El haberse criado entre hermanas solamente tendrá sus muchos contras, pero también unos cuantos pros.
Entre ellos, haber desarrollado un idioma propio e incomprensible para el resto, creado así como quien no quiere la cosa a base de añadidos paulatinos, ecléctico, una frase de tal película por aquí, la palabra que utilizó un niño por allá, el parecido entre éste y aquél.
Solemos hacer uso de él en cualquier momento, inconscientes la mayoría de las ocasiones porque ya forma parte de nuestro argot diario. Es cierto que a menudo nos viene de maravilla para transmitirnos mensajes cifrados en presencia de extraños, sin necesidad de faltarle al respeto a nadie. Ejemplo: vamos de tiendas y una de nosotras va a comprar a toda costa un esperpento de objeto, ropa, o lo que sea. La dependienta está delante poniendo su empeño en engatusar a la víctima, entonces, la hermana lúcida le comenta a la hermana trastornada: pero mujer, acuérdate de que ya tienes uno muy parecido en casa, mira otra cosa. Y la frase actúa como elixir curativo de efecto inmediato: como por ensalmo, la razón vuelve a gobernar su cabeza.
Tenemos claves para casi todas las situaciones imaginables, imposibles de relatar en las angosturas de este medio, sin embargo, no puedo dejar de contar algo que nos acaba de ocurrir y que ya me extrañaba no haberlo vivido antes.
Una de nuestras especialidades es sacarle parecido a las personas que conocemos, principalmente con estrellas de cine o de la canción y uno de los agraciados es el director del banco que lleva la cuenta de mi madre. Hace pocos dias nos llamó para hacer un cambio y corrimos la voz entre las hermanas: oye, que nos quiere ver Lorenzo Santamaría ( que en realidad se llama Juan Antonio, pero es exacto al cantante Lorenzo Santamaría e igual de atractivo).
Una de nuestras especialidades es sacarle parecido a las personas que conocemos, principalmente con estrellas de cine o de la canción y uno de los agraciados es el director del banco que lleva la cuenta de mi madre. Hace pocos dias nos llamó para hacer un cambio y corrimos la voz entre las hermanas: oye, que nos quiere ver Lorenzo Santamaría ( que en realidad se llama Juan Antonio, pero es exacto al cantante Lorenzo Santamaría e igual de atractivo).
En su despacho nos plantamos bien de mañana. Entre saludos y ofrecimientos galantes de café, mi hermana mayor sesgó el aire: bueno, Lorenzo, tu dirás que nos quieres.
Un silencio de apenas tres segundos y cuatro carcajadas al unísono dejaron a Juan Antonio completamente desconcertado.
17 comentarios:
Sois terroríficas de una en una, así que de cuatro en cuatro... mejor no pensrlo. Besos (para las cuatro).
P.S: Si quieres, puedes llamarme Lorenzo.
Qué bueno!, jajaja
Es genial esa complicidad.
Seguro que algunas veces, con miraros sobra.
Un beso, Mery.
Que peligrooooo.
Yo es que cuando estaba de moda Lorenzo Santamaría era muy niño...
;-)
¿Es cierto que hoy es tu cumple, como he leído por ahí? Si es así, felicidades dobles (por eso y por la entrada). Si no, también.
Octavio: ahora va a resultar que te asustan las mujeres.Por cierto, hasta que no te vea no podré sacarte un parecido a algún famoso. Para eso soy única.
Terpsicore: si, a veces nos basta una mirada, o simplemente una palabra clave.
Onda: otro miedica, será posible.
Juan Antonio: mi cumpleaños fué el dia 16, pero gracias de todos modos, por ambas partes.
Enrique: no cuela, nooooo. A lo mejor no te gustaba su estilo, que ya es otro cantar, y nunca mejor dicho.
José Ignacio: yo tampoco me puedo imaginar esta situación con varios varones en escena. Como la noche y el dia.
A todos, un abrazo y gracias, como siempre.
Si tu fueras mi mujer, mi compañera, y te tuviese conmigo, si tu quisieras...qué majo Lorenzo Santamaría...
A veces no le encuentro un parecido a la gente y, entonces, en mi calle por ejemplo distinguimos a dos mujeres: la gorda y la culo gordo, ja, ja. Son distintas.
En el bloque de mi abuela hay una cotilla que es la "loca té-whisky" de toda la vida y la pobre mujer no parece loca, pero nos gusta poner motes a los vecinos.
Besos
Hace un par de dias te conteste, pero veo que no lo has recibido. Te comentaba que a mi con mis hermanas, me pasa lo mismo sin casi empezar a decir una frase, ya nos hemos entendido y acabamos riendonos, ahora somos tres, pero eramos cuatro, ya que la mayor murió con 29 años. Es estupenda esa complicidad. Ojala dure muchos años. Besos.
Olalla.
En mi caso somos cuatro hermanos, Mery, y ahora tengo tres hijos varones y en menos de dos meses, si Dios quiere, viene otro varón. ¡Pobres mi madre y mi sufrida esposa! Nosotros también tenemos un lenguaje propio, pero es más gutural, más táctil, menos sutil, no sé si sabes a qué me refiero. En vez de tener complicidad como tú con tus hermanas somos cómplices de las fechorías del cafre de turno. Un abrazo.
Por dios Mery, tu si que eres encantadora, y tus historias lo son màs aùn, imagino a las cuatro fantasticas, que han de ser un torbellino en acciòn :D
Besos y muchos màs.
A mí me pasa como a José Miguel: una hermana y seis machos, pero sí que tenemos claves lingüísticas. Pero reconozco que no hay nada que iguale a la complicidad y la sutileza femenina.
Deme, te sabes de maravilla al Santamaría. Aunque ahora resulte hortera (qué palabreja) a mi me encantaba.
Parsimonia: lo de los motes dá mucho juego, a veces cruel, pero en fin, así es la vida. Muy graciosa tu, o salerosa, que suena mejor.
Olalla: siento leer lo de tu hermana. Seguro que sigue riéndose con vosotras, incluso os inspira alguna de vuestras complicidades, si señora.
José Miguel: entiendo muy bien el lenguaje entre tus hermanos, y me hace reir sólo imaginarlo. Y me uno al lamento "pobre madre y pobre de tu mujer", tanta testosterona junta. Ave María Purísima.
Amanecer: siempre tan amable a tan larga distancia. Un besazo
Jesús: al haber en tu caso un elemento femenino en discordia, pondrá también concordia e imaginación en vuestro lenguaje. Para veros juntos.
Gracias a todos. Os deseo un feliz fin de semana.
Y cuando soy malas que miedo, pobre del que caiga en desgracia, jejejejeje
Una sonrisa amplia mientras te leía. Os imaginaba a la perfección. Hasta el timbre de vuestras voces retumbaban en tus palabras.
Esa complicidad y ese entendimiento en clave son de las cosas que se echan de menos cuando estás lejos de los tuyos.
Un besito, Mery.
Pe-Jota: ¿malas nosotras? Nooooo.
Un beso
Madame: si, tu sabes muy bien de qué se habla en esta entrada, aunque en tu caso haya elementos masculinos añadidos.
Un beso
Me siento identificada con lo que dices. Mi hermana y yo tenemos un idioma propio. Cada persona de la familia tiene un nombre inventado por nosotras, deformamos palabras, añadimos morfemas, cambiamos la sintaxis simplificándola, por ejemplo, para decir "¿nos vamos a jugar con los papás?" diríamos "¿Se vamos a jungá con los guaus?, jajaja. Tengo 30 años y aún lo usamos (sólo en ámbito familiar, por supuesto). También sacamos parecidos razonables :-)
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