Me ha llegado el turno de contar cómo nos conocimos mi amado y yo (aún no puedo calificarlo de ex amado, porque continúo enganchada a su rastro como una posesa), pero eso es tema para otro dia.
Ya he dicho que Arturo es abogado; bien, pues en aquellos dias su bufete llevaba un caso de entramados mercantiles en el que uno de los implicados era mi jefe, nada ilegal, aclaro, pero todo muy complicado y pesado de organizar. Mi jefe me pidió que yo llevara el tema y por ello tuve que presentarme oficialmente en el despacho de su abogado - el interfecto-, cargada hasta las cejas de carpetas y cds. Era un 4 de abril, bien lo recuerdo, lluvioso, perfecto, de los que a mi me gustan .
Llegué muy pillada de tiempo, un poco azorada, porque suelo ser muy puntual en mis citas profesionales, y me descoloca parecer informal. Su secretaria, mujer que sin duda debía ser muy eficiente, pero también muy borde, me miró con cara de pocos amigos sin apiadarse de mis brazos doloridos por el peso ni de mi pelo desaliñado por la lluvia, y me recalcó bien clarito que Don Arturo me esperaba hacía ya rato. Una bruja, ya digo. Me pasó a una salita decorada en gris y me hizo esperar al tuntún, mientras yo pensaba "joér, si tan preciado es su tiempo, a qué tanto relajo ahora". Una bruja, repito, seguro que a Don Arturo ni le dijo que había llegado la pringada de la empresa X hasta pasados 10 minutos. Bueno, sigamos, que me entretengo con las musarañas. El caso es que cuando le dió la real gana vino por mí para conducirme, muy estiradita y silenciosa, al despacho de su jefe, del hombre que íba a poner patas arriba toda mi existencia con el simple acto de traspasar su puerta.
De primeras Arturo me quitó de las manos buena parte de la carga que ya amenazaba con dejarme manca para los restos, a la par que quitaba importancia a mi retraso porque "estos dias de lluvia Madrid es un churro de tráfico", y me dedicaba una media sonrisa blanca y morena. Mi nerviosismo íba en aumento piano piano........Me hizo sentar frente a él y su par de ojos pardos y en ese estado anduvimos casi una hora aclarádonos con el caso, comentando el método que él ya había previsto, etc, etc. Entre medias, uns cuantas llamadas interrumpiendo brevemente (que él solventaba con mucho arte y educación), y la bruja asomando su verruga peluda por la puerta por si deseábamos un café - para mí que nos espiaba - .
Si algo me sedujo de Arturo por encima de todas sus cualidades, en esta primera toma de contacto, fué su sentido del humor, con qué gracia me sacaba de errores o divagaciones - muy propias en mí cuando el corazón me galopa como un pura sangre -. Su media sonrisa pasó a ser abierta y franca, y al final, una carcajada tras otra nos unió ya irremediablemente, aunque éramos aún muy ignorantes de lo que se nos avecinaba. Nuestros ojos se debatían intermitentes entre miradas largas y evasiones absurdas hacia la ventana, la lámpara o el cenicero, y yo tiré varias veces su lápiz al suelo. Él jugueteaba con unos clips, los deshacía y deformaba con sus grandes manos hasta que acabó tirándolos a la papelera con un gracioso "ya ves, Sandra, cómo me voy cargando media oficina ". Adorable.
Su voz sonaba, su voz es....perfecta. Varonil, no muy ronca pero grave, bien modulada, calmada, idónea para los varios idiomas que luego me enteré que dominaba. Siempre supo utilizar correctamente ese don suyo para seducir a la gente, incluída yo. Voz y labios, bonita combinación para perderse en ellos.......Cuando por fin me levanté de la silla ya tenía muy claro que ese hombre me gustaba a rabiar, e intuía que yo a él también, aunque fuera solo un poco, porque al despedirse y darme dos besos casi me abrazó como a una novia. Me pidió mi teléfono personal "para evitar interferencias en nuestras comunicaciones " - qué pillín - y yo no tardé ni un segundo en soltarle las nueve cifras como una locomotora - qué pillina -. Me acompañó hasta el descansillo del ascensor y me volvió a soltar un par de besos, ahora mas delicados. "Lo he pasado muy bien contigo" , me dijo, como si hubiéramos estado en el cine o cenando; " Eso suena muy poco profesional" , pensé yo, pero me lo callé y solo supe responder con una sonrisa colgate envuelta en un rubor integral, y un "hasta pronto ". De lo que sucedió el resto del dia 4 de abril no tengo constancia, para mí solo hay una imagen, un sonido y un ataque al corazón.
Ah, por si alguien se ha engañado con la imagen de este post, no, no hubo sexo de ninguna clase encima de su mesa. Eso lo dejamos para mas adelante.
6 comentarios:
De película !!!!
Desde luego, querida mía, me tienes absolutamente enganchada con tu historia. Cada día estoy deseando encontrarme con una nueva entrega...
Claro, guapa, con esa voz y esa sonrisa, como para resistirse.
X
Eso de que "ha sonado proco profesional", yo lo veo justo al contrario: tan tremendamente profesional que dejó pillada a Sandra. Sí señor, todo un profesional...
Ahora entiendo más tu predilección por los días lluviosos y grises ;-)
ya, para más adelante, pero...¿sobre la mesa?
;)
La última frase encierra toda una maldad: aquí estaremos, día a día, hasta que nos lo cuentes, pillina...
Qué malas sois las mujeres hablando de otras mujeres. Jajaja. Esa descripción de la secretaria..., muy real.
Un abrazo.
Publicar un comentario