Un espejo siempre expele un humo misterioso tras su capa cristalina, si es contemplado por los ojos de quien lo quiera ver. Te plantas delante de él esperando encontrar tu imagen certera y un dia encuentras a un desconocido que te observa con tus mismas pupilas, pero con otra alma. O sin alma.
Te revuelves inquieto esperando ver desaparecer ese fantasma invasor de tu cuerpo y desvías la mirada unos segundos, pero esa imagen te devuelve una y otra vez un pozo insondable de fría indiferencia. Ese no eres tu.
Mejor alejarse y volver en otro momento, cuando se haya ído el otro y tu alma campee ufana de nuevo por sus dominios.
Su evolución y su interés tiene un largo recorrido en la Historia de la Humanidad (nadie se alarme, no voy a extenderme en ello, sobre todo porque no tengo ni idea).
Basta un metal bruñido, un cristal sobre estaño o las aguas calmas de un lago para ver el reflejo del mundo. Y digo bien: el reflejo, porque lo que allí vemos nunca es el objeto en sí mismo. Las apariencias que queremos mostrar las preparamos delante del espejo, los defectos que ocultar, ídem. Ensayamos gestos, posturas, patrañas. Las trampas y los trucos desplegan su espectro de colores a pocos centímetros de él.
Si nos ponemos filosóficos, resulta que Sócrates recomendaba el uso del espejo a sus discípulos para que, si se veían hermosos, se hicieran moralmente dignos de su belleza, y, si eran feos, lo remediaran mediante el cultivo de su espíritu.
Siglos mas tarde Séneca afirmaba que los espejos fueron inventados para que el hombre se conociera a sí mismo, se estudiara concienzudamente, no para que se acicalara en lo físico.
San Anselmo, en su fervorosa búsqueda de Dios, utilizó frecuentemente "la imagen especular" que el hombre tiene de lo divino. Dios habita una luz inaccesible y el hombre sólo posee de él, por medio de su conocimiento natural, una visón indirecta (un reflejo imperfecto y plano).
Si nos ponemos mundanos, resulta que cada mañana una servidora disimula ojeras y palideces con toda la magia que la cosmética pone a su alcance. A media tarde vuelve a retocarse, y si sale de noche, redoble de campanas, es decir, le añade rímmel. También ésta que os habla tiene sus momentos filosóficos frente a esa imagen que a veces le es tan extraña.
Pero hoy estamos mundanos, habíamos quedado, y esa sería otra historia.
Te revuelves inquieto esperando ver desaparecer ese fantasma invasor de tu cuerpo y desvías la mirada unos segundos, pero esa imagen te devuelve una y otra vez un pozo insondable de fría indiferencia. Ese no eres tu.
Mejor alejarse y volver en otro momento, cuando se haya ído el otro y tu alma campee ufana de nuevo por sus dominios.
Su evolución y su interés tiene un largo recorrido en la Historia de la Humanidad (nadie se alarme, no voy a extenderme en ello, sobre todo porque no tengo ni idea).
Basta un metal bruñido, un cristal sobre estaño o las aguas calmas de un lago para ver el reflejo del mundo. Y digo bien: el reflejo, porque lo que allí vemos nunca es el objeto en sí mismo. Las apariencias que queremos mostrar las preparamos delante del espejo, los defectos que ocultar, ídem. Ensayamos gestos, posturas, patrañas. Las trampas y los trucos desplegan su espectro de colores a pocos centímetros de él.
Si nos ponemos filosóficos, resulta que Sócrates recomendaba el uso del espejo a sus discípulos para que, si se veían hermosos, se hicieran moralmente dignos de su belleza, y, si eran feos, lo remediaran mediante el cultivo de su espíritu.
Siglos mas tarde Séneca afirmaba que los espejos fueron inventados para que el hombre se conociera a sí mismo, se estudiara concienzudamente, no para que se acicalara en lo físico.
San Anselmo, en su fervorosa búsqueda de Dios, utilizó frecuentemente "la imagen especular" que el hombre tiene de lo divino. Dios habita una luz inaccesible y el hombre sólo posee de él, por medio de su conocimiento natural, una visón indirecta (un reflejo imperfecto y plano).
Si nos ponemos mundanos, resulta que cada mañana una servidora disimula ojeras y palideces con toda la magia que la cosmética pone a su alcance. A media tarde vuelve a retocarse, y si sale de noche, redoble de campanas, es decir, le añade rímmel. También ésta que os habla tiene sus momentos filosóficos frente a esa imagen que a veces le es tan extraña.
Pero hoy estamos mundanos, habíamos quedado, y esa sería otra historia.
22 comentarios:
Me dejas anonadado, Mery. Después de leer tu entrada cuando mañana me mire al espejo voy a ver de todo menos mi cara. Si me corto afeitándome es culpa tuya.
Un abrazo
YO ME MIRO EN EL ESPEJO Y ME DIGO
JODERRRRRR QUE VIEJA ESTOYYYYY, QUIEN TE HA VISTO Y QUIEN TE VEEE MANGAS VERDES,¿Y ESTA ARRUGAAAA? ¿Y ESTA CANA? Y ESTA GORDEZZZ?
QUE MIERDAAAAAAA...
Y ASI DIA TRAS DIA.
NO USO MAQUILLAJE... EN CONTADAS OCASIONES Y... LUEGO LA PEREZA DE QUITARSELO ANDA YAAAAAA
EN FIN EL ESPEJO ES MARAVILLOSOOOOO AL FIN Y AL CABO NOS ENSEÑA LA PUTA REALIDAD... PORQUE NI SIQUIERA UNA FOTO, HAZTE UNA FOTO EN UN ESPEJO Y VERAS COMO TE VES DIFERENTE EN LA FOTO A COMO TE VES EN EL ESPEJO
¿ESPEJITO MAGICOOOOOOOOOOO...? ¿QUIEN ES LA MAS GUAPA DE ESTE REINOOOOOO?
MERYYYYYYYYYYYYY
BESOS GUAPA
No me atrevo a piropear a la chica de la imagen colgada porque no estoy segura de que seas tú. Confiesa si eres la guapa de detrás del espejo y delante de la lente de la cámara.
Por lo demás, el espejo refleja, más que una imagen, la imagen que nuestros ojos devuelven a un cerebro que así funciona dependiendo del estado de ánimo.
A veces no me gusta mirarme y me veo fea, pero lógicamente sé que no puedo estar peor que el día anterior.
Otras (las menos), cuando estoy realmente guapa, alegre de ánimo, bien vestida y maquillada, no puedo dejar de mirarme hasta ahogarme en el charco de mi reflejo, ja, ja.
Besos, Mery.
A los espejos los carfga el diablo, Mery. Pueden ser nuestros mejores aliados en días de guapo subido (todos los tenemos, en fin) y nuestros más feroces enemigos en días de ojeras o arrugas renacidas. Por eso hay que acordarse de lo bueno cuando nos vemos mal y viceversa. Y saber que en este mundo, en verdad, todo es parte de un reflejo. Ya lo dijo Platón, vaya.
Los espejos más veraces eran los que estaban en el callejón del Gato de Madrid, según Valle Inclán en su "Luces de Bohemia".
Si, ese callejón donde está el bar con las mejores patatas bravas del planeta...
Buen ejercicio ese del espejo, como pone una bella dedicatoria del libro de un tío mío sobre mi abuelo Adriano del Valle
"A mi sobrino Nacho este libro espejo del alma de su abuelo"
Y el espejo de cristal en ocasiones también refleja cuando nos miramos serenamente el espejo de nuestra alma.
Y otra frase desnudo ante el espejo es como si nos sincerásemos con él.
Interesantisima entrada querida amiga.
Cuídate
Parsimonia: sí, soy yo la del espejo deformado. Gracias por tu piropo, o requiebro, como se decía antiguamente. Por cierto, me ha encantado lo de ahogarte en el charco de tu reflejo. Una frase genial.
José Miguel: no te cortes, por favor. Sería fatal para mi conciencia y ¿qué cara de matarife me vería yo la próxima vez que me asomara al espejo? Hágame usted el favor.
Mami: tus comentarios, como siempre, rezuman guasa y salero. Porque todo lo que te ves es sencillamente imposible. Véase cuando vas al lado de tu hija, si parecéis hermanas...
Juan Antonio: faltaba Platón por asomarse al párrafo filosófico. Tu sabiduría enciclopédica no tiene parangón y yo encantada de que asome por esta casa.
Enrique: con el inicio de tu comentario sacarías una buenísima entrada en tu blog. Una de tantas, vaya. ¿Cómo fué tu dia de cumple?
Un beso a todos
Prometo regresar màs tarde, y leerte con màs calma!!
Un texto tuyo siempre merece leerse con calma.
Si eres tu la de la foto, te dire que me a encantado conocerte!!
Besos y muchos màs.
Anda, Mery, se te escapó la cara y ya la conocemos, por más que la deforme ese espejo. Es lo mejor de tu entrada de hoy. Un abrazo.
Alegra saber al cabo del tiempo que sea, con quien te comunicas por este medio....
Ya van quedando menos a los que poner cara....
Lo mismo te he visto por Madrid, en alguna ocasión...
un saludo, mery
Leyendo tu entrada me ha venido a la memoria toda la pintura en la que un espejo es protagonista (Velázquez, sobre todo) y esos famosos espejos del callejón del Gato, donde las patatas bravas, ahora -como sabes- sustituídos por otros. En cuanto al espejo de primera hora de la mañana, chica, yo procuro no fijarme mucho (sólo si tengo o no huellas de espuma de afeitar o dentrífico, no vaya a ser que se rían de mí en el metro).
Pues ya puedo decirte que eres guapísima (aunque tú ya lo tienes que saber) y que ni siquiera la torsión especular puede estropear esos ojos tan vivos.
Y termino que después se me cuestionará mi orientación sexual :D.
Besos
Onda: qué bonita dedicatoria la de ese libro que tienes. Suena bien foneticamente y en su significado: libro reflejo del alma...
Gracias por tus palabras.
Amanecer: bien hallada siempre por aquí. Gracias
Antonio: no se cómo tomarme tu comentario, jajaja. Es broma, gracias siempre.
Wallace: es verdad,vernos las caras después de tanto recorrido a la par, disgustillos mexicanos incluídos ¿recuerdas? Vaya historias de comienzo.
Deme: las mujeres ya se sabe cómo somos cuando nos disponemos a emperifollarnos ante un espejo. Nunca estamos satisfechas, ay.
Y si, la literatura que ha surgido toda la vida en torno al espejo hay que tenerla en cuenta. Qué poco se le presta atención.
Parsimonia: eres francamente amable, pero déjame decirte que no soy guapísima, ni mucho menos. Tengo mis dias y depende de las fotos también, claro está.
Un beso, de corazón (y me callo, no sea que se dude de mi orientación también, jajaja)
Un abrazo a todos
¡¡¡Guau!!! ¡¡¡Eres la del espejo!!!
Mejor de lo que pensaba, y pensaba mucho y bien. ¿Cuándo vienes a Marbella?
Besos canallas
Octavio, te devuelvo la pregunta: ¿cuándo vienes a Madrid?
Un beso, canalla
Estuve no hace mucho, e incluso me nevó. La próxima aviso, je, je.
Mirando la foto se te ve radiante, a mi me pasa lo contrario que actualmente me veo fatal, los años no perdonan, cuando me vuelva a mirar recordare este blog. Un abrazo. Olalla.
Octavio: pues avisa y nos tomamos un café. Prometo no acosarte.
Un beso
Olalla:con el espejo hay que tener paciencia, a veces es muy cruel y es mejor evitar esos dias. Pero ten presente eso: son sólo dias sueltos; seguro que eres estupenda.
Un beso
Feliz cumpleaños para tu blog, Mery. Las gracias también te las doy yo a ti por acordarte de mi de vez en cuando y regresar a leerme. Es difícil al principio encontrar sentido al escribir unas líneas públicas periódicamente. Pero cuando se ve que empiezan a apilarse con el tiempo, empieza a aparecer el sentido y la coherencia, y eso es muy satisfactorio. Un abrazo!
Gracias, Agurdión: creo que a todos nos ocurre lo que acabas de describir.Uno se encuentra perdido, casi absurdo, en los comienzos. Luego el blog rueda por sí mismo, casi con vida propia.
Un beso
Conozco perfectamente esa sensación que describes al principio de la entrada, es curiosa y se acrecienta cuanto más rato te vas observando es como si hubiera dos seres, el que crees que eres y el el que eres.
Ahora sí, en serio: no creo que necesites muchos afeites mi arreglos, pues a pesar del espejo deformante veo a una chica muy guapa. Miel sobre hojuelas: de tu inteligencia y sensibilidad ya yenía constancia. Un abrazo.
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