Hace pocos dias salió una noticia en los medios que me causó sentimientos encontrados, verdadero contraste tragicómico en tiempos de crisis económicas y políticas.
Un ciudadano israelí, en concreto, de Tel-Aviv, cincuentón y apuesto, había contactado por internet con varias mujeres (por lo que entendí, españolas) y las había seducido y engañado a todas de igual manera.
Las enamoraba primero de palabra, messenger y foto, y remataba la faena en varios encuentros vis a vis, en los que se mostraba encantador, generoso, atento, y muy muy enamorado. Ellas lo habían visitado en su ciudad y todas volvían convencidas de su amor abnegado y fiel, dispuestas a organizar la boda que él había sugerido.
Con este anzuelo clavado en el corazón, llegaron a mandarle dinero para los preparativos ¿cómo dudar de un caballero de semejante porte y educación, que les declaraba su amor con lágrimas en los ojos? ¡ Qué actor de primera fila parece haberse perdido Hollywood !
Pasados X meses, y una vez que los cantarines euros sonaban a gloria en el bolsillo del angelito, él simulaba infartos, dolencias varias u otras excusas, para ir deshaciéndose de sus víctimas.
La casualidad - ¿siempre es casualidad? - hizo que un par de ellas se conocieran en una peluquería de Málaga y descubrieran que compartían amado, con la diferencia de que una salía en breve hacia un nuevo encuentro, mientras la otra lo creía moribundo. Fueron tirando del hilo, contactaron con mas novias y, una vez recopilados todos los datos necesarios, habían decidido denunciar al estafador de Tierra Santa, fundando un club de alegre nombre " A POR ÉL ".
Las ví en pantalla una tarde de visita a mi madre. Contaban a las cámaras los detalles de sus relaciones, sus decepciones amorosas, porque ellas lo querían de veras, sus cuentas bancarias mermadas. Me asombró la resignación con que aireaban su indignación y pena, y de qué manera enfrentaban, radiantes de humor, la colosal empresa que se habían propuesto llevar a cabo.
Como una nueva Cruzada de occidente, donde los guerreros lucieran en cambio, mediana edad y faldas por estandarte.
8 comentarios:
Yo también vi esa noticia en la televisión y me llevé una impresión similar a la tuya. Me sorprendió sobre todo el buen ánimo de todas ellas, a pesar de haber sido estafadas, quizá aliviadas al descubrir al israelita estafador.
Eso de la nueva cruzada es genial!!
No tenía ni idea, pero si debiste de pasar un buen rato, estas cosas son para tomárselas con buen humor, ya que ellas parecen no sufrir ya por ello
Timadores y ladrones habrá siempre y, convendremos, mejor será que sean como este apuesto israelí -sutiles, educados y románticos- que de otro perfil más bajo y menos peliculero. Yo, puesto a ser robado siempre preferiré a un ladrón de guante blanco que me deje sentimientos contrapuestos que a un tipejo con navaja en mano que solo me inspirará miedo y un poquito de rabia y odio.
Yendo a la parte positiva de la historia, seguro que las mujeres timadas se hacen muy-amigas-y-para-siempre. Por cierto, ¿no es muy ambiguo el nombre de ese club de mujeres?: "A por él".
¡Qué cosas! Pero ante semejante situación, ¿qué haces? O el harakiri o te lo tomas con humor. Imagino que antes de bromear sobre el asunto, habrán llorado lo suyo.
Perdona, Galder, a este no le llamaría yo un ladrón de guante blanco. Un ladrón de guante blanco es el que no causa daño al cometer el delito. Casi que prefiero que me roben a punta de navaja. Me llevaré un susto, pero no me habrán destrozado el corazón, que es mucho más canalla.
Besos matutinos.
De un lado de la balanza la candidez ultrajada de las señoras que lícitamente intentaron espantar la soledad desde la red, donde además ayudadas por tú propia fantasía construyeron paraisos en páramos más facilmente, y del otro la resignación humorística de la cruzada, sin duda fruto de la madurez. Interesante instante sociológico.
Hay tanta soledad, que hace que la gente pierda la cabeza ante una palabra amable, una historia que a mi me a dejado un sabor agrio, y si yo también supongo que ante una situación así sólo queda reaccionar con humor.
Jajajaja no me había enterado de la noticia. Lo cierto es que la picaresca no tiene límite, y la candidez...tampoco.
Un beso guapa
Me has hecho reir mucho con la forma en que lo has contado; casi dan ganas de alistarse. Es una historia bien curiosa. No dejo de sorprenderme con las dotes teatrales que tienen algunos. Cómo se puede tener tantísimo morro... Porque vale que es fácil ser un perro puntualmente, pero para llegar a lo de este señor, hace falta tomárselo muy en serio.
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