.- ¿Y eso?- Estoy molida, y con pocas ganas de ocupar mi mente con datos y cosas ajenas. - Te entiendo, estás en una nube . - Si, pero no seas pretencioso. (Risitas)- No, es que yo estoy igual que tu, niña. No hago mas que pensar en tí y odio todas las horas que voy a estar sin verte. - Silencio - Le suelto de un tirón : ¿Quieres que nos veamos esta tarde? ¿Puedo ir a tu casa? - Déjame arreglar un asunto y te mando un sms luego - Es por tu novio, claro, perdóname, se me olvida que debes atenderlo - Claro, Arturo, no sé. Luego te digo. - Silencio-. Bueno, preciosa, imagino que tendremos que hacer que trabajamos ¿no? - Si, jajajaja, qué horror.- Un beso entonces y espero tu aviso. - Un beso, hasta luego.

Hacia el mediodía me envió el ok para nuestra ansiada cita: a partir de las 20 h podía visitarla en su casa.

Bajé a comprar una rosa a un puesto de La Castellana y la metí en un vaso de agua en mi despacho, para asombro de mi socio, que estuvo particularmente coñazo toda la tarde, por no hablar de la cara de mi secretaria, un poema, al verme entrar tan florido.Quizás pensara que era para mi mujer, aunque sabe de sobra que no nos aguantamos mucho; me daba igual.
Creo que miré el reloj unas quinientas veces hasta que dieron las 7 p.m., momento en que me metí en el baño para cambiarme de camisa y asearme un poco. Volé al coche y a casa de Sandra, pero antes le puse un mensaje avisando de que ya salía para allá, porque a las mujeres les gusta ese tipo de detalles. Así les das tiempo para retocarse el maquillaje, perfumarse, colocar los cojines, quitar esto, poner lo otro.....

Subí por las escaleras los tres pisos, con zancadas de gigante, joer, no sabía yo que estaba en tan buena forma. A la mierda el ascensor.
Sandra me esperaba en ropa sencilla, un vestido oscuro, de sport, que le quedaba como un guante de ajustado y marcando sus curvas tan hermosas. Su pelo rubio destacaba muy brillante sobre los hombros, vamos, una estampa de lo mas seductora, como para resistirse, además yo intuía su ropa interior a juego y ya la cabeza me daba vueltas mientras me tomaba una cerveza a su lado, en el sofá. Ella picaba aceitunas, yo no.

¿Cómo has pasado el dia?- preguntó mi niña, y dió un beso a la rosa que le acababa de regalar.
Pensando en ti a todas horas - contesté con una mano suya en mis labios- y tu ¿has pensado en mí?
Claro, Arturo, blablablá. Hablamos de nuestras impresiones, de nuestras situaciones, porque ambos teníamos pareja y nos sentíamos descolocados por completo. Para los dos era desconcertante habernos encontrado con este pastel, pero teníamos claro que queríamos seguir viéndonos y que el tiempo decidiera.

Pronto empezamos a besarnos bajo el recuerdo de las horas pasadas. Le subí el vestido y comprobé que llevaba medias de liga adherente, qué cuca mi Sandrita, con encaje en la parte que se pega al muslo. Cómo me ponen esas medias (qué tontería mas obvia he dicho ¿no?, como si a los demás tios no les ocurriera igual.) Dió un respingo cuando subí la mano mas arriba. Yo me había quitado la chaqueta, y ella comenzó a aflojarme la corbata y los botones, y cuando metió su mano en mi pecho me avalancé sobre ella sin miramiento alguno y la fundí con el sofá. Le quité el vestido mientras tomábamos aliento y ¡oh, musa divina ! llevaba un conjunto de sujetador y bragas - culotte, me dijo que se llamaban - de color azul. Por si alguno no lo sabe son esas bragas de encaje con forma de medio pantaloncito, pero corto, que se ajustan al trasero de una manera que te cortan la respiración. ¡ Qué cuerpo tiene Sandra ! No es espectacular, no es de piernas largas ni medidas correctas, pero tiene armonía, y sobre todo, es muy-muy sexy, y con eso, y sus culotte bien puestas, ya está dicho todo.

En un santiamén nuestras ropas quedaron esparcidas por el suelo en un desorden que a mi me encanta y me la llevé en volandas a su cuarto, siguiendo el camino que ella me íba indicando con el brazo estirado sin despegar su boca de la mía. Pobrecita, le dí varios golpes en los pies y en la cabeza con los quicios de las puertas, y nos reíamos a nuestras anchas mientras yo aceleraba el paso para dejar sana y salva a mi niña sobre la cama. No me fijé ni cómo era su habitación, ni el color de las cortinas, nada de nada, tan solo busqué la luz indirecta de la mesilla para que la iluminara mientras se dejaba hacer con docilidad y dulzura estremecedora.

Como era viernes y porque me daba la gana, me quedé con ella hasta las 2 de la madrugada, sin importarme un carajo lo que pensaran en casa. Empezaba a estar harto de horarios impuestos y de falta de deseo. Ahora que me sentía lleno de fuego y encajado cien por cien con una real mujer no íba a dejar escapar esta oportunidad de disfrutar plenamente en cuerpo y alma, después de vivir mucho tiempo amorfo y apático como una bestia del campo que solo sabe trabajar y trabajar para dar de comer a su prole. .....
Sandra se levantó un par de veces para traer algo de comer y una botella de vino. Con las fuerzas respuestas y la chispita del Rioja azuzando las pasiones, nos empleamos a fondo en una nueva ronda de amor pausado y detallado. Esta vez me detuve en contemplar su cuerpo, descubriendo lunares estratégicos, sabores diferentes en cada recoveco, la textura de su piel en el anverso y el reverso, el olor de su pelo mezclado con las sábanas y con mi propia saliva. Y me quedé dormido al cobijo de sus brazos cálidos y seguros, sin sueños extraños que me sobresaltaran ni recuerdos de otros abrazos mas o menos lejanos.

Dormité y desperté feliz y satisfecho.
De mi vuelta a casa esa noche poco recuerdo, y tampoco podría explayarme mas, porque estoy en el despacho y me están jodiendo la mañana con llamadas. Ay, Sandrita, mi Sandrita.



12 comentarios:

Madame X dijo...

Mmmm, niña, hay que ver que magistralmente nos paseas por esta deliciosa escena de alcoba, con lo difícil que es narrar estas situaciones sin caer en lo hortera o soez. Derrochas sensualidad y elegancia.

Oye, yo quiero uno así para mí. El detalle de la rosa, le ha hecho ganar unos cuantos puntos. Por cierto, me ha hecho sonreír cuando Arturo dice que no se fijó cómo era el dormitorio. Muy típico masculino. Nosotras hubiéramos escudriñado hasta debajo de la cama... jajaja.

Ahora que te has vuelto a animar con esta historia, no vayas a dejarnos en secano, que está la cosa que arde y queremos MÁS.

Un besito.

X

enrique dijo...

Haces una magnífica literatura...
Salve seas!!

Anónimo dijo...

Creo que a mi tb me gusta Arturo. Y deberiamos saber tb a quien se parece Sandra, digo yo.

Juan Antonio González Romano dijo...

Lo de las medias, no por obvio, deja de ser interesante. Ha faltado un tanga, pero no se pueden poenr más pegas.
Por cierto, el profe que valoró tu relato (este Rafa me tiene al tanto de todo) no era yo, te lo puedo asegurar. Uf, qué pelma.

Javier dijo...

Elegancia y delicadeza, con ese toque de justo equilibrio entre erotismo y romanticismo que sólo las mujeres sabéis dar a estos relatos.

Fernando dijo...

está muy bien llevada la historia...me encanta...y esa Sandra tiene un aire fresco en la vida de cualquier persona..es eso no?...el deseo que despierta la vida..besos.

RIPP dijo...

Este Arturo tiene buenas ideas... a ver si le copio algunas y logro una sonrisa tuya...

Mery dijo...

Ripp, tienes una sonrisa mia, y bien amplia, cada vez que te leo. ¿O es que lo dudas? Pues ya lo sabes.
Juan Antonio, no había tanga(esta vez) pero el culotte es también muuuuy atractivo. No lo pierdas de vista.
A todos os agredezco vuestro seguimiento en esta historia. Aceptaré buscar el parecido de Sandra y cualquier otra sugerencia.
Un beso enooooorme

Anónimo dijo...

Ostras...
pues eso, cosas que pasan.

Anónimo dijo...

Mery, ¿podríamos hacer un apaño con el culotte y, debajo, un buen tanga -o una buena tanga, como decía mi amiga Carolina, tan brasileira ella-? Así, todos contentos. En cualquier caso, me gustan estas escenas, aunque he de decir que hoy se te ha notado más el toque femenino es la narración. Por cierto, te dejé mi correo en mi perfil, para lo que gustes. Besos, lindura.

Mery dijo...

Oiga usted, Octavio, no se yo si ese apaño de tanga bajo culotte quedaría bien, pero ha de ser una tortura para la pobre Sandra, eso te lo aseguro.
Estos hombres, vaya ideas que tienen !!!
Tomo nota del email.
Un abrazo, sureño

Anónimo dijo...

Te digo yo que queda bien, que he podido comprobarlo en alguna ocasión. Y en cuanto a las posibles molestias... ¡todo sea por la belleza!