Pues bien, ese florido lote plagado de testosterona ha tenido a bien adoptarme, en cierta forma, en su círculo y admitir de buen grado mis puyas mas o menos maliciosas en cada uno de sus escritos (ya digo que son entes especiales, y lo del ente ya consta como otra puya, que se aguanten, ahora que no me leen).
Espero que mis dosis de cariño palíen un tanto la guasa que me traigo y me llevo en medio de sus chascarrillos.
Y es que son unos provocadores.
Como ronda la primavera, y en el sur ya se sabe que tienen la sangre mas caliente y alterada que por estas latitudes, resulta que andan aireando sus hormonas al vaivén de las olas, las seguidillas, las alegrías, los escotes, los duos, los tríos y no sé cuántas cosas mas. Pero el asunto tiene tela marinera......se escudan en que "los hombres que lucen gloriosa perilla son excepcionales amantes, virtuosos en las artes orales, etc , etc "..... ..se me entiende ¿no? Digo por no entrar yo en lecciones magistrales, que para lecciones ya están ellos.
Por supuesto, practicamente TODOS llevan perilla. Uno empezó, el otro lo copió, un tercero se antojó....y el gorditoooo , se lo comió - nunca mejor dicho y mil perdones por el símil-.
Claro, y yo, que me entero de estos pormenores a mis taytantos años, no salgo de mi asombro; una ha oído la leyenda que circula sobre los calvos, o sobre los bajitos, o los "érase un hombre a una nariz pegado", incluso de aquéllos que calzan un número considerable de zapato...y ahora me soliviantan con nueva e inesperada modalidad. Vamos, que si me pusiera a ello, no tendría tiempo, ni casi salud, para ir comprobando las verdades y mentiras de tanta bravuconada suelta - bravuconada: léase como otra puya malintencionada para el lote aperillado, insisto, ahora que no me oyen-.
Dicho lo cual, y creo que se me entenderá, desde hace unos dias mis paseos callejeros llevan un nuevo ingrediente, tan salado como todos ellos: y es que voy fijándome al detalle en cada macho ibérico que se cruza en mi camino y que porte, orgulloso , una galante perilla. Amparada por mis gafas de sol, los miro con disimulo, y siempre, siempre, con una sonrisa a punto de estallar incontenible. Si supieran estos inocentes ciudadanos en qué voy pensando (a lo mejor lo saben y también se han dejado la barbita como reclamo implícito para las féminas) , y si los sureños sospecharan de qué manera los recuerdo cuando me topo por Madrid con algún miembro de su secta maléfica.
Madre mia, en qué lío me he metido yo solita. Menos mal que ahora están durmiendo y no me oyen; los imagino en sueños, mesando sus velludos mentones, como crueles Barba-Azules, e ideando, inconscientes, nuevas tácticas de seducción propias del Homo Erectus - y perdón nuevamente por el símil -.
Angelitos con perilla. Machín se olvidó de cantarles una estrofa, así que yo les mando estas palabras al viento y que sean ellos, con su arte, los que pongan música a este jolgorio.
( Dedicado a todos y cada uno de ellos, porque, sin previo aviso, han hecho míos, ligeramente retocados, los versos de Benedetti: No lo creo todavía/estáis llegando a mi lado/ y la noche es un puñado/ de estrellas y de Alegrías)
Olé, Maestros.
18 comentarios:
Querida Mery, qué tino con lo de Machín. Si Machín no cantó a los hombres emperillados, si no los incluyó en su coro seráfico, es que no existen. La perilla, amiga Mery, no tiene nada de sugerencia erótico-oral. La cosa es más prosaica: en ella, por ambos lados del rostro, acaban las energías varoniles del afeitado matutino. En las comidas (sobre todo el las públicas y de alterne), hace de barrera de migas y gotas que buscan afanosamente las piernas del susodicho emperillado. Poca literatura hay en esto. Saludos sureños.
Otro de la horda al ataque. Emocionado aún por tus palabras, querida Mery, y sonriendo al imaginarte tras tus gafas escrutando con ojillos maliciosos a cualquier varón con perilla que se te cruce en el camino.
La leyenda, pese a los reticentes, existe, y doy fe de su veracidad, je, je.
Y por no ser menos que Rafa, te dedico una seguidilla:
Vas buscando perillas
tras de tus gafas
y sonríes al verlas,
tal vez malvada.
Mery querida
que un buen dios te depare
muchas perillas...
Pues yo con frecuencia llevo perilla. De hecho me la he quitado hace unos dias.
La llevo porque me queda bien, se me quita la cara de pan y es más cómoda que afeitarse... Además tengo un grave problema entre mi tersa faz y las cuchillas... vamos, que siempre termino hecho un Ecce Homo.
Lo malo ( o lo bueno) es que se va llenando de canas...
Queridísima Mery, qué honor nos haces a los impresentables de la horda perillera con esta entrada. Me sumo a los halagos, regocijos y parabienes de mis amigos emperillados, y te mando una bulería como humilde pago a tan buen trato:
Soy dueño de una leyenda.
Si no te la crees, Mery,
vente algún día a Marbella.
Jajaja... Mery, vamos a tener que comprobar la veracidad de la leyenda. Candidatos no te faltan, tienes una horda entera. Así que tú primero y luego me lo cuentas... jejeje.
Por cierto, si asoma Pe-jota por aquí, le preguntamos si lleva o no perilla. Bueno, se lo vamos a preguntas a todo hombre que asome la patita por esta ventana.
Un beso, morenaza.
X
Uffffff!!!!!!!, no te creas todo lo que te dicen, que hay mucha leyenda urbana o complejo enmascarado, jejeje
Madame, ya ves cómo anda el patio, pero no olvides de una de mis palabras (bra-vu-co-na-da). Blablablá
Antonio hace una buena disección del fin de la perilla: servir de guardameta a migas, aguas, etc, muy gracioso, por cierto.
Rafa, Juan Antonio, Octavio, qué deciros tras vuestros versos picaruelos: gracias. Os he dedicado esto con mucho cariño, y con mucha guasa, ya ven ustedes. Es que no podía evitarlo.
Enrique: Así que tu tambien, hijo mio...no, si es una plaga, ya lo sé yo.
Un abrazo a todos
Post Data:
y para mas guasa nunca me han gustado especialmente los hombres con perilla.
Vivir para ver.
Soy profe, sureño, a veces llevo perilla, pero...
...creo que me he escapado de tu quema.
En defensa de mi clan, el pelo es señal de hombría. A más pelo, más hormonas masculinas, luego más macho.
Es científico. No es una opinión partidista. Ahora se depilan todos queriendo parecer sensibles, pero en el fondo tienen mucho pelo, y son muy machos, y eructan y ven partidos de fútbol.
Jajaja, cómo das caña!!!
Un abrazo.
Aunque claro, estoy seguro de que ahora voy a recibir lo mío por haber hablado...
Tranquilo, Manuel, no habrá represalias...Ahora paso a verte, por cierto.
Un abrazo
Mery
Puedo asegurar que la perilla es la parte del cuerpo en la que tengo más vello. Lo de eructar y otras cuestiones similares no va con los de mi "clan". Rompamos los estereotipos. Además, doy fe de que funciona la mar de bien con las mujeres. Y con algunos hombres, que hay quien lo ha intentado (sin acierto, válgame).
Octavio, Octavio.....ya te imagino en plan Vade Retro ante los chulines del otro bando. Esto se merece una entrada tuya contando la experiencia.....anda, porfa, dí que si.
Bueno, vale, si me lo pides así... Me pondré a ello. Y si se me olvida, me lo recuerdas.
Después de lo leído, casi estoy por afeitarme la mía, que luzco desde hace siete años. Ya sabe, amiga Mery, que me gusta la discreción.
Benítez, ni se le ocurra el cambio, que ahora ya tiene fama y quedaría sospechoso un recorte a deshora.
Otro con perilla. Yo desde 6 años. Me dejé la barba de guarrete por no afeitarme en unas vacaciones y cuando estaba afeitándome para ir más decente decidí que era más cómodo afeitar solo la mitad. Cuando me vieron mis chicas (mujer, hija, madre) les gusté (por fin), también luzco una gran calvorota y por aquel entonces me rapaba al uno, que no al cero, y con la misma maquinilla me rapo la perilla que luce muy aseada. Además hace cosquillas en el cuello al besar. Y está de moda como llevar el pelo rapado al cero o al uno. Punto y final. Lo demás está de más.
Vaya, Alberto, otro del clan, aunque dices que lo demás está de mas.
Pero seguro que tienes tu éxito con el sexo femenino.
Un abrazo
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