Bajo el título Proverbios y Leyendas agrupó el cineasta Eric Rohmer una saga de siete películas rodadas en la década de los 80 y que actualmente se puede ver al completo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
Descubrí al director francés hace muchos años, diría que veinte, de forma completamente casual, en un ciclo que le dedicó TVE2 los sábados por la noche. Desde entonces no pierdo ocasión de ver cuanto se presenta de él y ahora acudo al Círculo casi todas las tardes. El viernes tocó "Le Rayon Vert" en versión original rodada en el año 1986.
La leyenda del Rayo Verde, ya contada por Julio Verne en su novela homónima, dice que todo aquél que lo divise será capaz de comprender los sentimientos de cuantos le rodean e, igualmente, una pareja que lo contemple juntos llegará a enamorarse. Las posibilidades de captar esos segundos de haz verde al ponerse el sol tras el horizonte son escasísimas, porque se precisan unas condiciones climáticas muy concretas y de rara conjunción. Por ello el mito que acompaña estos atardeceres imposibles hace que el tema vaya rodeado de gran encanto.
Imaginad lo que suponen esos segundos de gracia celestial en verde, cuando un simple hecho de refracción solar, es decir, un fenómeno físico que nada tiene de alucinación, otorga la capacidad sublime de comprender a nuestros semejantes
y ponernos en su lugar en todo momento y situación. Cuántos malentendidos y tontunas cerriles nos quitaríamos de un plumazo. Sin olvidar que de ser cierta la segunda parte de la esperanza, a los solitarios de corazón se les brinda la posibilidad de un enamoramiento en toda su plenitud.
No sé vosotros, pero una a veces desearía que ciertas leyendas fueran realidad, aunque sólo fuera para volver a ese estado de la niñez en que sueños e imaginación se confunden con la realidad misma, haciendo de nuestras veinticuatro horas un día digno de ser vivido.
14 comentarios:
Debo confesar, no sin cierto pudor, que no he visto ninguna película de Rohmer. Imperdonable.
En cuanto al rayo verde, hace poco un amigo me habló de este fenómeno y me quedé totalmente fascinada y ahora, como una providencia, tú nos hablas de ello. ¿Qué sería de nosotros sin los sueños? Son el alimento del alma. Puede que nunca veamos el rayo verde, pero contemplar un ocaso tras otro con esa ilusión, por fuerza nos tiene que reportar esa sensación benefactora que nos recuerde la cándida niñez cuando todo eran sueños.
Es curioso, Mery. Hace poco estuve pensando sobre el rayo verde y estuve a punto de hacer una entrada, aunque en tono más jocoso que la tuya. Yo creo que cada uno de nosotros debemos buscar ese rayo verde, pero no en el cielo, sino en nuestro interior.
Por cierto, la última vez que leí sobre el rayo verde fue en mi blog en un comentario de er Tato, que lo identificaba ¡con el Betis! En fin, sin comentarios...
Yo sí vi el Rayo Verde, creo recordar que fue en los Alphaville en Madrid y debió ser recién estrenada (porque en el 87 dejé Madrid). En esa época odiaba el cine francés (me exasperaba el recurso a los lentísimos primeros planos y a que "nunca pasara nada"), pero salía con una chica que lo adoraba y, ya se sabe, las mujeres son las que deciden. La cosa es que apenas recuerdo la peli, sólo vagamente que me gustó y que, después de esa, vi varias más de Rohmer. A ver si, aprovechando este post tuyo, la vuelvo a ver. Un beso.
Me gustaría que ese rayo verde cayera junto a mi madre, para poder comprenderla. A veces dos almas tan cercanas, genéticamente, son más distantes entre ellas que si cada una estuviera en un polo de la tierra.
Por otra parte, las leyendas nos rodean en la vida en forma de supersticiones, oraciones y deseos.
¿Quién no ha puesto toda su esperanza en un hecho absurdo como condición para que se cumpliera un deseo?
Besos.
Ojala fuera verdad esa leyenda. Me encantaria ver ese rayo verde. La de cosas que se podrian arreglar.
Un beso.
Olalla.
Madame: bonita coincidencia, ya veo. Hay tantas cosas que desconocemos ¿verdad?
José Miguel: lo del Betis y er Tato tiene mucha gracia. A ver si escribes sobre el rayo verde, estaré atentísima.
Miroslav: por mi parte te comento que el cine, como tantas cosas mas de la vida, se aprecia de forma diferente según la edad que tenga uno. Y el cine francés tiene unas características que no a todo el mundo le gusta.
Parsimonia: ojalá se cumplan tus deseos; ojalá las leyendas positivas tuvieran efectos reales sobre nosotros... Todo el ponerle voluntad.
José Ignacio: no sé si entiendo bien lo que quieres decir con lo de tu visita al Prado.
Olalla: cuando vuelva al mar miraré obstinada el ocaso, a ver si hay suerte y lo veo. Espero que tu tamién lo puedas contemplar algún día y mas tarde comentaríamos los resultados.
Un abrazo a todos
Uy, yo creo que mirar fijamente al sol mucho rato es malo para la vista, no me extraña que la gente vea cosas verdes, doradas o negras. En cuanto a Eric Rohmer es un director interesantísimo, esas parejas de jóvenes hablando de lo divino y lo humano, me chifla.
Deme: mas que ver cosas raras, se acabaría por no ver NADA, ceguera absoluta. Me alegra saber que te encanta este director francés: a mí también me parece que es muy interesante y deseando estoy que se reponga alguno de sus otros ciclos.
Un abrazo
Yo también vi aquel ciclo en la 2 del profesor Rohmer y me enamoré de sus cuentos...
Saludos
No había oído antes esa bella leyenda gracias por trérnosla querida amiga, y que seas testigo.
Ojalá fuera verdad !!!!, pero aunque esto no pase de ser un excelente deseo, lo que sí que es una maravilla es el poder disfrutar de filmografía de Rohmer, sobre todo de mi favorita "Pauline à la plage"
Noelplebeyo: por lo visto el año pasado hubo otro ciclo enverano, pero no me enteré, una pena.
Onda: también te deseo que tus ojos lo vean ( y la leyenda se haga realidad).
Pe-Jota: Pauline en la playa también la ponían estos dias, pero no pude verla. Me faltaron dos y ya no hubo mas fechas.
Un abrazo a todos y gracias
Quizás, el hecho de buscar con anhelo el rayo verde hace innecesaria su existencia. Como decía Kavafis:
"Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas."
Saludos.
Juan Carlos, las palabras que me recuerdas de Kavafis encierran una gran verdad. Lo que hace interesante el camino es la vivencia en sí, no la meta.
Las leyendas aportan ilusión, sueño de un sueño, también muy necesario en la vida.
Gracias por tu comentario, un abrazo
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