
Si por un lado debemos felicitarnos por vivir estos tiempos de avances científicos y tecnológicos, donde la información entra en nuestras casas con sólo darle a un botón, también debemos lamentarnos por lo que todo ello arrastra consigo. Pocas veces somos conscientes de que esta metralla contínua nos deja a la deriva de nuestras propias convicciones, hasta tal punto de que uno ya no sabe si piensa en un sentido o en otro. O, simplemente, si no piensa en ello en absoluto.
Leamos El Mundo, ABC, El País, La Razón...cambiemos de La Sexta a Intereconomía, Telemadrid, La 1...En nuestras manos tenemos un crisol de noticias - gracias a Dios yo me alegro de esa posibilidad que el siglo XXI me permite -. Ahora bien, lo que desearía es poseer la información, no la opinión de todo bicho viviente con derecho a plasmar su pensamiento por tener en su mano el título de periodista ( a veces, ni eso). Porque resulta que, quiera o no, por mis ojos y mis oídos penetran opiniones ajenas incluso antes de haber dispuesto de un tiempo mínimo de reflexión, y así me encuentro con una contaminación infiltrada gota a gota imposible de blanquear a posteriori.
Podría mostrar cualquier ejemplo de los miles que se me ocurren, pero voy a poner uno que me ha sorprendido esta mañana, a raíz de la visita del Papa. Parece ser que, durante la misa de consagración de la Sagrada Familia, un grupo de monjas salió, trapo en mano, a limpiar el aceite derramado sobre el altar del ritual. Se dice que es el único momento en que se observa presencia femenina durante toda la celebración y, aquí viene el rasgarse las vestiduras, ya es delito que asomen con el fin de limpiar la casita, lará lará larita.
Oigo protestas, contraprotestas, pasar de puntillas sobre el asunto o clamar a la Secretaría de Estado para la Igualdad. Y yo me pregunto : ¿Qué opino? ¿Me indigno o no me indigno? ¿Es grave o es una nimiedad?
Luego, mas tranquilita y en quieto diálogo conmigo misma, caigo en la cuenta de que, en realidad...¿tengo que opinar forzosamente?
Por favor, quiero un poco de tranquilidad.
Quiero que me informen, pero que no me contaminen.
Si es posible.